POR MOISÉS RODRIGUEZ ESCOBEDO
BURBUJITAS POST-ELECTORALES II
En los días previos a las elecciones, todos los candidatos coincidían cuando evaluaban el desarrollo de sus campañas:
-“La tenemos ganada, hemos visto la respuesta de la gente”.
La noche del domingo, después de contarse casi la totalidad de los votos, los candidatos derrotados coincidían en la causa que produjo el derrumbe de sus aspiraciones de sacrificarse por el pueblo:
-“Que mentirosa es la gente, me prometieron su voto mayoritario y mira nomás la miseria de votos que juntamos”.
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Le pedí a Simón Cruz Correa, profesor jubilado, que me diera su opinión sobre las recientes elecciones municipales.
Como si una cámara de video lo estuviera filmando, se enroscó las puntas de sus blancos y escasos bigotes y engolando la voz, esto me dijo:
-“Es el cambio, compañero. Es el cambio. Los profesores que estaban enraizados en las oficinas de la presidencia volverán a mancharse los dedos de gis en el aula. Y los que estaban dando clases botarán el gis y entrarán a la presidencia a ocupar un cubículo donde lucharán por el bienestar de la ciudadanía, aunque algunos malpensados sospechemos que sólo van tras el dinero fácil”.
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Que alguien le diga a doña Rosario Robles que su alianza política con la UDC fue un completo fracaso, que su loca idea de fortalecer al perredismo aliándolo con su tradicional enemigo político fue la puntilla para el partido del sol azteca.
Díganle que en mi barrio galemero, barrio de aguerridos perredistas, en las pasadas elecciones sólo aparecieron siete miserables votos cruzando el círculo del PRD.
Díganle a doña Rosario Robles, si alguno logra verla, que al pactar la alianza con la UDC, quedó ante nuestros ojos como una voraz comerciante electorera.
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Palabras más, palabras menos, el candidato triunfador dijo en un mitin en mi barrio:
-“El relleno sanitario y el acueducto no fueron autorizados por los priístas, como algunos lo afirman. El relleno y el acueducto los trajeron esos señores que hoy militan en un partido chiquito, ellos son los responsables”.
Todos los matamorenses sabemos quien promovió y autorizó la construcción en nuestro municipio de esas obras que atentan contra la ecología y la salud, lo que ignoramos es la actitud que tomará nuestro próximo alcalde ante esas dos obras que lastiman la dignidad y amenazan la salud de los matamorenses.
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Triunfaron los elegidos del gobernador y su consecuencia inmediata fue que el cacicazgo campesino quedó fuera de combate.
El sólo hecho de que el control político del municipio haya sido arrebatado al profesor de Coyote abre un abanico de probabilidades de superación y honestidad en el manejo de la cosa pública.
Tiempos son de restañar las heridas, de enmendar errores, de darle al quehacer político un real sentido humano.
Cruzamos los dedos porque los tiempos de pillaje en las arcas públicas queden enterrados en el pasado.
Ojalá...
Ojalá...