Está por finalizar el año 2002 y como es costumbre, este su 007 viste de toga y birrete para dar a conocer las calificaciones obtenidas por los principales funcionarios públicos que se sacrificaron por servir al pueblo en este 2002 que agoniza. La evaluación es resultado de minuciosa investigación realizada por nuestros sub agentes entre los diferentes sectores de la población y la información obtenida fue procesada por nuestra computadora “Pony” que emitió sus fríos y electrónicos juicios en calificaciones que reflejan el sentir comunitario.
Siguiendo el orden jerárquico, solicitamos a la máquina evaluar la actuación del gobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez, señalando el aparato que en la política regional le fue como en feria. Su actitud cerrada al escoger candidatos priistas producto de amañadas encuestas, dejaron a su paso “aspirinos” resentidos que a la hora de la votación le cobraron sus desaciertos, perdiendo el tricolor las alcaldías de Torreón, San Pedro y tres diputaciones locales. En cuestión de obras, el panorama mejoró en esta ciudad al realizar promesas que había dejado incumplidas, lográndose la construcción de la “Casa de la Cultura” en la antigua estación del ferrocarril, el inicio del Distribuidor Vial en el bulevar Torreón-Matamoros, que además se está ampliando a ocho carriles; quedó casi terminada la tercera etapa del “Bulevar Laguna” aledaño a la Sierra de las Noas. Por otra parte, la comunidad valora su constante presencia en esta región en apoyo a programas rurales, educativos y de fomento a la cultura. En consideración a ello, y en virtud de que en este año pasó de las promesas a los hechos, la computadora le expidió un papelito con un distinguido OCH0, y la sugerencia de no aflojar el paso en el año que está por iniciar.
Tocó su turno al secretario de Gobierno Raúl Sifuentes Guerrero. Al teclear su nombre; al igual que el año anterior se escucharon en el aparatejo feos ruidos de intervenciones telefónicas en estilo “Blanco” y clave “Arreola”, con manipulados informes en los que predominan chismes e intrigas sobre políticos o personas que a su juicio son “etiquetadas” como enemigos, aspectos que poco ayudan a la buena imagen del gobierno enriquista. En su recorrido cibernético, la computadora tomó en cuenta el manejo político que corresponde al secretario de Gobierno, confirmándose que en asuntos electorales su intervención resultó un fracaso para el PRI en La Laguna. También se analizó su trabajo administrativo y jurídico, áreas que cubrió con eficiencia y “no cantó mal las rancheras,” a pesar de que invirtió la mayor parte de su tiempo en la tenebrosa grilla electoral. Con estas consideraciones la computadora se estremeció y en lacónico mensaje le otorgó un desgarbado SEIS, que para muchos se considera de despedida porque próximamente –dicen- intentará obtener una curul federal, a pesar de que las encuestas serias no le son favorables.
La fría y cibernética máquina siguió con su labor de auscultación, brincando en la pantalla el nombre del secretario de Finanzas, Javier Guerrero García, revelando que mantuvo orden en el manejo de los dineros públicos, pero sus informes financieros no son suficientes para convencer a la comunidad, ya que en la situación actual, es el Congreso quien revisa las cuentas a través de la Contraloría, y como el mismo está dominado por la mayoría priista que aprueba todo lo que conviene al Gobernador, fácilmente pueden decir que lo negro es blanco. Por lo anterior y considerando que el Secretario de Finanzas ha mostrado habilidades y un trato abierto y sencillo en el desempeño de su cargo, así como cautela en las grillas polacas, la computadora imprimió un honroso SIETE.
Acto seguido tecleamos el nombre del jefazo del Poder Legislativo Heriberto Ramos Salas, quien durante el presente año repartió su tiempo entre el Congreso y sus frecuentes viajecitos de grilla a la capirucha del smog y a otras entidades, pues está que se quema por volver a ser diputado federal. Para su fortuna, el Congreso trabajó intensamente aprobando importantes leyes y decretos que en diversas áreas modernizaron el sistema legislativo de Coahuila, construyéndose además el nuevo edificio del Congreso; lo que hizo subir los bonos de don “Heri”. Ello auguraba que la computadora le otorgaría una alta calificación, pero al final del año, para quedar bien con sus subalternos, decidió compensarlos con una sobrada cantidad de dinero etiquetada como “bono de marcha”, cosa que fue criticada por el pueblo que no entiende de estos regalitos hechos con su dinero. Sin más estimaciones se hizo acreedor a un robusto SIETE.
