“Dicen que hay en el mundo demasiadas bocas que alimentar; olvidan que por cada boca hay dos brazos”.
Joao de Castro
Mucho se dice que los mexicanos tenemos el gobierno que merecemos. La pregunta es si también tenemos la pobreza que merecemos.
México es un país que tiene todo para ser rico. Contamos con dos millones de kilómetros cuadrados de territorio de una extraordinaria diversidad. Nuestra geografía tiene selvas tropicales y bosques templados, grandes planicies y montañas, desiertos y zonas húmedas. Contamos con tierra para realizar casi cualquier tipo de cultivo. En el subsuelo mexicano se encuentran virtualmente todo tipo de minerales. Tenemos enormes cantidades de petróleo, somos los principales productores de planta en el mundo. Contamos con cobre, hierro, carbón, uranio.
México es, de hecho, uno de los pocos países del mundo que puede ser realmente autosuficiente en lo económico. Nuestro país tiene además 11 mil kilómetros de costas y salidas de navegación a los océanos Pacífico y Atlántico. La estrechez del istmo de Tehuantepec nos permite trasladar mercancías de un océano a otro con relativa facilidad. Contamos además con tres mil kilómetros de frontera con el mayor mercado del mundo.
México es un país que tiene todos los factores para convertirse en una gran potencia comercial. Los trabajadores mexicanos son apreciados en Estados Unidos por la facilidad con la que aprenden tareas y por su disciplina en el trabajo.
Tenemos una fuerza laboral que puede ayudar a construir un país realmente productivo. Y, sin embargo, México es un país muy pobre. Aun cuando tenemos la novena economía del mundo en términos absolutos, nuestro desarrollo humano se encuentra en el lugar 54 según el índice de las Naciones Unidas. Más de la mitad de los mexicanos son pobres, pero además el 42 por ciento de nuestra población rural vive sumida en la pobreza extrema. El nivel de vida del campo en el sureste es muy poco superior al de los países africanos, los más pobres del mundo. ¿Cuál ha sido nuestro error? ¿Por qué un país con tanta potencialidad se encuentra sumido en una pobreza tan extrema? Porque hemos mantenido un sistema económico que castiga la inversión y la creación de empleos, un sistema que promueve la creación de monopolios públicos y privados. Lo peor de todo es que los intentos por cambiar este sistema no son apoyados por la población mexicana. Las encuestas de opinión señalan, por ejemplo, que la mayoría de los mexicanos se oponen a la apertura del sector eléctrico a la inversión privada.
Esa misma actitud se manifiesta ante los intentos por permitir una mayor inversión y una mayor competencia en petróleo o en petroquímica. El adoctrinamiento estatista que ha llevado a cabo el gobierno mexicano durante décadas ha sido extraordinariamente eficaz. Los mexicanos se han acostumbrado a pensar que la soberanía de un país se mide por el número de monopolios gubernamentales y no por el nivel de vida de la población.
El resultado es que la mayoría de los mexicanos se aferran al monopolio gubernamental en el petróleo y en la electricidad. Quienes tienen que arriesgar la vida para cruzar la frontera hacia un país que no tiene esos monopolios, pero que le da a sus habitantes un mejor nivel de vida, no entienden que en buena medida la pobreza de nuestro país es producto de esos monopolios. México es un país que ha sido rebasado ampliamente por naciones que hasta hace unas décadas eran más pobres que la nuestra. Hong Kong, Singapur, Taiwán, Corea del sur y España son los ejemplos más notables. Son países que han sabido impulsar la inversión, única llave para generar empleos, mientras nosotros hemos mantenido nuestros monopolios y nuestra pobreza.
El país que ahora está en camino de superarnos es China. Al paso que vamos, en dos décadas los chinos serán más prósperos que los mexicanos. Y es que a pesar de seguir siendo gobernados por un sistema comunista, los chinos han sido mucho más agresivos que nosotros en la liberalización de su economía. El principal ejemplo está en la electricidad: mientras nosotros discutimos si debemos aceptar la inversión privada en ese campo, los chinos ya lo han abierto, y se están llevando las inversiones y los empleos.
Parece una locura decir que los mexicanos tenemos la pobreza que merecemos. Pero si vemos las políticas que estamos siguiendo, y la popularidad que siguen teniendo los monstruos monopólicos del pasado, tendremos que aceptar esa conclusión: los mexicanos tenemos una verdadera vocación de pobreza.
Centro Histórico
El Centro Histórico de la ciudad de México puede convertirse en un gran foco de atracción turística y comercial. Pero para ello es indispensable que las autoridades del Distrito Federal logren mantenerlo limpio de ambulantes.