Por Moisés Rodríguez Escobedo.
-"Son tres y se toman juntos".
Así decían los antiguos doctores a sus pacientes al indicarles la forma de emplear los medicamen-tos anotados en la receta.
-"Son tres y de los tres no se hace uno".
Así decimos nosotros, los ciudadanos del sexto distrito electoral de Coahuila, al valorar la defensa que de la Vega del Pinabete hicieron nuestros tres diputados.
Sergio Félix, José Luis Márquez y Héctor Hernández en 34 meses de representar nuestros inte-reses en el Congreso del Estado, jamás dijeron "esta boca es mía" para oponerse a la construcción de un relleno que nada tendrá de sanitario pero que es una gallina de huevos de oro para sus ex-plotadores.
Y nuestros diputados ni "pío" dijeron.
A estas alturas de "su labor legislativa", faltando sólo tres quincenas para terminar sus encomien-das de representar nuestros intereses en el Honorable Congreso del Estado, estando al cuarto para las doce, difícilmente se convertirán en defensores de la ecología.
Más bien, ahorita son los tiempos en que sus manos estarán hormigueando ansiosas por recibir sus aguinaldos y su bono de marcha.
Y simplemente, como Manuel Acuña, dirán:
-"Vida nada te debo, vida estamos en paz".
Y a modo de despedida, en referencia al basurero, dirán:
-"El de atrás que arree".
Pero, oh, canina suerte, el que viene atrás es Fernando Castañeda, uno de los promotores de la construcción del basurero.
Seguirán pues enterrándose cientos, miles y millones de toneladas de basura torreonense en te-rrenos de alta filtración donde los lixiviados, llenos de contento, descenderán hacia las profundida-des para contaminar las corrientes subterráneas.
Mi compadre Agapito que está atento a la redacción de mi rollo ecologista, pregunta:
-"Qué carajos son los lixiviados".
Trato de explicárselo de la forma más simple:
-"Los lixiviados, compadre, son los jugos que suelta la basura enterrada, es una porquería achoco-latada que se rezume en la tierra y se revuelve con el agua de los mantos subterráneos".
Supe que Agapito había entendido mi loca explicación porque sólo acertó a decir:
-"Ay nanita".
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Hace años, amigos y compadres de Abilio Saucedo, sabedores de su calidad musical, se propusie-ron cooperar para financiarle la grabación de un disco compacto o Ci Di como ahora le dicen..
Se hizo una lista de los patrocinadores.
Un próspero introductor de ganada, alzó la voz y dijo:
-"Pongan mi nombre a mero arriba, yo coopero pa' mi hermano Abilio".
Al siguiente día, la comisión pro-disco se presentó en su domicilio a recoger la aportación prome-tida.
-"Estoy en lo dicho, cuenten con dos o tres kilos de carne. Es más, también pongo un cartón de cerveza".
Y es que el paisano creyó que se trataba de un disco, de una discada, para festejar a nuestra fa-mosa Chape.
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