La Temporada 2002 de la Liga Mexicana de Beisbol de Verano, marcó la quinta con Francisco Javier Cavazos Gómez al frente de la directiva de los Algodoneros de Unión Laguna, equipo que lamentablemente para los aficionados, una vez más fue comparsa en la Zona Norte, para hacer válidas las predicciones de Roberto Mansur Galán, antes del arranque del calendario regular.
En espacios anteriores se mencionaron decisiones que el tiempo se encargó de demostrar, no resultaron lo exitoso que se pensaba y fue así como año con año el equipo se desprendía de más peloteros de calidad en relación a los contratados. En el 2002 se extrañó la presencia de Fausto Cruz, Ángel Moreno y Emigdio López.
Fausto Cruz, el ídolo que tanta falta hacía
La mejor contratación de los Algodoneros en el 2001 fue el dominicano, Fausto Cruz, bateador consistente y oportuno, que con el guante se convirtió en garantía, primero en tercera base y posteriormente en las paradas cortas. El quisqueyano llegó para ser el ídolo que tanta falta le hacía a los aficionados laguneros y causó molestia el anuncio de su salida, a cambio de Kent Wallace.
Es cierto, Unión Laguna requería un relevo corto confiable, pero el precio pagado fue muy alto, porque con la salida de Fausto Cruz los Algodoneros perdieron un elemento que difícilmente se puede suplir, así se hayan tenido tremendos trabajos de Jorge Luis Valle y José Amador Rodríguez.
Antes de seguir con el análisis, es importante señalar que ni la directiva ni los propios peloteros engañaron; los refuerzos elegidos llegaron a la organización en base a sus números en otros equipos o incluso en ligas foráneas de calidad reconocida, sin embargo, al tratarse de seres humanos, estará siempre presente ese fantasma del fracaso, como sucedió en los Algodoneros.
Fausto Cruz regresó a los Leones de Yucatán y de allá vino Kent Wallace, pero a pesar de sus grandes números, no hizo el trabajo que de él se esperaba; el norteamericano fue dado de baja y en ese momento, automáticamente Fausto Cruz había sido un pelotero que salió de la organización a cambio de nada. Posteriormente en su lugar vino otro ex león de Yucatán, Carlos Chávez, con buenas campañas en la Liga Mexicana de Verano y el Pacífico, pero de resultados totalmente negativos en el Unión Laguna, en donde primero fue utilizado como relevo corto y al final en calidad de inicialista.
Emigdio López no quería venir a los Algodoneros en el 2000, pero se le ofreció un bono de cien mil pesos y el veracruzano aceptó, para terminar entre los máximos ganadores de la liga, con 13 victorias. Obviamente en el 2001, Emigdio López trató de conseguir la misma concesión, pero al serle negada, su trabajo resultó inferior al del año anterior. Al derecho veracruzano le correspondía abrir el último juego de la temporada regular en Gómez Palacio, frente a los Broncos de Reynosa, sin embargo se negó a acatar la designación de Francisco Chávez y no quiso subir a la loma, en su lugar el zurdo Ricardo Sandoval y el equipo visitante, de la mano de Raúl Cano, apaleó a los Algodoneros para asegurar así su calificación al play off.
La gerencia deportiva aplicó a Emigdio López la sanción correspondiente y al presentarse a cobrar el veracruzano su liquidación, la presidencia giró instrucciones para pagarle su sueldo completo; aparecía aquí una de las muchas diferencias entre los directivos, de las cuales ya se han señalado algunas.
El caso de Ángel Moreno también fue de resultados negativos; el zurdo manifestó deseos de jugar en el sur, pero en lugar de conseguir a cambio un pelotero de su categoría, fue vendido a El Águila de Veracruz, aunque el anuncio oficial hablaba de una negociación a cambio de Gilberto López y Francisco Goytia. “La Víbora” López vino de Veracruz en compensación por la venta de Ángel Moreno, o como se dice en lenguaje coloquial, a “taparle el ojo al macho”, para disfrazar más el movimiento, se agregó a Francisco Goytia, cuando este pelotero vino como agente libre de Piedras Negras, Coah., por cierto, a convertirse en uno de los grandes fracasos en la historia del Unión Laguna, afortunadamente ahí estaba José Amador para hacerse cargo del campo corto, porque con la llegada de Carlos Rodríguez, el capitalino era la elección obligada para segunda base.
La directiva a nadie trata de engañar al contratar peloteros de buena trayectoria y números positivos, sin embargo, en la venta de jugadores generalmente se cuentan historias difíciles de creer, como en los casos de Ignacio Flores, Fernando “He-Man” Rodríguez, Alejandro Ríos y Ángel Moreno, entre otros. A todo lo anterior se debe agregar la salida de Daniel Ríos, inevitable para la directiva, porque el reglamento no le permite retener a un extranjero, agente libre en Estados Unidos y otras ligas foráneas.
