El crítico de arte Fernando Andrade Cancino opinó que los asaltantes sabían perfectamente de arte y no era unos aficionados.
El 12 de diciembre del año pasado, la Pinacoteca del Estado fue robada, sustraendo del recinto un cuadro de la Virgen del Refugio y dos casullas del siglo XIX, bordadas en oro y plata, aún se desconoce de cuánto fue el monto total del robo, debido a que las autoridades encargadas no han querido declarar nada.
El crítico de arte, pintor y poeta Fernando Andrade Cancino, en entrevista opinó que los ladrones sabían perfectamente de arte y que no eran unos aficionados, como declaró el historiador Javier Guerrero Romero, a este matutino.
“En el ICED se vive un periodo de autofagio como en muchas otras instituciones del país, que se devoran unos a otros”, dijo Andrade Cancino quien se enteró del robo de la Pinacoteca por medio de uno de los subdirectores del ICED.
Dicha persona, le explicó que se robaron un cuadro de la Virgen del Refugio y dos casullas bordadas en oro y plata; el cuadro junto con otros fueron restaurados por Lourdes Rodríguez (quien fuera directora de la Pinacoteca del Estado y despedida a causa del recorte presupuestal que vivió en septiembre pasado el ICED) quedando en su lugar como encargada del recinto y de otros inmuebles, “porque a esa gente le gusta abarcar mucho”, Rosalina Gorjón Fernández.
Al hablar del origen de este cuadro, dijo que lo encontraron con unos rancheros que habían robado una hacienda (al parecer por San Juan del Guadalupe) saqueando algunas obras religiosas, entre ellas la pintura que venía sin bastidor y algo deteriorada. Lulú Rodríguez le puso bastidor y la restauró quedando una obra magnífica, opinó Andrade Cancino, quien agregó que el cuadro es de la autoría de Francisco Herrera, pintor que no se conoce, pero por la firma que aparece en la obra se supo de él. “Al ser restaurado quedó un cuadro magnífico, el niño que sostiene la Virgen del Refugio, parece más grande que un bebé, porque la cara parecía de un niño de 4 ó 5 años, es una pintura muy bonita...Yo no sé si sea muy valiosa o no, como dice Javier Guerrero. Yo pienso que sí es valiosa y quienes la sustrajeron no eran inexpertos, sabían lo que hacían. Se hubieran llevado otras cosas, como el gobelino, probablemente no se lo llevaron porque pesa mucho. El cuadro de la Virgen a nivel estético es una obra maravillosa, de las más impresionantes que había en la Pinacoteca”.
Comentó que las casullas pertenecen a la colección de la hacienda La Ferrería, y por ello ahora habrá más problemas, porque además de todos los objetos que se han perdido de la hacienda, se aumentan otros más con este robo. “Las casullas yo no se de qué partes se compongan, se que eran muy antiguas, mal cuidadas y maltratadas”.
Según los informes que le llegaron a Andrade Cancino, el 13 de diciembre Rosalina Gorjón Fernández no dejó entrar al personal que labora en la Pinacoteca, argumentando que había goteras o que se había caído el techo. Después de siete días los dejó entrar, para entonces, ya había el rumor del robo, pero al ingresar se dieron cuenta que todos los cuadros que había en el recinto aparecieron desmontados y en cajas. “Yo no se si en realidad fue cierto lo que dijo Rosalina o fue un simulacro, pero se le dio la consigna a los trabajadores que se enteraron del robo que ocultaran lo que pasó para evitar escándalos, “yo pienso que en este caso no se trata de evitar escándalos, sino de agarrar a los ladrones, si se hubiera dicho a tiempo se hubiera agarrado a los ladrones, así se ocultó información muy importante que hubiera servido a la policía. Pienso que al ocultarlo se logró que esas piezas se hayan llevado a otro estado o país. Hubo una serie de errores...Esa es una de las consecuencias del recorte de personal, de que hayan quitado a Lulú Rodríguez de la Pinacoteca, y es la consecuencia de que la señora Gorjón Fernández quiera abarcar tantas cosas al mismo tiempo, perdiendo el control de la seguridad”, argumentó.
Expuso que una persona, de quien no quiso decir el nombre, sospecha que la persona que lo robó no es un traficante de arte, como Andrade Cancino piensa, sino alguien codicioso y avaricioso que sabía del valor de las obras, “alguien que conoce muy bien el manejo interno del ICED, los horarios, que se enteró de la suspensión de labores por ser el día 12 de diciembre, que al día siguiente se pagaban los aguinaldos y se iban al banco a cobrar, que de inmediato saldrían de vacaciones, de modo para que no se hiciera un gran escándalo...”.
“Hay mucho tráfico de obra religiosa en el país, ya no hay revisión en los aeropuertos o carreteras. En San Miguel se robaron el viejo San Miguel que había en el altar mayor, días antes de que se fuera el anterior párroco, y no me enteré de la noticia; las obras de Benigno Montoya en el panteón le han quitado piezas. Si hay este tipo de robos es porque hay mercado para este tipo de obras a nivel internacional”, reveló.
Ignora de cuánto asciende el robo económicamente, pero calculó que un cuadro de este tipo ya restaurado pueda valer alrededor de 30 ó 40 mil dólares, y de las casullas según el peso que tengan por el oro y la plata, además de la antigüedad, “espero que esa gente no vaya hacer lo que hicieron los españoles con las piezas de oro que encontraron en mesoamérica, que en vez de conservarlas, se las llevaron para fundirlas y hacer monedas, eso sería absurdo...”.
“Creo que era una obra muy bella y quien la robó no era una persona aficionada o improvisada, sino alguien que sabía, ahí difiero de Javier Guerrero”, reiteró el crítico de arte, pintor y poeta.
Sobre la seguridad que en los museos o galerías de la ciudad existe consideró que no la hay, que no cuentan con termómetros, humificadores, y circuitos cerrados (que hagan la función de los custodios).
Por último argumentó que se le hace sospechoso lo que pasó, porque los delincuentes tuvieron que llevar una camioneta para transportar la obra, que aproximadamente medía 1.20 X 1.80 mts., y salir por la parte del estacionamiento del ICED.