La Jornada
México, D.F.- El secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, hizo ayer un llamado “apremiante” al Congreso para legislar los proyectos que permitan reducir la dependencia que tiene la economía mexicana de Estados Unidos y calificó como una “puerta falsa” la pretensión de fincar el desarrollo del país en un gasto público deficitario.
Gil Díaz urgió al Congreso a introducir cambios en el sistema fiscal, en especial al régimen de devoluciones a las empresas del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y otros tratos preferenciales, cuyo costo para el fisco alcanza cada año 328 mil 675 millones de pesos, cantidad equivalente a cinco por ciento del producto interno bruto.
En una comparecencia ante la comisión de Hacienda del Senado, el funcionario urgió nuevamente al Congreso a avanzar en la legislación de reformas para permitir mayor participación privada en sectores clave como el eléctrico y para mejorar el sistema fiscal, al tiempo que consideró “indispensable” que el gasto público “no exceda nuestras posibilidades realistas de financiarlo”.
Las declaraciones del secretario Gil respecto a la inconveniencia de elevar el gasto público con base en un mayor déficit fiscal ocurrieron después de que los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) han reclamado a través de sus representantes en el Congreso un ampliación del presupuesto destinado al área social y de infraestructura y en especial a la educación. Sólo el PRD ha planteado elevar el déficit fiscal previsto para 2003 de 0.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) a 0.65 por ciento.
En su presentación ante la comisión legislativa, Francisco Gil Díaz consideró que a dos años de iniciado el actual gobierno “quizá el tema más apremiante es el de legislar los proyectos que permitan que México dependa menos del desempeño de las economías de Canadá y Estados Unidos. Son éstos y no el gasto público deficitario, el que tantas desgracias nos ha acarreado en el pasado, los que permitirán desencadenar fuerzas productivas que a través de flujos cuantiosos de inversión, ganancias en productividad y absorción de nuestra creciente mano de obra, permitirán el progreso del país. Esa es la fórmula y no otras que, como lo acreditan nuestra historia y la experiencia de multitud de naciones, son puertas falsas”.