Al teclear el nombre del titular del Poder Judicial, Ramiro Flores Arizpe, las encuestas reconocieron un importante avance al desempolvar rezagados expedientes de los juzgados civiles y penales, así como la creación de nuevos juzgados en la entidad y la aprobación del nuevo Reglamento del Consejo de la Judicatura, elementos que lo harían acreedor a una excelente calificación, pero la helada memoria de la computadora recordó que en algunos juzgados de Torreón las corruptelas de jueces y secretarios continúan, sin que don Ramiro muestre intención de ponerles remedio. Sin decir más apareció en la pantalla un delineado y justiciero OCHO.
Llegó su turno al procurador de Justicia Óscar Calderón, de quien se dice ha sido buen simulador al aparentar eficiencia en la procuración de justicia. Pero la realidad supera la ficción, porque son muchos los agentes del ministerio público que muestran incapacidad y en ocasiones se presumen contubernios con los abogados defensores de delincuentes, integrándose deficientes averiguaciones que les permiten obtener su pronta libertad. Esta triste realidad se ha prolongado aquí en La Laguna sin que el Procurador ponga remedio, argumentándose que algunos agentes del M.P. son recomendados e intocables por órdenes superiores y en otros casos los agentes son “socios” de abogados cuatachos o compadres del Procurador. La máquina empezó a delinear un horrible cinco, pero de pronto su electrónico cerebro señaló algunos aciertos, entre ellos: la profesionalización de los policías ministeriales; la reciente coordinación de las diferentes policías para combatir a los “puchadores” de droga, así como la investigación y detención de los secuestradores del empresario Luis Horacio Salinas, asuntillos que le hicieron ganar puntos obteniendo un apretado SIETE.
La justiciera máquina siguió con su labor analítica, tocando el turno a los funcionarios del municipio de Torreón. Tras breves centelleos, aparecieron en la pantalla los nombres de dos alcaldes: Salomón Juan Marcos y Javier Garza de la Garza. Del primero destacó diversas acciones, como son: la repavimentación de muchas de las calles y avenidas de la ciudad, el relleno sanitario, la planta tratadora de aguas (que ya casi, pero todavía no), el nuevo edificio de Seguridad Pública, la introducción de servicios básicos en numerosas colonias y ejidos y la modernización de los sistemas computacionales en las dependencias del municipio. Esto sería motivo para una distinguida calificación si no fuera porque los torreonenses reclaman la solución de añejos problemas, entre éstos: la modernización del transporte, los vendedores ambulantes del centro, las deterioradas banquetas, el tabaretismo, el estacionamiento en el área comercial, el “Pabellón Hidalgo” etc. A todas estos problemas don Salomón les sacó la vuelta, sin decidirse a tomar el toro por los cuernos. Además su “graciosa huida” antes de terminar el cargo para brincar a otro columpio polaco y seguir colgado a la sagrada nómina, no fue bien vista por la comunidad. Estas desatenciones le desmeritaron algunos puntitos haciéndose acreedor a un honroso SIETE Y MEDIO.- Acto seguido, la computadora se refirió al alcalde de cinco meses, Javier Garza de la Garza. Con extraños sonidos la máquina buscó y rebuscó las posibles obras y acciones realizadas durante su corto reinado, que pudieran hacer que su nombre se recordara, sin encontrar nada importante que distinguiera su administración, precisando en lacónico mensaje: “otro más que se pasó el tiempo dando bolita”, pero eso sí, gozando su sueño dorado de ser alcalde de Torreón, por lo que sin pena ni gloria obtuvo un simple y deslavado SEIS.- En estos tres años de gobierno municipal, se destacó la eficiente labor desempeñada por la señora Rocío Villarreal de Juan Marcos, presidenta honoraria del DIF; apareciendo en la pantalla una larga lista de nuevos programas de asistencia social, mencionándose entre otros: el Fondo de Fortalecimiento ONG’s, el de Madres Adolescentes, el de Rehabilitación de Menores con Problemas de Adicción, Bachilleres 2000, Casa Puente, etc. Con estos elementos el ordenador tocó alegre melodía lanzándole un bello DIEZ.
