Los directivos del futbol mexicano decidieron modificar la estructura de la competencia, por lo que dividieron el torneo en dos cortos y con ello habría dos finales en el año. Fue así que en el denominado Torneo de Invierno 1996, primero de la nueva modalidad, Alfredo Tena convirtió a Santos Laguna en campeón del máximo circuito del futbol mexicano; terminó en la segunda posición de la tabla general, sólo abajo de los “Potros de Hierro” del Atlante, dirigidos entonces por Miguel Mejía Barón; a partir de este torneo, el conjunto santista se convirtió en uno de los equipos más competitivos del futbol mexicano.