MATAMOROS, COAH.- El problema del graffiti afecta a este municipio al igual que a las demás ciudades de la Comarca Lagunera, el daño se presenta tanto en el primer cuadro de la ciudad como en las colonias.
Durante un recorrido realizado por El Siglo de Torreón se pudo constatar que el problema continúa creciendo en la ciudad, pues edificios como el Hospital General, el inmueble de Servicios Educativos de la Secretaría de Educación Pública se encuentran dañados en sus fachadas por las pintas de los graffiteros.
Pese a la molestia que causa este problema a la sociedad, las corporaciones policíacas no han logrado frenar esta práctica que con el paso de los años ha aumentado en la Región, pues cada día alguna propiedad es graffiteada por los pandilleros que marcan su territorio.
Vecinos del Hospital General se acercaron al representante de este medio para denunciar que por las noches un grupo de jóvenes se dedican a pintar los domicilios de este sector y que la presencia policíaca es nula, por lo que estos pandilleros actúan con gran libertad.
Los quejosos solicitaron el anonimato, pues dijeron que temen que los pandilleros causen daños a sus viviendas si los señalan, sin embargo hicieron un llamado a las autoridades para aumentar la presencia policíaca, debido a que los graffiteros no necesitan de mucho tiempo para hacer sus pintas.
“Llegan y se tardan más en sacar el bote de aerosol que en lo que pintan sus garabatos, por eso la policía debe poner en marcha un operativo para marcar un alto a los graffiteros”, dijo uno de los quejosos.
Una ama de casa dijo que el mismo comercio puede ayudar a frenar este problema, pues debe restringir la venta de los botes de aerosol a los pandilleros, pues de ante mano saben para qué van a utilizar estas pinturas.
A decir de uno de los vecinos la labor policíaca está en entredicho, pues hasta la fecha no han elaborado un operativo para detener a estos menores infractores, o quizá cuando los sorprenden les piden para las cocas y los dejan ir.
“Deberían mantener más vigilancia y detener a los graffiteros que sean sorprendidos y para que entiendan los muchachos los deben poner a pintar las paredes de las casas y comercios dañados, pero las pinturas las deben comprar ellos mismos para que les cueste el gasto y ver si de esta manera dejan de rayonear las paredes”, dijo una molesta ama de casa.