Eri Amezcua fue en su época un importante directivo, ya que durante su gestión llegaron los primeros ídolos foráneos a La Laguna, gracias a su metodología de
convencimiento y a su eficacia para formar parte de una directiva joven, con deseos de superación y con la prioridad de llegar al máximo circuito y mantenerse en éste.
De acuerdo al presupuesto que la directiva manejaba, ellos mismos negociaban y hacían las contrataciones directamente con los jugadores. En lo personal él fue a Centroamérica por Eugenio Dolmo Flores, Juan Flores y Luis Heimen.
Originalmente les habían ofrecido a estos jugadores por medio del promotor Gisleno Medina, pero no los aceptaron. Se trasladó a diferentes países de la región central de América, y en esa aventura, la cual duró una semana, iba con la intención de ver a otros jugadores, pero al tener la referencia de los dos hondureños y el rubio uruguayo, además de verlos participar en partidos oficiales con sus respectivos equipos, le gustó más el paquete que les habían ofrecido y los trajo por la cantidad de 110 mil dólares.
Fue un acierto el haber traído a esos futbolistas, ya que fueron jugadores importantes que le aportaron mucho al equipo. La contratación de Ramón Ramírez también fue un tino al conseguirlo en la Segunda División, ya que era un jugador muy talentoso pero que pasaba desapercibido al encontrarse en ese circuito con
el equipo de Tepic.
Al nayarita se le convenció de venir a La Laguna al prometerle desde un principio, que sería titular desde el primer partido y así sucedió, pero con la advertencia que si no rendía lo esperado de él en el campo, pudiera irse a la banca.
Otra de las contrataciones de las que fue responsable es la de Martín “Camacán” Simental, el talentoso delantero oriundo de Durango. Amezcua por cuestiones
de trabajo se encontraba en aquella ciudad y se lo recomendaron, lo vio jugar en un torneo regional y lo trajo a Santos Laguna completamente gratis.
En un principio, cuando entró a la organización albiverde, los dueños eran una empresa cervecera y Salvador Necochea, después fue él, le siguió Paco Dávila, y cuando se fue a comprar a Puebla la franquicia para subir a Primera División,
se asociaron de un tapatío, Dionisio Fernández, directivo de hace muchos años de los Tecolotes de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), al hacerles falta capital para completar la transacción.