Por limitaciones de espacio solicitamos al “cerebro” sintetizar en lo posible las calificaciones de los demás colaboradores municipales, brincando el nombre del primer regidor Javier Lechuga Jiménez, del cual recordó la máquina que en su anterior cargo en el edificio Coahuila se había escondido debajo de un escritorio y ahora como primer regidor probablemente también hizo lo mismo, porque su actuación pasó de noche y la tarjeta sólo reporta intrigas y chismes, pero ningún trabajo en beneficio de la comunidad. Sin más detalles apareció en la pantalla un descolorido y feíto TRES de sobrada ingenuidad.-
Tocó el turno de pasar examen al secretario del Ayuntamiento Ricardo Cisneros Hernández, quien durante estos tres años demostró capacidades, implementando el Tribunal de Justicia Municipal y promoviendo la modernización reglamentaria del municipio, que se traducirá en mayor orden de la vida comunitaria. Como funcionario fue discreto y buen negociador; sin embargo resultó preocupante su influencia con el Alcalde para que no se dieran oportunos y necesarios cambios de los jefes policiacos. Con estas apreciaciones la impresora delineó un merecido NUEVE.
Por una ventana de la pantalla apareció el nombre del tesorero León Urow Nowalski, quien alejado de las grillas concentró su atención en eficientar el manejo de los dineros públicos, cosa que al parecer hizo bien, aunque le señalan excesos recaudatorios, sobre los que se dice que si lo hubieran dejado habría vendido el bosque Venustiano Carranza, las plazas y la Alameda, pero como no pudo hacerlo se limitó a promover la venta de los andadores del Campestre la Rosita, cosa que se vio muy fea y que afortunadamente no cuajó por el rechazo de los colonos. A pesar de estos desvaríos recaudatorios, su función administrativa se considera positiva valorándolo con un OCHO, condicionado a que la nueva administración, al revisar las cuentas, no le encuentre “prietitos en el arroz” escondidos en los rincones como la “muñeca fea” que pudieran demeritar su calificación.
Al teclear el nombre de los jefes policíacos Francisco Woo Favela y Jesús Jasso Frayre, la máquina hizo gestos de dolor y repulsión, como si hubiera recibido un macanazo, rehusándose a analizar la información, pero al insistirle en que el corte debería ser parejo, tuvo que serenar sus “chips” y sin más informó: al interior de la corporación policíaca se registraron avances, entre ellos la profesionalización de los “polis”, lográndose que parte de ellos obtuvieran el nivel de “técnicos en seguridad pública” y que todos recibieran el curso de formación básica. Lamentablemente lo anterior no se reflejó en un buen servicio preventivo, persistiendo la corrupción entre jefes y policías patrulleros, así como el batir de mandíbulas entre los agentes de tránsito. Ambos titulares dieron “palos de ciego” al no ser capaces de meter al aro a sus subordinados, deteriorándose la imagen de la policía. Con estos resultados la máquina emitió un gemido de agonía arrojando un papelito con un diez para ambos, que dividido entre dos les toca a CINCO para cada uno en señal de reprobación ciudadana.
Tocó el turno de ingresar a la silla de examinados a los jefazos de Obras Públicas, Fernando Díaz Vélez y Desarrollo Urbano, Benjamín Tumoine, dependencias que deberían haber trabajado en estrecha coordinación, lo que lamentablemente no sucedió y cada quién, haciendo caprichitos, jaló por su lado. Fue notorio que a la dirección de Obras Públicas sólo le dejaron la supervisión de “obritas” contratadas en colonias populares y ejidos, y que las de más importancia, como el edificio de Seguridad Pública, Relleno Sanitario, Planta Tratadora y otras, al jefazo Díaz Vélez ni en cuenta lo tomaron; donde sí metió la mano fue en la vialidad del bulevar Independencia, y hasta donde se puede observar se trató de un parche que todavía no convence, pero como quiera mejoró la vialidad de esa rúa. Con estas cosas, el cerebro electrónico plasmó en la pantalla un apretado SIETE; asignándole otro igual a Benjamín Tumoine en cuya dependencia de Desarrollo Urbano imperó la tortuosa burocracia para la autorización de fraccionamientos y subdivisiones de terrenos.
