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“Jesús, no sabe nadar”/Addenda

Germán Froto y Madariaga

En toda transición democrática hay un tiempo en que el país donde ésta se da se convulsiona entre los estertores del régimen anciano que se niega a morir y los balbuceos del nuevo que aún no puede hacerse comprender cabalmente frente al pueblo.

En ese momento los medios de comunicación y en especial la prensa escrita juegan un papel importante, porque son los interlocutores frente a la sociedad que no alcanza a explicarse el por qué de algunas conductas realizadas por los actores políticos.

Es entonces cuando ese papel de los medios se torna especialmente importante a fin de que la ciudadanía pueda tener a su alcance los elementos necesarios para comprender los acontecimientos que se presentan.

Pero para que así suceda, es determinante que los medios actúen con responsabilidad y objetividad explicándole a sus lectores, televidentes o radioescuchas las razones y motivos que ellos advierten son generadores de los acontecimientos y no irse por la vía fácil del comentario que destaca lo malo y desestima lo bueno e incluso criticar acremente las conductas que antes se exigían como indispensables para la sana marcha del país.

Pongamos por ejemplo lo que ahora está sucediendo con la reforma fiscal y las confrontaciones que se están presentando entre los distintos partidos políticos y de éstos con el Ejecutivo federal que es el que formuló la primera propuesta de reforma.

Los medios han destacado en los último días las confrontaciones que se presentan hacia el interior del Partido Revolucionario Institucional señalando que si bien este partido formuló una contrapropuesta de reforma, la misma generó una “nueva rebelión de sus legisladores, motivada por la inconformidad ante la propuesta”.

Los medios de comunicación destacaron y criticaron no sólo la “rebelión” de algunos diputados y senadores priistas, sino también la declaración del presidente Vicente Fox, en la cual señaló textualmente: “Mi reconocimiento para el PRI, que está afanosamente buscando soluciones”.

Cierto es que esos acontecimientos son inusitados, pues antes no existían las “rebeliones” de legisladores del PRI y tampoco se había presentado un acto mediante el cual el Presidente reconociera el esfuerzo de legisladores de oposición a su régimen gracias al cual se aportaban soluciones a la problemática que vivimos.

Pero no es posible que los medios critiquen lo que ellos llaman una rebelión, cuando en el pasado lo que censuraba acremente era el hecho de que los diputados y senadores priistas se sumaran sin protestar a las propuestas del presidente en turno o a las emanadas de su dirigencia partidista.

En aquel entonces eran unos sumisos y agachones. Ahora son unos rebeldes. La verdad es que ni una cosa ni otra son totalmente ciertas.

En muchas ocasiones, dentro del anciano régimen, los medios eran incapaces o no les convenía admitir que, desde el punto de vista parlamentario, hay momentos en que debe imperar la disciplina como estrategia y por tanto, las minorías deben sumarse a las mayorías. La mayoría de razón es sin duda un elemento indicativo que debe llevar a cualquier legislador a pensar que puede estar equivocado y por tanto se hace necesario disciplinarse a lo que opina el grupo mayoritario.

Pero eso no quita que durante las discusiones exterioricen en forma privado o pública su sentir y sus diferencias con otros legisladores o aún con las dirigencias de sus partidos.

A Fox se le ha criticado que se enfrente al PRI y a los legisladores emanados de ese partido por cuestiones poco importantes. Y ahora que reconoce el esfuerzo por buscar fórmulas distintas, pero conciliatorias, de solución para la reforma fiscal, también se le critica.

A los propios legisladores muchas veces se les ha tachado de contreras y se afirma que se oponen a todo y no proponen nada. Pero ahora que formulan propuestas lo que se destaca es que se están enfrentando entre ellos.

Lo anterior me hace recordar el siguiente cuento confeccionado en forma exagerada para destacar lo contradictorios que son los medios de comunicación:

Se afirma que en tiempos de Cristo los medios le negaban al Hijo del Padre toda cualidad divina. Sostenían que no era el Mesías y que ningún milagro de los que había hecho era tal.

Esa forma de actuar de los medios no molestaba al Señor ni lo hacía perder el sentido de su misión tendiente a divulgar los preceptos divinos.

Pero a los apóstoles sí les molestaban las críticas de la prensa, pues a ellos, de manera especial, los tachaba de vagos y mentirosos.

Un día, los apóstoles se reunieron con Jesús y le manifestaron sus molestias al tiempo que le solicitaban que hiciera ante los medios un milagro que fuera en verdad indiscutible.

“Si ustedes lo creen necesario, así lo haré sólo para complaceros”, les dijo Jesús, y añadió: “¿Pero qué tipo de milagro convendría hacer?” A lo que Juan, el discípulo amado respondió: “¿Qué tal si caminas sobre las aguas del mar?” “Me parece bien”, contestó el Nazareno. “Citen a los medios mañana al mediodía frente al mar y realizaré tal prodigio”.

Los apóstoles se dieron a la tarea de citar a rueda de prensa frente al Mar de Galilea, también conocido como Lago de Tiberíades y al día siguiente, a la hora señalada, ante las cámaras de televisión y las fotográficas, Jesús caminó sobre las aguas.

Pero al siguiente día, cual no sería la sorpresa de los apóstoles al leer a ocho columnas de los diarios locales la noticia de aquel prodigio bajo éste encabezado: “Jesús, no sabe nadar”.

Me parece que así están actuando la mayoría de los medios de comunicación frente a los acontecimientos que derivan de la transición que estamos viviendo, pues destacan lo trivial y desdeñan lo substancial.

Se afirma que una nación para ser considerada como democrática debe contar con una prensa libre. Esto es cierto. Pero también se requiere que esa prensa, esos medios masivos de comunicación, se comporten con responsabilidad y objetividad.

Porque de otra forma, quienes no actúen así, no merecen el respeto de los ciudadanos que se empeñan buenamente en construir un sistema democrático sólido y duradero dentro de un marco de justicia y libertad.

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