Regionales SAN PEDRO Día de Muertos Panteones

VOCES DE MATAMOROS

POR MI BARRIO

Por Moisés Rodríguez Escobedo

Jesús Sifuentes Argumedo es mi amigo desde siempre. Tal vez el haber nacido ambos en el barrio de la Hidalgo, muy cerquita de la plaza principal, originó el nacimiento de nuestra amistad.

Una amistad que ya casi cumple el medio siglo pero que sigue joven a pesar de ser nuestra compañera de la niñez, de la juventud y de la madurez.

En nuestros tiempos juveniles, en una noche estrellada, Jesús me pidió que afinara mi guitarra para llevarle serenata a una moza que le quitaba el sueño, cantamos varias canciones bajo aquella ventana y la muchacha jamás se asomó al balcón. Al ver el desencanto en el rostro de mi amigo, en solidaridad con su pesar, quebré la guitarra en el tronco de un pinabete.

Hace pocos años, Jesús estuvo en la frontera del más allá, un derrame cerebral lo dejó inmovilizado pero a fuerza de voluntad y con la ayuda del buen Dios, Jesús ha logrado una recuperación asombrosa.

Siempre le dije que se iba a recuperar totalmente y cada vez que nos vemos, me muestra sus avances en el caminar.

Ya camina sin la ayuda del bordón y su mente está como en los buenos tiempos, brillante y aguda.

Es tal su agudeza mental que frecuentemente me da temas para mis escritos.

Por todo lo anterior, lamento profundamente que se haya malinterpretado la mención que hice del profesor Jesús Sifuentes Argumedo en las Burbujitas que aparecieron publicadas a principios de semana.

0ooo0ooo0

Ha muerto doña María Arguijo.

Y mi barrio de La Hidalgo está de luto.

Una madre noble y buena como todas las madres, que no escatimó esfuerzos ni la asustaron las fatigas en su lucha cotidiana para sacar adelante a sus hijos.

“Una mujer de cuna humilde que nos inculcó buenos principios”, como acertadamente lo dijera su hijo Carlos.

Doña María, como buena madre, como madre antigua, tenía un gran corazón cuyo amor maternal no se limitaba a sus hijos, para ella todos los muchachos del barrio eran sus hijos y así nos trataba.

En su mesa siempre había un plato servido para los amigos de sus hijos.

Hoy que doña María ha cambiado su casa de la Hidalgo por una morada de la casa del buen Dios, oremos porque Amparo, José, Carlos y Carlón acepten con resignación los designios del Señor.

Amén...

Leer más de Regionales

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Regionales

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 719

elsiglo.mx