En cuanto al oficial mayor, Mario Domínguez Serboni, encargado de las compras y licitación de contratos, se observó en estos aspectos poca claridad y falta de información, sobre todo en las adquisiciones y contratos de obra donde mañosamente los dividían en dos o más para no superar el valor que por ley obliga a la licitación pública. También se dice que hubo constructores y proveedores recomendados y protegidos en lo que mucho tuvo que ver el director de Planeación y Control de Programas, Alejandro Gidi Abugarade; con estos elementos la benévola computadora le otorgó un descolorido SEIS que bien podría compartir con don Alejandro que fue su verdadero jefecito y no se sabe si también “socio”.- Después, la máquina sacó de su memoria el nombre del director de Servicios Municipales, Walter Wolf Ponce, quien tuvo a su cargo los departamentos de Parques y Jardines, Limpieza, Panteones y Rastro, cuyos subordinados mostraron eficiencia en estas áreas y la ciudad en términos generales se observó más atendida, por lo cual se concedió un OCHO, que en el caso del director del Rastro Alfonso Garibay Soldevilla se convierte en NUEVE por el trabajo eficiente que por años ha mantenido en esa dependencia y que le valió su ratificación en la nueva administración.-
Enseguida brincó al agua el mandamás de Simas, Alfredo Rojas, la “Pony” lo consideró como funcionario eficiente y cumplido que dio continuidad a la modernización de la dependencia a su cargo, mejorando la coordinación con otras dependencias municipales para cubrir con mayor rapidez los boquetes abiertos en las calles por reparaciones de tubería. Por todo ello se hizo merecedor a un apretadito OCHO.- En cuanto al director de Salud, Ecología y Desarrollo Humano, doctor Alfonso Arizpe, se le consideró en este año funcionario de tiempo completo, dedicado a su trabajo, estimándose que en el departamento de Salud se tuvieron avances con el doctor Adam Scott a la cabeza, pero en Ecología su titular, Rosario García, no dio el ancho, ya que ni siquiera pudo poner a funcionar los aparatos detectores de contaminación, y nada hizo por sacar de la circulación a los humeantes camiones y vehículos chatarra. El cerebro electrónico consideró los aciertos y desaciertos, calificándolo con SIETE Y MEDIO que no debe compartir con la titular de Ecología a quien se le reservó un horroroso CINCO.- Por último tecleamos el nombre del jefazo de Autotransporte, Ricardo Sánchez Reyes, al que sin mucho recorrido de memoria la computadora en lacónico mensaje expresó: “hizo lo que pudo y pudo poco”, sin más le otorgó un SEIS considerando que cuando menos se logró regularizar el padrón de concesionarios de autobuses, taxis y ruleteros. Antes de brincar a las calificaciones del otro lado del Nazas, la “Pony” destapó dos cartitas más: la del jefe de Plazas y Mercados, Adalberto Cravioto, del que dijo le echó ganas esforzándose en cumplir, pero careció del indispensable apoyo político de los dos alcaldes para solucionar el grave problema del ambulantaje en el centro de la ciudad; con ello se le confirmó un resignado SEIS que lo pondrá loco de contento, porque podría haber salido reprobado por hacerse el disimulado. En cuanto al secretario del Alcalde, Antonio Towns, considerándolo eficiente, discreto y de trato cordial, la cibernética computadora le confirió un sabroso NUEVE de despedida, porque al fin y al cabo no le hizo daño a nadie.
Pasamos ahora al escenario de los principales funcionarios del gobierno de Durango y de los vecinos municipios de Gómez Palacio y Lerdo.- Al teclear el nombre del gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, la computadora parpadeó al tiempo que emitía un bostezo bajando su voltaje a casi cero, señalando que a ese mismo ritmo se mueve don Ángel, sin que en estos cuatro años haya despertado de su letargo para emprender necesarias obras de infraestructura urbana en Gómez Palacio y Lerdo; prueba de ello es que no ha movido un dedo para iniciar la construcción del “Bulevar Laguna” que se uniría con el que se construye en Torreón para formar un anillo interior de circulación. Tampoco ha cumplido con la prometida obra de ampliar a cuatro carriles el peligroso e indispensable tramo carretero Raymundo-León Guzmán. Con estas carencias la computadora se disponía a emitir una trompetilla de reprobación, pero sacó de su memoria la reciente construcción del edificio de la Sub-Procuraduría en Gómez Palacio, con lo cual alcanzó un deslavado SEIS.- Con relación al secretario de Gobierno José Miguel Castro Carrillo, la computadora buscó por todos lados algo nuevo en su actuación, pero al no encontrar nada, esbozó un mensaje diciendo que le venía como anillo al dedo la reflexión de que está cortado con la misma tijera de ineficiencia que aquí hasta ahora ha mostrado su patrón el Gobernador al tener olvidada a esta región. Por ello en esta ocasión el pueblo le otorgó un feo CINCO de desilusión.-
En cuanto al procurador de Justicia, Luis Celis Porras, se dice que este año sacó la escoba para hacer una necesaria limpia en las agencias del Ministerio Público, sobre todo en Gómez Palacio donde predominaba el tráfico de influencias y los arreglitos bajo la mesa, logrando poner de patitas en la calle a cuatro agentes del M.P. de los que se dice eran “goleadores” protegidos del sub Joaquín Saucedo Flores, sustituyéndolos por otros que por el momento han mostrado un comportamiento mejor. Con estas acciones en bien de la justicia y considerando su insistencia ante el Gobernador para que se construyera el nuevo edificio de la Sub-Procuraduría, se hizo acreedor a un respetable NUEVE. En cuanto al sub en Gómez Palacio, Joaquín Saucedo Flores, predomina el sentir entre los abogados y la comunidad que al haberlo desarmado de sus protegidos “escuderos” las cosas mejoraron en la procuración de justicia y que siendo conocedor del Derecho y sobre todo listillo, habrá entendido el mensaje del Procurador; por ello se le concede un SEIS que podría elevar si mejora su actuación.