Nuevamente se arrancó de cero
Los Algodoneros de Unión Laguna tuvieron su mejor temporada de los últimos años en el 2001, al finalizar arriba de los .500 en ganados y perdidos, sin embargo, aunque el play off estuvo muy cerca, al final quedó el sabor amargo de haber sido marginados. Entonces hacían falta muy pocos movimientos, sólo algunos ajustes en el plantel, pero las decisiones que se tomaron a la hora de cambiar peloteros, como ya se dijo, fueron desafortunadas en su mayoría.
Iniciaba la Temporada 2002 con Francisco “Chico” Rodríguez como manager y algunas dudas, sobre todo en la ofensiva, porque se pensaba en un pitcheo sólido, al tener cinco inicialistas; Rafael Medina, Ángel Miranda, Martín Gómez, Jorge Roque y Juan Jesús Álvarez, este último fue el único abridor consistente a lo largo del calendario regular; el Potam lanzó grandes juegos y la mala suerte lo acompañó en la mayoría, sin embargo, su trabajo dejó constancia de calidad y profesionalismo.
El relevo en teoría estaba cubierto con elementos de calidad comprobada, como Héctor Sánchez, Javier Chapa, Miguel Aguilar, Julio César Jiménez, Raúl Fregoso y Juan Manuel Ruiz. En este espacio se dijo que por la forma en que había llegado al equipo Gilberto López, “La Víbora” no sería solución.
Y aparecieron las lesiones
Todo pintaba para una temporada exitosa, pero de pronto las lesiones hicieron acto de presencia, para caminar así a un fracaso más. Javier Chapa no pudo iniciar la campaña por problemas en el brazo, los cuales finalmente lo marginaron de la actividad; Jorge Roque apenas cumplió tres salidas como abridor y aparecieron las lesiones en su brazo derecho, el de Guasave nunca más regresó a la rotación y sus trabajos fueron de relevo, en lo que parecía el camino a su total recuperación.
El panameño, Rafael Medina no llegó al cien por ciento y lo único rescatable fue un buen relevo en Puebla, frente a los Pericos; Ángel Miranda completó un partido en su mejor salida, curiosamente en el mismo Parque Hermanos Serdán; los refuerzos extranjeros del pitcheo resultaron un fracaso y fue necesario darles las gracias.
Ante las fallas de Kent Wallace y Carlos Chávez, Javier Chapa tuvo algunos relevos excelentes y a la par con el de Nuevo Laredo, surgió la oportunidad para Trévor Álvarez, novato tapatío que tiene todo para ser el cerrador mexicano que tanta falta ha hecho a los Algodoneros, desde hace muchos años.
Fue necesario hacer movimientos y así llegaron al equipo dos zurdos de buena calidad, Pete Hartmann y Bryant Ward, quizá superior el segundo, que demostró ser un fajador, sin dejar atrás el buen estilo y sobre todo, la efectividad. En la rotación de abridores los problemas eran menores, pero en los relevos nunca terminaron, por las lesiones de Héctor Sánchez, Miguel Aguilar y el mencionado Chapa, además de la poca efectividad de Gilberto López, Raúl Fregoso y Juan Manuel Ruiz.
Martín Gómez terminó la temporada como preparador, con resultados aceptables; se le dio también la oportunidad a Avelino Barrón y cerca del final se activó a Hugo Verdugo, elemento joven que hizo relevos y abrió juegos, como para pensar en un lanzador importante en el 2003. También ya avanzada la campaña se trajo de los Leones de Yucatán a dos lanzadores, Pedro Cámara y Héctor Chavarría, con mejores resultados para el segundo, que fue reclamado por la directiva yucateca, la cual mandó entonces a Bernardo Cuervo, elemento de calidad y experiencia que hizo buen trabajo y dejó buen sabor de boca, como para pensar en una alternativa interesante en el 2003.
Unión Laguna dio la oportunidad a gente joven de calidad, sobre todo en el pitcheo, en donde además de lo sobresaliente de Trévor Álvarez, se conoció a Elbint Moreno y a un derecho que tiene todo para convertirse en estrella, Francisco Javier Salazar. Se anunció al lagunero, Federico Castañeda, el cual fue activado en el roster, pero una situación de inmadurez lo alejó del equipo, al que deberá volver en el 2003. Federico tuvo un accidente automovilístico al salir de la Feria y decidió irse temporalmente a Chihuahua, por esa razón no tuvo su debut en Liga Mexicana, de acuerdo a los planes de directiva y cuerpo técnico.
Los problemas de la ofensiva
En el 2001 se había tenido la aportación muy valiosa de Marco Antonio Romero, cedido por Saltillo a cambio de un pelotero que Saraperos iba a tomar en el Draft, pero al cancelarse dicha actividad, Romero fue retenido por su directiva y en el Unión Laguna aparecía un hueco muy difícil de llenar hasta la llegada de Kevin Scott Grijak.
