Alimentación y nutrición en la mujer postmenopáusica
(Segunda de tres partes)
Necesidades energéticas
Control de peso
La producción total de energía disminuye progresivamente con la edad. Esta reducción del metabolismo energético se relaciona de una forma más directa con la disminución de la masa muscular, que con la reducción de la actividad metabólica de tejidos específicos.
Dado que los requerimientos energéticos basales representan las necesidades de los procesos metabólicos implicados en el mantenimiento de las distintas funciones tisulares, una disminución de la masa muscular representará una reducción en las necesidades energéticas, que también pueden estar alteradas como resultado de cambios en los niveles de actividad o gasto calóricos.
Los niveles de actividad pueden disminuir debido al inicio de enfermedades óseas y articulares, pérdida de estabilidad postural, progresión de algunas enfermedades crónicas como puede ser angina de pecho, claudicación intermitente, diabetes mellitus, etc.
El balance energético equilibrado debe ser una de las metas principales en las personas de cierta edad.
El control del peso es una gran preocupación en la mayoría de las mujeres, ya que presentan obesidad con mayor frecuencia que los varones, estando la prevalencia más alta en el grupo entre los 43-54 años. El 60% de las mujeres adultas sigue algún tipo de dieta para adelgazar, y para su desgracia a menudo observan que tienden a ganar peso rápidamente.
Los requerimientos energéticos basales disminuyen un 2% por década durante la edad adulta (4). Si no se compensa, esta ligera disminución puede llevar a ganar 1-1.5 kg. de peso al año, o lo que es lo mismo 10-15 kg. cada década. La disminución de la tasa metabólica generalmente se acompaña de disminución en la actividad física, que como ya se ha dicho antes, es una variable fundamental en la determinación de los requerimientos energéticos. La RDA sugiere para las personas de 51-75 años una ingesta calórica del 90% de la que tenían de adultos jóvenes. Específicamente el nivel energético de una mujer entre 51-75 años se estima en 1800 Kcal./día, con un rango entre 1400-2200 Kcal./día, frente a las 2000 Kcal./día para las mujeres en edades entre 23-50 años. Un exceso mantenido de 200 Kcal./día resulta en el aumento de 8 kg. de peso al año. Dado que el control del peso es el equilibrio en una balanza, donde se encuentra la ingesta calórica en un brazo y la actividad física en el otro, tendremos que intentar disminuir lo primero y aumentar, o al menos mantener lo segundo.
Es importante realizar un control de la ingesta calórica. Podemos predecir la pérdida de peso basándonos en que 1 kg. de tejido adiposo supone aproximadamente 8,000 Kcal. Un déficit de 500 Kcal. Al día producirá una pérdida de 2 kg. en un mes.
Si tenemos en cuenta las recomendaciones calóricas de una mujer de 55 años (1800 Kcal./día) su ingesta debería ser aproximadamente 1,300 Kcal./día para perder 0.5 kg. a la semana, teniendo que ser bien instruida para que a la hora de la selección del alimento, escoja aquél que tenga un elevado contenido de nutrientes. Por otro lado, es importante hacer énfasis en el papel que el ejercicio juega en el mantenimiento y/o reducción del peso y en la salud. Además de los beneficios que la actividad física tiene sobre la masa ósea, también ayuda a “gastar calorías” (con una hora de paseo rápido, una mujer de 60 kg. quemará 200 Kcal.). El intento de aumentar el gasto calórico mediante la actividad física debe ser un pilar importante en el control del peso, ya que si la ingesta calórica es demasiado baja (menos de 1000 Kcal./día) resulta difícil obtener las cantidades adecuadas de nutrientes esenciales, y las dietas muy bajas en calorías (400 Kcal./día) pueden resultar peligrosas.
Es importante reconocer cuando hay algún tipo de enfermedad: sepsis, estrés, cirugía, traumas, ya que bajo estas circunstancias las necesidades energéticas aumentan.
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