Con un aviso de que el espacio se estaba agotando, apareció en la pantalla el nombre de la alcaldesa de Gómez Palacio Leticia Herrera Ale, destacando su capacidad ejecutiva y empeño por modernizar la ciudad, observándose la continuidad de las obras urbanísticas del periférico (que son ejemplo para Torreón) y del bulevar Miguel Alemán, mismas que han transformado la imagen de Gómez Palacio, y que son mantenidas con apoyos empresariales y del municipio sin descuidar las inversiones en servicios básicos de apoyo a colonias populares y sectores marginados. En su desfavor se comenta que no ha podido (o no la han dejado) mejorar y moralizar el Departamento de Tránsito que cada día está peor; esto, junto a los temibles “goris” y la abundancia de centros de vicio deterioran su administración. Con todos estos elementos y el histórico arreglo para cambiar las vías del ferrocarril del centro de la ciudad, el cerebro electrónico le otorgó un hermoso OCHO, que bien podría mejorar el año entrante si mete la barredora en el Departamento de Tránsito y aprovecha para clausurar algunos de los numerosos centros de vicio esparcidos por toda la ciudad.-
En seguida tocó su turno al tesorero municipal Carlos García González, comentándose que ha puesto orden en el manejo de los dineros y se ha mostrado más accesible con las personas que acuden a la tesorería. Sin embargo en su afán recaudatorio permitió el incremento exagerado de avalúos catastrales, que en numerosos casos superan a los reales, generando descontento y críticas fundadas entre adquirientes de inmuebles. Con estas valoraciones se le concedió un raspado SIETE.- Subió a la pasarela de los examinados el mandamás de los “polis”, Jesús Villalobos, del que los ciudadanos se expresan en buenos términos por su trato y entusiasmo en el trabajo policíaco. Lamentablemente no ha tenido el necesario apoyo presupuestal que le permita contar con buen equipo y “cuicos” mejor seleccionados y pagados. Las carencias se han traducido en un servicio a medios tintes; sin embargo, su esfuerzo en este campo minado le mereció un OCHO a pesar de los “goris”, lo que ya es decir. Acto seguido, la máquina emitió estridentes rechinidos de desaprobación al ver en la pantalla el nombre del jefazo de Tránsito Jesús Reyes Espino; señalando que el cambio de jefe en ese departamento fue un grave error de la Alcaldesa, que por lo visto no pudo enfrentar el torito por órdenes superiores, siendo notorio que en este año se incrementó el “tequiliú” y la voracidad de los agentes mordelones, que al igual que su jefe hacen su agosto por todos lados. Con esta triste realidad de influyente cacicazgo su titular salió reprobado con un redondeado CERO en forma de “churro” .
Con relación a las calificaciones de los funcionarios de Ciudad Lerdo, la agotada máquina imprimió el nombre del alcalde Luis Fernando González Achem, esbozando un panorama desalentador en el que el municipio sigue administrándose a la antigüita; aunado a esto la falta de apoyos del Gobernador, se tiene una ciudad estancada que en cuestión de servicios y vialidades todavía parece rancho grande. Se esperaba que don Fernando modernizara la administración, pero el tiempo se le está pasando y todavía no da color. Con estas consideraciones la máquina le concedió un apretadísimo SIETE, que estuvo a punto de ser seis.- En cuanto al jefe policíaco Antonio Burciaga Peña, no hay leña de dónde cortar; los “polis” no reciben capacitación, tienen sueldos bajos y la mayoría salen a buscar el “chivo”, desgastando su imagen frente a los lerdenses que ya perdieron la esperanza de que el servicio policíaco pueda mejorar y más ahora que el Alcalde despareció la poquita academia que se les impartía. Como ya van dos años y no se ve mejoría la impresora le delineó un horroroso CUATRO.
En este momento la máquina prendió un foco rojo indicando que se había terminado el espacio destinado a esta columna, por lo que este su 007, tomando en cuenta que no están todos los que son, ni son todos los que están, se quitó toga y birrete deseando a sus lectores se cumplan sus mejores deseos para el año que está por iniciar.