El rector de la UJED, José Ramón Hernández Meraz, dijo que sí es urgente concluir la Reforma Universitaria pero no porque sea un capricho personal, sino porque es urgente adecuar la normatividad de la Universidad a la realidad; en tanto que los ex rectores José Hugo Martínez Ortiz y Jorge Ramírez Díaz resaltaron la necesidad que surja primero un acuerdo sobre lo que debe entenderse como Reforma Universitaria para evitar que se prolongue la discusión; y que ésta sea permanente.
En su mensaje del cuarto informe de labores como rector, Hernández Meraz dejó claro entre los consejales universitarios, el pasado viernes 15 de noviembre, que la reforma tendrá que ser discutida y consensuada por los universitarios y que no se pensó para favorecer a su sucesor ni a ningún grupo.
Por su parte, el ex rector de la UJED, José Hugo Martínez Ortiz, dice una verdad cuando afirma que debe haber un acuerdo entre los universitarios sobre lo que debe entenderse como Reforma Universitaria, porque mientras no se conceptúe o todo mundo no entienda lo mismo se puede seguir prolongando una discusión en forma interminable.
El también ex rector Jorge Ramírez Díaz expresa que ojalá los universitarios tengan la agilidad para reformarse permanentemente, y consideró que en la actualidad las circunstancias para realizar la Reforma Universitaria son totalmente favorables para concluir este proceso.
Los dos ex rectores, entrevistados por separado, uno actual presidente magistrado del Tribunal Superior de Justicia y el otro catedrático, dedicado al desempeño de su profesión en su consultorio, ven en la reforma una oportunidad para que la Universidad se adecue a los cambios que vive la sociedad y, al mismo tiempo, que la UJED responda a las exigencias de cambio.
Ambos aceptan que la Universidad siempre ha estado inmersa en una reforma. Martínez Ortiz, quien fue rector 12 años, entre 1974 y 1986, señala que desde su nacimiento la UJED ha estado reformándose, y Ramírez Díaz señala que a él le correspondió encabezar una reforma al reglamento de los académicos.
Ramírez Díaz, a quien le tocó vivir y sacar a la Universidad de la inestabilidad en que se sumergió en el período de Juan Francisco García Guerrero, reconoció que como rector “uno, primero, trata de ir resolviendo lo inmediato, y cuando piensa uno en la necesidad de realizar la reforma, ya se está terminando el tiempo”.