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“Ladrones de energía’’

Gaby Vargas

Dentro de cada uno de nosotros se encuentra un depósito de energía que vamos utilizando para competir en el maratón de la vida. A veces, olvidamos recargar ese depósito y, por si no fuera suficiente, a diario se presentan mil cosas que nos la roban.

Lo peor es que nos acostumbramos a tolerar esas pérdidas, incluso tratamos de ignorarlas, pero nos molestan, distraen y desgastan. ¿Se ha fijado?, algunas de ellas se presentan como esa llamada que no he hecho, aquéllo para lo que me comprometí y que, hasta ahora, me doy cuenta que no puedo realizar; el agradecimiento que no he dado, ese clóset que espera ser arreglado, la deuda que no he cubierto, la ropa que me aprieta en la cintura, ese ruidito del coche que a diario sigo notando, la pila de papeles acumulados sobre el escritorio.

En fin, todo lo que nos hace ruido, nos agobia e impide disfrutar plenamente la vida... Todo eso, nos roba energía.

Lo importante es identificar los factores que nos agobian para poder eliminarlos, reponernos y utilizar ese potencial en cosas más importantes. Aquí le comparto algunas sugerencias prácticas:

1.- Haga una lista de las cosas que consumen su buen humor. Observe su espacio, físico y mental, en el trabajo, en la casa, en su cuerpo, en su familia o en sus propios hábitos y anote aquello que desea eliminar.

Es increíble el impacto positivo que causa el simple hecho de identificar y decidirnos a afrontar las cosas que nos provocan ansiedad.

2.- Empiece poco a poco. Atienda, componga o delegue las actividades que le causen molestia. No trate de organizar su casa u oficina en un mismo día, o de bajar diez kilos en una semana. Póngase pequeñas metas que, al realizarlas, le causen satisfacción.

3.- Organice el día por bloques, de manera en que en cada uno realice un sólo tipo de actividad. Evite que lo interrumpan, esto aumenta nuestra eficiencia y reduce la ansiedad causada por tratar de hacer veinte cosas a la vez.

4.- No tenga miedo a decir “No’’. Cuando esté seguro de que no puede comprometerse o cuando tenga la agenda llena, diga no, así, amable, pero firmemente. Cuando nos estiramos demasiado, invariablemente nos causa estrés y una gran ansiedad.

5.- Para recargar su energía, comience el día escuchando la música que lo pone de buen humor. Asegúrese que sea de alto impacto, se ha comprobado que la gente que escucha música energizante, aumenta su productividad en un 200 por ciento.

6.- Evite enfocarse en lo que no ha hecho. Tome el crédito que merece por lo que sí ha hecho. Aprenda del pasado pero no se estanque ahí. Vea el futuro con optimismo.

7.- Hay que reír más. Aprenda a ver el humor dentro de las situaciones difíciles. Evite tomarse las cosas tan en serio y procúrese momentos de diversión. Una buena carcajada, además de que nos carga de energía, ayuda a aligerar el estrés.

8.- Reduzca su velocidad. Busque un tiempo para reflexionar y pensar. De vez en cuando, es bueno parar y hacer un “inventario’’ de nuestra vida personal, de nuestro trabajo, de los logros y las metas.

9.- El descanso es vital. Busque un tiempo para relajarse y no se sienta culpable por ello. Si no lo hace, el trabajo lo sobrepasará pero no por haberse ausentado unos días, sino por agotamiento.

10.- Cuando se sienta abrumado, busque a los amigos y salga a comer para platicar con ellos, de todo menos del trabajo.

11.- Es importante tener a alguien con quien tenga la confianza de ser usted mismo. Si puede compartir, discutir sus temores, metas, frustraciones o victorias, a nivel personal o profesional, conseguirá ver las cosas objetivamente y aprenderá a conocerse mejor, a retomar fuerzas y a mantenerse centrado.

12.- Busque el silencio. Si se siente abrumado por la gente, salga a comer solo y disfrute del momento sin tener que platicarle a nadie. El silencio nos repara mucho.

13.- Haga ejercicio. Si no tiene tiempo de ir al gimnasio, salga a dar una vuelta a la cuadra o realice el ejercicio con un video en casa. Además de que esto nos libera del estrés, dormimos mejor y nos sentimos muy bien con nosotros mismos.

14.- Sea flexible. Comprenda que las metas no se tienen que grabar en piedra. Algunas veces, las circunstancias cambian y nos llevan por diferentes caminos. Si nos damos cuenta que algo no está funcionando, está bien cambiar de rumbo sin sentirnos culpables. Esto no es fracasar. Es ser maduro y saber tomar lo que es mejor para nosotros.

Ahora que nos damos cuenta del costo de este tipo de fugas y los beneficios de saber manejarlas, está en nuestras manos hacer un cambio y... ¡actuar!

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