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Un sueño cumplido: La Camerata de Coahuila

Fernando Martínez Sánchez (Cronista de la ciudad)

Es indudable que los laguneros son aficionados a la música. Se interesan en ella. Así lo demostraron el 16 de octubre, a las 20:30 horas, al abarrotar el Archivo Municipal Eduardo Guerra donde fue presentada por Ramón Shade y Alejandro Misael Alvarado la monografía –distinguida con mención honorífica en reciente concurso de ensayo histórico- que sobre la Camerata de Coahuila escribió Rosita Gámez Reyes Retana.

A los ocho años de fundada, su director Ramón Shade acudió a hablar no de la Camerata sino del ensayo de Rosita, quien se remontó a la música náhuatl, de la cual hay poca información. Cuando Carlos Chávez compuso su Sinfonía India no había noticia de los instrumentos de la música indígena, salvo de la flauta que, también, les servía para tocar música pentatónica, como la interpretada por otras civilizaciones primitivas. La invención del pentagrama por Guido de Arezzo fue una maldición para la música, puesto que limitó, por una época, la libertad de creación que tiene la música que hoy se toca –comentó Shade.

Entre los tres grandes de la música mexicana, Ramón colocó en primer lugar a Silvestre Revueltas, los otros dos serían Chávez y Ponce, aunque reconoció la labor realizada por Moncayo y Blas Galindo, de la generación siguiente. No olvidó mencionar a Ricardo Castro (1864-1907); con su ópera “Atzimba”, se pretendió reinaugurar en Durango el teatro que lleva su nombre. Platicó Ramón Shade que no lograron su intento, pues la música de dicha ópera –una de las cuatro del compositor- cuya última puesta en escena fue en 1940, se perdió en los archivos del INBA.

La intervención de Shade estuvo salpicada de anécdotas, entre otras la del primer tenor, escogido por Rossini, intérprete de “El barbero de Sevilla” (1816), un tal Arturo García, quien guardó un mal recuerdo de Coahuila, pues al atravesar la frontera con Estados Unidos fue asaltado. Lo dejaron con lo que traía puesto. El último violín de Mercedes Shade, tía de Ramón, fue del maestro Rocabruna, director de la orquesta que antecedió a la Filarmónica de México.

Recordó las orquestas sinfónicas en Coahuila. En el gobierno de Óscar Flotes Tapia fue creada una sinfónica cuyo único concierto en esta ciudad –que yo me acuerde- fue tocado en el Auditorio Municipal. Entonces interpretaron, entre otras obras, la Quinta Sinfonía de Beethoven y la Pequeña Serenata de Mozart. También mencionó Shade a Cuco Mesta y Prócoro Castañeda, quienes animaron grandes orquestas, una foto de la organizada por éste aparece en Torreón, el libro de Pablo C. Moreno. Cuando tocó al público hacer preguntas, mencioné al maestro Esteban Alfonso, compositor de Comitán, Chiapas, autor del “Danzón Juárez”, quien logró formar una orquesta sinfónica en esta ciudad, cuya única presentación debe haber sido a principios de los años cincuenta en el Salón Javier, sostenido por los padres jesuitas. Don Esteban, que impartía clases de piano en su casa, a un lado de la botica Allende, por la calle Rodríguez, falleció poco después. Fue enterrado en el panteón Torreón, junto con su esposa doña Ofelia Albores. Su hija Lupe, el año pasado recogió sus cenizas y las llevó a Comitán.

Alejandro Misael Alvarado, integrante del taller literario del Teatro Isauro Martínez leyó unas cuartillas que fueron muy aplaudidas por su calidad y la edad de su autor: 17 años.

Se recordaron los esfuerzos en 1993 por integrar una sinfónica, atentados por la Casa de la Cultura de Torreón y el Patronato del Teatro Isauro Martínez, que se presentó en una audición frente a la señora Cecilia Ocelli de Salinas, a principios de los noventa. Ahí tocaban, entre otros: Ernestina Gamboa, el segundo violín; Emilio de los Ríos, el cello, y César Maytorena en el podio. Luego se integraría el Patronato de la Camerata que cristalizó un sueño, gracias a los esfuerzos de un grupo de entusiastas laguneros encabezados por Ricardo Santibáñez y su esposa Lucrecia; ésta, aconsejada por Tina Gamboa, llamó a Durango al maestro Ramón Shade.

Alberto González Domene invitó a escribir sobre la música popular en La Laguna y mencionó que Othon escribió aquí, tal vez la letra de “La Casita”. Qué de dónde amigo vengo/ de una casita que tengo...

La velada, presidida por Elisa Gutiérrez, directora del Archivo Municipal, fue muy cálida. Asistieron escritores, músicos, miembros de instituciones culturales y gente interesada en la historia de nuestra comarca quienes, junto con los amigos de Rosita la aplaudieron cuando la licenciada Gutiérrez le entregó la mención honorífica por su trabajo. Aquélla, a su vez, le agradeció su gentileza y del Patronato del Archivo, así como a las autoridades municipales y a la Universidad Iberoamericana (UIA), patrocinadores del Concurso de Monografía Histórica.

El ensayo de Rosita Gámez Reyes Retana, mientras no sea publicado, sólo estará en el Archivo Municipal a disposición de quienes se interesen en leerlo.

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