¿Por qué perdió Laura Reyes Retana la alcaldía de Torreón?. Las respuestas son diversas, pero los analistas coinciden en señalar que la derrota se debió a la división y fractura en la estructura del PRI municipal ocasionada a partir de políticas y decisiones erróneas tomadas desde la “cúpula” del gobierno estatal, ignorando a los torreonenses. La imposición de una candidata creada al “vapor”, utilizando tendenciosas encuestas que desvaloraban a cualquier otro candidato del tricolor, así como la negativa de abrir el partido a un proceso de selección más democrático, provocaron resentimientos, “heridas” y divisiones que no fueron atendidas con espíritu incluyente y negociador; por el contrario, el grupo en el poder dejó sentir cierto grado de arrogancia, rechazo y desprecio para los que no se sometieran a las decisiones del “señor Gobernador”. Fueron estos elementos los que fraguaron la fractura y consecuente derrota del tricolor.
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Tomando en cuenta lo anterior, cabe recordar algunas vivencias que finalmente produjeron resultados desfavorables al PRI . La aspiración de Paco Dávila de ser candidato priista fue rechazada fríamente por el gobernador Enrique Martínez. Aquello de: “juégatela en la votación del <
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Es cierto que en cuestiones polacas de reparto de “huesos”, no se puede dejar a todos contentos, porque las “paletas para chupar” no alcanzan para todos. Pero salta a la vista que en este gobierno el operador político Raúl Sifuentes y su equipo carecieron de habilidad negociadora, desvalorando la unidad del partido al tomar decisiones cupulares desde Saltillo que no correspondían a la realidad y necesidad política del momento. Fue notorio que en Torreón se aplicó una política excluyente, en la que ni siquiera invitaron a participar y buscaran comprometer a políticos (dinosaurios) tradicionales del partido como: Manlio Gómez Uranga, Heriberto Ramos Salas, Braulio Fernández Aguirre, Carlos Román Cepeda, Pancho Madero y Blas Sosa Domínguez entre otros; todos ellos fueron relegados del operativo de campaña, y si bien es cierto que algunos tienen cargo público y no podían participar abiertamente, la verdad es que ni siquiera por debajo de la mesa fueron tomados en cuenta. Esto posiblemente fue parte de la política excluyente que ve enemigos por todos lados y que por temor busca concentrar el poder. Esa misma actitud fue la que impidió que la candidata Laura Reyes Retana se presentara en los debates, argumentándose que estaba muy por arriba en las encuestas y que sería engordarle el caldo a los otros candidatos. Finalmente quedó de manifiesto que esa política cerrada excluyente y de autoengaños sólo sirvió para obtener una contundente derrota que hizo cambiar el panorama político del Estado, abriendo las puertas al PAN para que Jorge Zermeño se perfile como el candidato lagunero a la gubernatura del Estado. ¿Qué pensará de todo esto el gobernador Enrique Martínez?; ¿tendrá tiempo de cambiar estrategias y derroteros para hacer una política de estado más incluyente, abierta y negociadora donde ya no se vean fantasmas de enemigos por todos lados y aumentar la participación de obras del Estado en Torreón para mejorar la imagen de su gobierno en la región? Pronto lo veremos.
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Con relación a las diputaciones plurinominales, se comenta que pudieran ser una o dos curules, y que en ese caso estarían “amarrados” el empresario constructor Carlos Jalife y Gabriel Calvillo quienes por ahora andan como la Zarzamora, llora que llora por los rincones. En cuanto a las regidurías priistas en el ayuntamiento de Torreón, los enterados ubican a Ernesto Chapa, Jesús Sotomayor Hernández y Juan Antonio del Río y, en caso de alcanzar otra, sería para el empresario Jaime Russek, que aunque no entiende nada de estas cosas y carece de militancia en el PRI se pretende “colarlo” por sus relaciones con el sector privado. Este arroz no se acabará de cocinar hasta que se conozcan los resultados oficiales que emitirá el Instituto Estatal Electoral.