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“¿Me revisan por ser priísta?”

TORREÓN, COAH.- La avenida Central de Torreón Jardín esta “out”. Sólo algunos despistados siguen dando vueltas y vueltas. La mayoría de los “júniors” entendieron el mensaje de la autoridad y hasta los más influyentes respetaron el operativo de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM).

Eran contados los autos tripulados por jóvenes, que acompañados de sus amigos o amigas, trataban de “dar el rol” y sólo pasó dos veces un vehículo con escolta. Los policías auxiliados con los conos colocados en los retornos de la Central, obligaban a los “júniors” a terminar su camino en el bulevar Revolución, conminándolos a tomar otra ruta.

A las 21:00 horas empezaron a colocarse los 25 elementos de la Policía Preventiva en todos los cruceros de la avenida Central, las torretas de las patrullas iluminaban la transitada vía y de paso los rostros de los jóvenes que estacionaban sus autos en la esquina de algunas calles.

Durante un recorrido realizado por el representante de este medio, la noche del sábado dos de agosto, se observó el trabajo de los policías y las actitudes de los jovencitos que se negaban a dejar de transitar por la Central, para ellos símbolo de status y territorialidad.

El primer incidente se registró en Central y calle Gardenias, donde un grupo de personas a bordo de un Jetta negro de lujo y super equipado, iban a ser sometidos a revisión por parte de la Policía Preventiva.

Una patrulla se estacionó de frente al auto en sentido contrario, obstruyendo el paso y sin apagar las luces, de la unidad descendieron al menos seis uniformados que invitaron a los pasajeros a bajar del vehículo.

“Por qué me truenan los dedos”, gritó molesto el dueño del carro al quejarse con un jefe policíaco, el joven de apellido Olmos dijo que un agente le faltó al respeto pero no lo identificó. Al final de la revisión, no se detectó nada anormal y se invitó a los jóvenes a retirarse.

“¿Me revisaron por ser prisita?”, preguntaba el joven Olmos al jefe de sector, “Mire joven, nosotros sólo vemos pasar a los carros, no podemos saber si los conductores son priistas o panistas o de otro partido, sólo procedemos conforme al reglamento y tenga por seguro que actuamos parejo con todos”, contestó el comandante.

A las 21:35 horas, en Central y Margaritas, los elementos de una patrulla de vialidad infraccionaban a la conductora de un auto Jetta color rojo, el motivo: Circular con las luces apagadas. En el auto iban dos jóvenes y la tripulante aceptó la falta, recibió su boleta y a cambio le recogieron la placa trasera.

La noche transcurría y el carril de oriente a poniente de la Central lucía cada vez más vacío, unas niñas en un Neón gris, tres chavos en un “vocho” del mismo color, un grupo de amigas en un Stratus blanco y un par de jóvenes en un Bettle negro, eran los únicos que no cesaban de atravesar Torreón Jardín, aunque tuvieran que rodear por el bulevar Revolución.

De forma aislada atravesó la vía un auto BMW oscuro, seguido de una camioneta con “tumbaburros”, propiedad de un joven de apellido Rodríguez, minutos después hizo el mismo recorrido de oriente a poniente y ya no regresó al lugar.

Cerca de las 23:00 horas, dos grupos de jóvenes estacionaron correctamente sus vehículos para platicar. Frente a un lote baldío, sobre la Central entre las calles Nardos y Orquídeas, se encontraban un auto Pontiac Sunfire negro y una camioneta Chevrolet blanca.

Los amigos dialogaban y acordaron el próximo punto de reunión para divertirse el resto de la noche, abandonaron el lugar sin ser molestados por la policía.

Diez minutos después, los elementos de una patrulla se detuvieron en Central y Laguna Sur a revisar un auto Honda Milenio color negro, propiedad de un joven de nombre Rodrigo. “Se portaron muy bien, no tuvieron problema en que revisáramos el auto, todo estuvo normal”, reportó un agente a su superior para luego seguir con el recorrido.

A las 23:30 horas ya no había carros, la mayoría de los jovencitos se retiraron a su casa, los más grandes están en los diferentes lugares de diversión y entretenimiento, el operativo llega a su fin, se retiran los conos y la mayoría de los agentes.

La Central aparentemente está sola, ya en la madrugada empieza a aparecer uno que otro auto de lujo, llegan y se estacionan en las esquinas de la avenida, bajan de los vehículos y empiezan a platicar en la calle.

Desde una distancia prudente, una patrulla sigue vigilando, la luz de las torretas volvía a reflejarse en los jóvenes que se negaban a abandonar “su punto de reunión”. Con su presencia, la autoridad “incomoda” a los “júniors”, por su culpa, la Central ya pasó de moda.

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