La ofensiva algodonera lucía escasa en punch y era el puertorriqueño, Miguel Correa el llamado a cargar el peso del ataque guinda, situación que finalmente le pesó, junto con el poco descanso que tuvo, por su participación en la Serie del Caribe 2002. Correa fue señalado en diferentes ocasiones y muchos que no saben de beisbol solicitaban su salida, hasta que el boricua, por dignidad se separó del equipo; aquí cabe hacer mención que Correa hasta en dos ocasiones renunció por no entregar los resultados que de él se esperaban, de acuerdo a su calidad de campeón de jonrones en Puerto Rico. Al momento de su salida, Miguel Correa era líder del equipo en dobles y segundo en carreras producidas, sólo atrás de Alejandro Ortiz, el “Cañón Jarocho” que tuvo una temporada de ensueño.
A punto de iniciar la temporada se logró la contratación de Carlos Rodríguez, quizá el pelotero de mejores resultados para el equipo, este elemento se hizo cargo de la segunda base y Francisco Goytia del campo corto, Jorge Luis Valle tuvo gran actuación como tercera base y el novato, Jorge Enrique Barrera cubrió la inicial. Todos cumplieron su cometido, a excepción de Francisco Goytia, que tuvo problemas serios con el bat, además de precipitarse a la defensiva; Francisco “Chico” Rodríguez tomó entonces la decisión de utilizar a José Amador en ese sitio y empezó lo que fue una espectacular actuación de este novato, sobre todo con el bat, porque defensivamente fue el de más errores en esa posición, en su favor siempre se dijo que se trata de una segunda base natural, habilitado en las paradas cortas por el fracaso de Francisco Goytia.
Miguel Correa enseñó excelentes cualidades defensivas y para correr las bases, con el bat tuvo destellos de pelotero estelar pero mucho se le pedía, incluso en varias ocasiones se le señaló como candidato a salir del equipo. Para reforzar la ofensiva se contrató a Kevin Grijak y el norteamericano resultó un éxito, lo mismo que Melvin Nieves, el de Puerto Rico fue una elección acertada en lugar de Warren Newson, que al no interesar a la directiva fue contratado por los Sultanes de Monterrey, con quienes resultó un fracaso.
Como receptor se contrató a Héctor Estrada y el de Navojoa respondió principalmente con el bat; sus condiciones no son ya las de un receptor titular en lo defensivo y aunque cumplió atrás del pentágono, se antoja que esa posición requiere a un elemento que no se tiene en el equipo desde la época de Raúl Martínez.
Unión Laguna finalizó último lugar en la primera vuelta y la carga resultó muy pesada en la segunda mitad, el equipo nunca tuvo una gran racha como en el 2001 y se dependió demasiado de actuaciones en lo individual, como las de Carlos Rodríguez, Kevin Grijak, Alejandro Ortiz, Melvin Nieves, Jorge Luis Valle, Juan Jesús Álvarez y Trévor Álvarez. Francisco “Chico” Rodríguez fue cesado sin ser responsable de la mala marcha del equipo y en su lugar llegó Juan José Pacho, a quien se pretendía para iniciar la temporada; poco pudo hacer el piloto yucateco, el cual, sin embargo, ahora tiene una visión clara del equipo y sus necesidades, en caso de regresar en el 2003.
Valiosas conclusiones
Los resultados de la temporada no fueron buenos en lo deportivo y Unión Laguna quedó al margen del play off, pero no todo fue negativo, porque se cuenta con una buena base de peloteros de calidad, que reforzada con tres o cuatro elementos, puede poner lejos a los Algodoneros.
Bryant Ward, Melvin Nieves y Kevin Grijak deben regresar en el 2003 y un cuarto extranjero, en lugar de Pete Hartmann, debe ser un bateador, de preferencia jardinero central, Alex Díaz o Miguel Correa llenarían el hueco perfectamente. Se requiere además un receptor de la talla de Noé Muñoz, Miguel Ojeda o incluso Francisco Javier Valdez; para aprovechar su bateo, Héctor Estrada podría cubrir la primera base y Kevin Grijak ir al derecho, con Melvin Nieves en el izquierdo y Daniel Espino en la banca o bien, como parte de un buen cambio que permita conseguir otro receptor, ya que Héctor Estrada sería extraordinario como segundo catcher.
Es necesario contratar pitcheo abridor mexicano para completar el staff con Juan Jesús Álvarez, Jorge Roque, Hugo Verdugo, Bernardo Cuervo y Bryant Ward, mientras que Javier Chapa y Trévor Álvarez están para hacerse cargo de las últimas entradas, con Martín Gómez, Elbint Moreno, Francisco Javier Salazar, Federico Castañeda, Julio César Jiménez y Miguel Aguilar en calidad de relevos largos e intermedios.
Con movimientos acertados y un elemento que sepa de beisbol en la directiva, Unión Laguna aspirará a cosas importantes, porque hay una buena base. Será importante además que haya buenas relaciones entre los directivos, porque en el 2002, esa fue una de las causas del fracaso deportivo de la organización.