Washington, (EFE).- La NASA ha cerrado 2003 con la esperanza de que la llegada a Marte de dos de sus vehículos de exploración en enero deje atrás la tragedia del transbordador Columbia que paralizó la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS).
El Columbia se desintegró sobre el cielo de Texas el 1 de febrero cuando se disponía a poner fin a la que hasta ese momento había sido una exitosa misión de investigación científica. En la catástrofe perecieron sus siete tripulantes.
El desastre fue provocado por el impacto de una loseta de aislamiento que se desprendió durante el despegue sobre el ala izquierda de la nave.
Según la investigación, el golpe causó un agujero en la estructura metálica de la nave a través del cual se introdujo el intenso calor provocado por la fricción molecular del ingreso en la atmósfera.
La tragedia, que tuvo características similares a la del Challenger en enero de 1986, obligó a suspender las misiones de los transbordadores y provocó una fuerte convulsión en la NASA a cuyas autoridades se acusó de hacer caso omiso a advertencias de sus propios ingenieros de que la misión estaba en peligro.
Tanto en la agencia espacial como en el Gobierno estadounidense han surgido voces que piden abandonar el complejo en órbita, que acumula un costo de más de 30.000 millones de dólares, y que se cancelen las misiones de los transbordadores ante la imposibilidad de reparar o sustituir equipos que ya han comenzado a fallar.
Según manifestó Sean O'Keefe, director de la NASA, el mes pasado, en estos momentos no existe ningún peligro para los actuales inquilinos de la estación espacial.
Sin embargo, advirtió de que las condiciones podrían deteriorarse en los próximos meses lo cual obligaría a evacuar el complejo, la primera obra conjunta del hombre en el espacio y en la que participan EEUU, Rusia y la Agencia Espacial Europea, como socios principales.
"Si existe alguna indicación de que (la situación) es peligrosa para la existencia de la ISS o para la salud de la tripulación, la respuesta es ...aborden la Soyuz, apaguen las luces y regresen", dijo la máxima autoridad espacial de EEUU.
Mientras la NASA prepara nuevos sistemas de seguridad para prevenir desastres como el del Challenger y el Columbia, las tareas de reaprovisionamiento y relevos han sido realizados por la nave rusa, que tiene menos capacidad que un transbordador, según los expertos.
"Este es un momento muy difícil" para la ISS y para los programas espaciales de EEUU, reconoció Michael Kostelnik, director de vuelos espaciales tripulados.
En este sombrío panorama la luz al final del túnel proviene de dos pequeñas sondas de exploración que se aproximan a Marte con la misión de determinar si hubo alguna vez vida en el Planeta Rojo.
La primera de esas naves, el "Spirit" descenderá el 3 de enero sobre el cráter Gusev el cual pudo haber sido el cauce de un lago hace 4.000 millones de años.
La segunda sonda, "Opportunity", "aterrizará" el 24 de enero en el Meridiani Planum, en el extremo opuesto del planeta y sobre una zona cuya configuración podría revelar si Marte fue más cálido, más húmedo y capaz de albergar vida como la conocemos en la Tierra.
La suerte de la aventura marciana se decidirá en sólo cuatro minutos cuando ambas sondas, que tienen un costo de 400 millones de dólares cada una, crucen la atmósfera del planeta y se posen suavemente sobre su superficie.
La esperanza de los científicos de la NASA que se congregarán en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena (California) es que no se repitan los incidentes que condenaron a muerte a otras dos sondas marcianas en 1999.
Una de ellas se perdió aparentemente debido a un encendido fallido de motores y la otra por un problema de conversión de medidas entre el sistema anglosajón y el decimal.
"Llegar a Marte es muy difícil, pero descender allí lo es todavía más", señaló Ed Weiler, director adjunto de ciencias espaciales de la NASA.
La tragedia del Columbia enlutó al mundo en un año en que el hombre debía celebrar un siglo del momento en que los hermanos Wilbur y Orville Wright vencieron la fuerza de gravedad montado uno de ellos en una máquina alada.
Según algunos visionarios, lejos de arredrarse ante las tragedias y fracasos EEUU está pensando en nuevas misiones que podrían incluir el retorno del hombre a la Luna.
"Tenemos que continuar avanzando. La Luna puede utilizarse como un punto de desarrollo que nos permita operar mejor en Marte", manifestó Everett Gibson, científico de la NASA.