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57 años

Guadalupe Loaeza

La madrugada del día en que Sofía cumplió 57 años tuvo un sueño muy extraño. Por primera vez en su vida, soñó con la muerte. Hacía apenas unas horas que una amiga suya le había dicho, si quieres aprender a vivir, primero tienes que aprender a morir.

Más que esta frase tan enigmática, lo que le había preocupado a Sofía fue el hecho de que su conocida le hablara de la muerte, precisamente la víspera de su cumpleaños.

Supersticiosa como es, su comentario lo vivió como un pésimo augurio. De ahí que el lunes se hubiera ido a la cama con un profundo sentimiento de incertidumbre.

Entre más pasa el tiempo ¿estaremos más obligados en pensar en la muerte? Quizá sea una forma de familiarizarse con ella, para aceptarla y después pensar en otra cosa. Este fue el último pensamiento que tuvo antes de que su marido comenzara a escucharla roncar. Nunca como esa noche, sus ronquidos fueron particularmente sonoros.

Pero estas bruscas exhalaciones ruidosas que tanto habían ofendido los oídos de su esposo esa noche no habían sido ciertamente a causa ni por una indigestión ni a ningún tipo de dificultades respiratorias, habían sido provocadas por una pesadilla que tenía que ver justamente con la nada final, es decir con ¡la muerte!

Curiosamente el lugar donde se llevaba a cabo el terrible sueño de Sofía, era en la agencia Gayosso de Sullivan. En una de las salas de velación, la “B” estaba su ataúd sobre un catafalco de madera en medio de cuatro candeleros. Lo que ignoraba la pobre de Sofía ya muerta, es que nadie había ido a despedirse de ella.

Estaba sola, solitita a punto de instalarse en un féretro rentado, que ella misma había solicitado al llegar a la agencia. Por lo tanto ella sabía que este ataúd no sería consumido en el proceso de cremación, ni tampoco le sería entregado a sus familiares.

Había sido ella misma la que al llegar a la agencia había preguntado por el paquete que costaba 34 mil pesos. ¿Por qué tan caro si se trata de una caja rentada?, le había preguntado al representante.

Mire señora este féretro está cubierto con fina caoba y en su interior se encuentra un receptáculo que servirá para introducir su cuerpecito en la cremación. No es caro señora, si toma usted en cuenta que en el precio se incluye la sala más grande y más elegante de nuestra agencia.

Así mismo hacemos toda la gestoría para realizar la cremación y depositar la urna con sus cenizas en uno de nuestros nichos. Esta es muy especial, ya que es de bronce y en el frente lleva una cruz de plata.

Además, llevará su nombre grabado en letra tipo gótico en una placa también de plata.

Y por si fuera poco señora, por el mismo precio va igualmente incluido el embalsamado del cuerpo con su arreglo estético, la atención personalizada de los empleados y 250 tazas de café bien calientito descafeinado por aquello del velorio.

Éste no va con piquete, señora. Sofía se observaba en su pesadilla además de muy pálida, molesta por el precio que ella misma pagaría.

Óigame, no. Está muy caro. En ¿cuánto me saldría sin el café, en una sala más baratita y que en lugar de que mi nombre fuera en letra gótica, fuera en letra de molde? Además para ¿qué me va a embalsamar, si me voy a cremar? le preguntó la muerta al agente que también estaba muerto. He aquí lo que le respondió en medio de un ambiente grisáceo y lúgubre. Señora, el café lo podemos quitar.

En su lugar podríamos ofrecer agua Santa María. La sala la podemos reducir a una habitación pequeñita donde esté nada más usted. La letra de su nombre no influye mucho en el precio.

Respecto al embalsamamiento sí es importante porque en la despedida final, uno debe estar bien presentado. No se olvide de aquello de como te ven te tratan. Imagínese si usted se presenta ante San Pedro y llega toda despeinada y sin maquillaje. Así no podría convencerlo de que la dejara entrar.

