“Mi tarea es contar la historia no contada’’: Günter Grass, de vuelta a la literatura con una novela que aborda la otra cara de la historia.
El Premio Nobel alemán Günter Grass acaba de publicar “A paso de Cangrejo’’ (Alfaguara). Polémica y desgarradora, la obra ha roto un tabú de más de medio siglo. Y es que, por primera vez, se narra uno de los episodios más trágicos de la Segunda Guerra Mundial en Alemania: El 30 de enero de 1945, un submarino soviético abatió al buque alemán Wilhem Gustloff que, abarrotado de refugiados, se disponía a poner a salvo a miles de alemanes de la Prusia Oriental, invadida por el ejército ruso.
Con más de nueve mil víctimas, entre ellas cuatro mil niños, la tragedia del naufragio constituye el mayor desastre naval del Siglo XX. Antes de que Günter Grass lo contara, había sido un tema casi prohibido en la literatura alemana contemporánea. Por eso, con “A paso de Cangrejo’’, la crítica de su país ha considerado que el Nobel ha roto un tabú; en cual, además, había pasado a ser un monopolio de la derecha más radical.
Con 400 mil ejemplares vendidos sólo en la primera semana de su lanzamiento, el texto ha generado un debate público en Alemania que ningún otro libro había provocado antes. “A mí me ha sucedido esto siempre con los temas que he tratado -explica Grass-; pero no debe sorprender al lector, pues gracias a la polémica surge un intercambio de opiniones y los temas se convierten en actualidad y superan el tabú’’.
Para Grass, la función más importante de la literatura es dejar al descubierto el reverso de la historia: “Yo siempre he pensado que mi tarea es contar la historia no contada. Es decir, la historia de las personas; no las que están en el poder, sino las víctimas, las que se quedaron en el camino, las que no están en documentos, las que no tienen un historiador. He procurado que mi libro constituya un contrapeso a la historia oficial tradicional’’.
De hecho, señala, “en él confluyen tres biografías: La del funcionario nazi alemán, la del estudiante de medicina judío y la del comandante del submarino. En la literatura de la posguerra se habló mucho de la culpa y de la responsabilidad alemana, pero nosotros también tenemos derecho a hablar de nuestros muertos. Mi libro va dirigido a esas personas que perdieron su vida en los caminos, en las ciudades y en el mar, huyendo desesperadamente de las fuerzas rusas. Claro que existe el peligro de que se empiece a comparar cifras para ver quienes cometieron más crímenes; claro que hubo crímenes hacia ambos lados; pero lo que no debemos permitir bajo ningún concepto es que nos sumemos al silencio. Es importante depurar responsabilidades’’.
Y es que, si bien la concepción del escritor como “conciencia moral’’ debe ser rechazada, es responsabilidad de éste alzar la voz contra el silencio, asegura Grass: “No creo que la responsabilidad de un pueblo o de un gobierno se puedan delegar sobre un escritor. Pero debemos cumplir con la obligación que tenemos como ciudadanos de expresar nuestras opiniones.
Por eso, incluso cuando trato temas claramente personales, éstos siempre están imbricados y marcados por algo político. El escritor está sentado entre dos sillas y eso le obliga a estar siempre en movimiento. Yo me he centrado, como escritor, a recuperar la memoria, pues sólo podemos entender lo que sucede en la actualidad si se comprende el pasado reciente’’. En ese sentido, no puede evitar hablar del conflicto en Irak y de la postura de Europa ante Estados Unidos.
Al respecto, el creador de “El Tambor de Hojalata’’, “Años de perro’’ y “El Gato y el Ratón’’ expresa: “Ahora resurge el debate acerca de si queremos volver a la barbarie de la guerra. La respuesta debe ser no. En mi opinión, hace falta un consenso entre los movimientos antiglobalización y los pacifistas, que han resurgido con fuerza.
Es muy importante retomar la tradición de exigir que los políticos actúen de otra manera. Yo no me quiero meter en cuestiones de política española, pero diré que su presidente, José María Aznar, no está actuando de manera democrática si desprecia la opinión de la mayoría.
Éste es el mayor reto europeo. Ahora, por fin, existe la oportunidad de tener un interlocutor crítico. Europa está diciendo no a Estados Unidos; es la obligación de un buen amigo decirle al amigo que no está actuando correctamente. En mi opinión, Estados Unidos está actuando con cierta ira y con cierto complejo de superioridad. Y debo decir también que Aznar se encuentra en muy mala compañía al lado de Silvio Berlusconi.
España es una democracia joven aún, como lo era Alemania después de la guerra, así que está en pleno proceso de aprendizaje. Si ahora su dirigente desprecia la opinión del pueblo y se erige como vasallo de los Estados Unidos, estamos asistiendo a una recaída a tiempos predemocráticos.
Ahora mismo Alemania y Francia se encuentran en un consenso en contra de la guerra preventiva. Yo creo que está muy bien que no estemos aislados; pero estaría mejor que no fueran sólo Francia y Alemania, sino que nos acompañara por ejemplo España. Esto aumentaría mi orgullo’’. Y va más allá: “Lo ideal sería que en el consenso europeo nos involucremos también con los países del tercer mundo. Recientemente hemos visto cómo Estados Unidos ha bloqueado el surgimiento de tratados internacionales referentes, por ejemplo, al medio ambiente. Yo creo que hay que protestar, y si es posible, unidos’’.