Arturo Granadino Loaeza siempre sostiene que su incursión como magistrado y su posterior elección como Presidente del Tribunal Estatal Electoral de Durango no fue “facilitada” ni “encauzada” por alguien. A cada cuestionamiento sobre sus vínculos con la administración estatal, responde tajante: “Ni yo le debo algo al gobernador, ni él a mí”.
Apenas se está instalando en su oficina, en la planta alta del local que alberga al TEE en los linderos del Paseo de Las Moreras. No ha impuesto su sello personal en el acondicionamiento de sus aposentos. El librero está vacío. No hay fotos suyas ni detalles colocados por él en el inmueble.
Aún, eso sí, se encuentran en el lugar dos fotografías casi a un costado de la puerta del despacho: son de los anteriores integrantes del Tribunal. “¡Ah!” –exclama-, “esas fotos ya se van al archivo”.
Presidente de la Barra de Abogados de Durango durante el periodo 1998-2000, Granadino deja claro: “Lo mío siempre ha sido litigar o desenvolverme en asuntos de carácter jurídico. En lo electoral no soy nuevo. Desde 1993 participé en el primer diplomado que se hizo en Durango sobre Derecho Electoral. Me gustó. Y después, en diciembre de ese mismo año, me invitaron a un curso propedéutico. Ya para el ‘94 participé con el Trife en las elecciones como Juez Instructor.”.
Su cuestionado nombramiento por parte de la oposición, así como su designación como Magistrado Presidente del TEE, son asuntos que lo tienen sin cuidado, dice. A sus principales críticos les pide pruebas de lo que señalan en su contra. Y advierte que su carrera y prestigio profesional de más de 20 años estaría en juego si comete errores o “cede a las tentaciones”.
No fue dedazo
P: ¿Cómo llega Arturo Granadino a esta oficina?
R: “Por cumplir mi periodo en la Barra, de 1998 al 2000, dejé pasar una oportunidad de incorporarme a la actividad electoral nuevamente, tal como lo hice en varias etapas de mi vida de los últimos 10 años.
“Por eso, cuando salió la convocatoria del Tribunal Superior de Justicia para las Magistraturas del Tribunal Electoral, presenté mi documentación, reuní los requisitos, el Consejo de la Judicatura me incluyó en una de las tres ternas, el Pleno del TSJ me avaló y, finalmente, por unanimidad el Congreso del Estado también me dio el visto bueno.
“La presidencia del TEE ya fue una situación interna de los magistrados. Nos reunimos los tres (él, Georgina Reyes y Hortensia Alvarado). De entrada, yo les pregunté a ellas si querían la presidencia. Me respondieron que sí. Entonces, yo les dije que también. Nos pusimos a ver los argumentos de cada quién, y ellas declinaron a mi favor”.
P: ¿En ese lapso no hubo ninguna llamada decisoria de arriba?
R: “Ninguna. Lo digo satisfactoriamente: el que haya llegado aquí no se hizo bajo ninguna influencia. No sé por qué me ubican bajo el contexto de que soy afín a los intereses del Gobernador. Han querido hacer ver una realidad que no es”.
P: ¿En qué sentido?
R: “De que tengo una gran cercanía con el mandatario”
P: ¿Y no la tiene?
R: “No. Al Gobernador lo conocí cuando fue mi maestro de Historia en la Secundaria ‘Benito Juárez’, en la década de los setentas. Luego perdí el contacto por muchos años y vuelvo a cruzar palabra con él ya como Gobernador electo de Durango y yo como presidente electo de la Barra”.
Distancia sana
P: En la etapa al frente de los abogados, ¿qué compromisos hizo con el Ejecutivo?
R: “No nos vimos más de tres veces cuando dirigí el organismo. Hasta son muchas. Mi relación para resolver la problemática del gremio era directamente con los mandos medios”.
P: Sin embargo, al invitarlo como director del Instituto de Defensoría Pública, usted tuvo que asumir una relación de trabajo y subordinación hacia él. ¿Eso no afectará su desempeño?
R: “Bueno, sí dependí directamente del Ejecutivo estatal el tiempo que estuve al frente del Instituto. Pero esa etapa de mi carrera fue muy satisfactoria también. A mí me dio mucho gusto que me invitara a hacerle ese proyecto de la defensoría pública del gobierno estatal. Lo hice, le gustó y lo echamos a andar. Sin embargo, apenas hace un mes fue cuando se hizo el arranque formal ya con un espacio físico propio para trabajar. Luego viene lo de la convocatoria para el Tribunal Electoral, y aquí me tienes”.
P: ¿Por qué lo dejó, si dice que desechó una oportunidad importante entre 1998 y 2000 para seguir como líder de la Barra?
R: “Porque veo que el Instituto ya está caminando. Además, la cuestión electoral, te digo, siempre me ha gustado. Es que hay metas profesionales, y ser Magistrado es una gran satisfacción y tiene un gran valor para mi carrera”.
Compromisos
P: ¿Cuál cree, pues, que sea el motivo de las descalificaciones en su contra?.
R: “No sé, pero a veces es injusto. Me meten en el casillero de que soy incondicional del Gobernador cuando no es así. Creo que se les hace fácil señalar y criticar. Pero es difícil mostrar pruebas o comprobar lo que dicen. Yo ni le debo al gobernador, ni él me debe nada a mí”.
“Lo respeto, eso sí. Pero no hay ningún compromiso con él, con algún partido o con algún funcionario gubernamental o político”.
P: ¿Con quién está comprometido, entonces?
R: “Con mi persona, con mi profesión y con mi familia. Y bueno, desde este cargo, con la sociedad. Me preocupa mucho poder torcer el ejemplo que me dio mi padre, de rectitud, profesionalismo, humanismo. Quiero seguir su línea y que mis hijos lo hagan también”.
P: Licenciado Granadino, juzgar es difícil, ¿verdad?
R: “Sí, porque no se comprende la función y siempre hay un ganador y un perdedor. El que no resulta favorecido en un juicio siempre se queja; el ganador, por el contrario, afirma que así debía ser. No es fácil. Lo sé”.
Ataques
P: ¿Está preparado para los ataques?
R: “Estoy consciente de que mi posición será estar en un escaparate, y en los tiempos electorales, todos los funcionarios estamos expuestos a que nos juzguen. Pero, ¿cuál es el centro del asunto? Hacer bien las cosas”.
P: ¿Su familia ya asimiló que posiblemente las críticas en su contra sean muchas y de todo tipo?
R: “Ya lo platiqué con ellos. Entienden que los partidos políticos van a presionar, pues éstos creen que con ello van a influir en las decisiones del Tribunal Electoral. Sin embargo, tengo, y mi familia también, la seguridad de que el trabajo hablará por mí”.
P: ¿Ha pensado que puede ser coaccionado por gente importante a la hora de juzgar?
R: “No adelanto ni especulo nada. Espero que no se dé”.
P: Pero si el Gobernador lo telefoneara para darle instrucciones, ¿qué haría?
R: “La verdad, no creo que se dé; pero no permitiría que lo hiciera. Somos autónomos. Y te insisto: no voy a incurrir en algo que esté fuera de la ley, porque está de por medio mi prestigio profesional de casi 20 años.
“Cuesta mucho portarse bien y hacer bien las cosas, lo reconozco. Sin embargo, me queda claro que mi carrera no termina aquí, en el Tribunal Estatal Electoral”.