El mimo Marcel Marceau estuvo en Torreón, y nos contagió con su magia
TORREÓN, COAH.- El arte del silencio se hizo presente por una noche. Nunca antes, ese silencio había expresado tantas emociones y tantos sentimientos para formar historias de la vida cotidiana. Desde La Creación del Mundo y hasta El Fabricante de Máscaras, uno a uno fueron caracterizándose los personajes que ha hecho famosos “El Mimo Más Grande de Todos los Tiempos”: Marcel Marceau.
Como parte de su gira de despedida por México, el célebre mimo se presentó la noche del pasado viernes en el Centro de Convenciones de Torreón. Los laguneros acudieron al llamado y llenaron las butacas, sabedores de que sería su última oportunidad de apreciar el famoso espectáculo.
En punto de las 21:13 horas, empezaron a escucharse unos pasos en el escenario que auguraban la llegada del artista. Las luces del escenario se apagaron y en cuestión de segundos volvieron a prenderse para dejar al descubierto a dos de los pupilos de Marceau de su Escuela para Mimos en Francia, quienes lo acompañan en la gira. Ellos eran los portadores de un cartel en el que se inscribía el título de cada espectáculo.
Vestido completamente de blanco, el mimo finalmente aparecía en el escenario para ofrecer su visión acerca de La Creación del Mundo: los cielos y la tierra, el día y la noche, las plantas y los animales, fueron “creados” por las manos de Marceau.
Enseguida, un siguiente número: El Jardín Público. La escena típica de un parque, en el que se hicieron presentes el caballero que saluda a la gente mientras se acomoda el bigote; una señora que “chismea” con otra que teje; el pequeño que juega con su pelota; el joven que pasea al perro, el sacerdote que hace su acostumbrada oración; el vendedor de helados y el niño que los compra; y hasta la enamorada que deshoja una flor al tiempo que susurra el “me quiere, no me quiere”.
Y todas estas caracterizaciones, realizadas por una sola persona. Sin un vestuario, más que su típico traje; ni una escenografía, más que el fondo negro de las cortinas que cubrían el escenario. Y únicamente valiéndose de su lenguaje corporal: de sus manos, de sus movimientos, de sus pasos.
Una tercera historia, la que fue una de las más aplaudidas por los laguneros, es la titulada El Tribunal. Ahí, Marcel hace las veces de juez, acusado, abogado y hasta víctima. Un hombre es el culpable de matar a otro para robarle su dinero, y el juicio da un giro distinto, que arranca las risas del auditorio, cuando el acusado alega que lo hizo por los múltiples hijos que tiene, tantos que no le alcanzan los dedos de las manos para contarlos.
Un tono dramático, tomó la siguiente historia, en la que una mano siempre quiso opacar a la otra, demostrando que al final si trabajan en equipo es mejor. El título fue, precisamente, Las Manos.
Adolescencia, Madurez, Vejez y Muerte es uno de los espectáculos más celebres de Marcel Marceau, que también presentó en Torreón. Demostrando una maestría impresionante en el manejo de su lenguaje corporal, el mimo platicó acerca de las etapas ineludibles en la vida de todo ser humano.
Eran las 10:02 de la noche, y todo parecía indicar que la presentación de Marcel Marceau estaba llegando a su fin. Aplausos y más aplausos, que el mimo agradecía cortésmente. Las luces se apagaron, y cuando volvieron a prenderse, el letrero de la presentadora indicaba que lo mejor estaba por venir. Era tan sólo el intermedio.