Mire, hemos tenido casos en los que la familia cuando ve muy mal al difunto, es decir sin ningún arreglo, se ponen más tristes de lo que ya están. No es caro, señora. Usamos productos de importación que dan unos resultados maravillosos.

Ahora bien, si quiere podemos usar su propio maquillaje. Sofía estaba totalmente desorientada. Le seguía pareciendo su propio funeral demasiado caro. Sin embargo preguntó si podía pagar con tarjeta de crédito. Aquí aceptamos todas, señora, incluyendo la Diners. Puesto que su tarjeta fue rechazada, le podemos ofrecer otro paquete más económico.

Este tiene un precio de 20 mil pesos. Es fundamentalmente lo mismo, nada más que el féretro es de pino, la urna es de plástico y la sala de velación es muy, muy pequeña. No obstante su economía tiene usted derecho a seis botellitas de agua, a cuatro ceniceros y a un pequeño ventilador. Estaba Sofía muerta a punto de salir de la agencia para dirigirse al módulo de velación del panteón de Ixtapalapa de la Funeraria del Distrito Federal, cuando de pronto se le acercó nada menos que Ives de Limantour.

¿Cuál es su problema, mi querida señora? le preguntó con sus ojos azules y vestido impecablemente. Entre más lo miraba Sofía, no daba crédito a su abrupta aparición. A pesar de lo atónita que se encontraba, pudo responderle. Es que no me alcanza para mi propio funeral y mi tarjeta no pasa. El ex secretario de Hacienda la miró con mucha compasión y al dirigirse al gerente de Gayosso, pidió información del mejor servicio funerario.

Permítame mostrarle señor Limantour el ataúd más exclusivo que tenemos que tenemos en nuestra agencia, que por cierto, ya cumplió 127 años. Mire usted su terminado en caoba sólida, acabado tipo “piano”, su laca es muy resistente, tanto que el brillo perdurará para toda la eternidad. Si se fija bien, don Ives, tiene incrustaciones de marquetería y en su interior cuenta con un colchón que hace que el cuerpo esté más cómodo. Es como un traje a la medida. De este modo, doña Sofía podrá dormir el sueño eterno de una manera muy confortable.

En este paquete, está incluido nuestra sala de velación más suntuosa. En ella ha sido velada don Gustavo Díaz Ordaz, Diego Rivera antes de ser llevado a Bellas Artes, Mario Moreno Cantinflas y Lola Beltrán entre muchos. Puesto que doña Sofía, con todo respeto ya no se cuece al primer hervor, el embalsamamiento que le ofrecemos le hará lucir bellísima, ya que consiste en extracción de líquidos e inyección de soluciones conservadoras.

Es decir, que no obstante el paso del tiempo, ella siempre se verá de 57 años. La ceremonia religiosa en la Capilla Ecuménica incluye música de cuerdas y un coro. La urna es de bronce de una sola pieza hecha a mano. Diez empleados estarán dando atención permanente ocupándose de los ceniceros en cristal cortado y verificando el aire acondicionado.

El café americano, capuchino y express es de importación de Colombia y de Brasil. Así mismo se servirán pastitas como aquellas que le gustaban a don Porfirio, de la pastelería El Globo. Por último se le asignará un nicho con ubicación privilegiado, teniendo como fondo el magno vitral del Mausoleo. El precio de este paquete es de 244 mil pesos, deducibles de impuestos.

No acababa de dar toda la información el representante, cuando Sofía vio cómo el señor Limantour introducía su mano larga y enguantada en interior de la bolsa de un pantalón de lana gris y sacaba varias monedas de oro para pagar el funeral más caro y elegante que ofrecía la agencia. Espero que con esto alcance para que esta gentil dama pueda descansar con dignidad, pero sobre todo con mucha paz.

A la mañana siguiente Sofía despertó sintiéndose sumamente descansada. Mientras se lavaba los dientes se dijo: Si es necesario pensar en la muerte, no es para aprender a morir, sino para aprender a vivir.

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