Alimentación y nutrición en la mujer postmenopáusica
(Tercera de tres partes)
Necesidades de principios inmediatos
Proteínas
Como consecuencia de la disminución de la masa muscular que ocurre con la edad, y la consiguiente reducción en la cantidad de proteínas totales del organismo, parecería que las necesidades proteicas tendrían también que disminuir. Aunque algunos autores apoyan esta teoría, en investigaciones más recientes se ha observado que con la edad se requiere mayor cantidad de proteínas. Gersovit y cols. encontraron un balance nitrogenado negativo en 15 pacientes mayores sometidas a una dieta con 0.8 g de proteína por kg de peso y día durante un mes, sugiriendo que la ingesta menor de energía resulta en una disminución de la retención del nitrógeno dietético.
La función renal en las personas sanas declina progresivamente después de los 30 años, de tal manera que a los 80 años la tasa de flujo sanguíneo renal y de filtrado glomerular es ½ o 1/3 del que se tenía de adultos jóvenes.
Al inicio de una enfermedad renal, la restricción temprana de las proteínas de la dieta enlentece la pérdida del filtrado glomerular, pero en las personas que no tienen enfermedad renal asociada, la ingesta proteica no contribuirá ni inducirá un deterioro más rápido de la función renal.
Las necesidades proteicas se deben valorar en cada persona de una forma individual, con el fin primario de mantener el balance nitrogenado.
Hidratos de carbono
La habilidad del organismo para metabolizar los HDC, disminuye con la edad. La tolerancia hidrocarbonada puede estar influida por el tipo de HDC, vía de administración, intervalo desde la última comida, medicaciones, nivel de actividad física, presencia de enfermedad crónica y edad de la persona.
La ingesta de azúcares debe desviarse hacia los alimentos con HDC completos y fibra, que ayudarán a aumentar la movilidad intestinal, mejorando el estreñimiento.
Grasas
Con la edad hay un aumento de la cantidad de grasa total del organismo, que puede conducir a obesidad, asociándose ésta al desarrollo de muchas enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, alteración del tracto biliar, etc.
La grasa es el principio inmediato que más calorías aporta a la dieta y su contribución en la misma juega un papel importante a la hora de valorar la adecuación calórica de la ingesta alimentaria.
Evitar la obesidad o reducir el peso debe ser la meta principal de la prevención o tratamiento de cualquier enfermedad por lo que las grasas deberán ser reducidas a niveles bajos de la ingesta total calórica.
Para las personas que deban bajar de peso, esta disminución del contenido de grasas es uno de los caminos más eficaces para reducir las calorías totales de la dieta.
Problemas específicos
Dado que con la edad aumenta la incidencia de ciertas enfermedades, conviene conocer la repercusión que la dieta puede tener sobre las mismas.
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