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A los 22 años ha probado todo tipo de enervantes

Arturo González

CD. LERDO, DGO.- "Soy del barrio éste y semos bien locos... como dice una canción, andamos acá como las piedras rodando, pidiendo la moneda para inyectarnos pa’la droga, ‘semos’ una destrucción”.

Desde los 15 años, “El Topo” le entra al vicio. Empezó con cemento. Hoy tiene 22 y ya ha probado de todo: tíner, mota, coca, hasta “jeringa”.

Vive con su papá y dos hermanos en una de las colonias del Cañón del Huarache. “Yo he estado en una soledad... mi jefa se fue cuando yo tenía ocho años... se fue para el otro lado”, platica entre pausas largas y frente a la mirada de tres de sus camaradas.

Su rostro moreno, afilado por una negra barba de candado, muestra unos pómulos sobresalientes y una mirada acuosa. “Yo ando perdidote así en la droga, ‘machín’, apenas ayer en la noche me acabé de aventar unos papeles por la vena, un ch... de droga”.

Sin camisa, “El Topo” muestra su torso delgado, recio y quemado sobre el cual reposan varios tatuajes pequeños. En la parte interior de la coyuntura de su brazo se observan sus venas gruesas y azuladas con las huellas de la adicción a sustancias de aplicación intravenosa.

“Ahorita lo que traigo es la jeringa... me sale en 350 ‘gasolina’ ”.

—¿Qué sientes cuando te inyectas?

—Se siente uno bien elevadote, bien arriba, como en una nube, muy ch... pero nel, pasa el efecto y es puro agüite.

Su oscuro antebrazo izquierdo se observa marcado con cicatrices de heridas hechas con objetos punzo cortantes. Son las cicatrices de la ansiedad, dice. “Cuando ya no traigo dinero para comprar la droga que yo quiero, una fuerte... me siento desesperado”.

Sobre su pecho, a la altura del corazón, se aprecia una rara estrella labrada a punta de “filero”. Un camarada de él la señala y murmura: “es por lo mismo”.

“El Topo”, como tantos jóvenes de Lerdo, no tiene trabajo. Junta dinero pidiendo “unas monedas por ahí a los vatos... sí he querido salir adelante pero estudié nomás hasta quinto grado”.

Con un poco más de confianza, habla de su anhelo: “en veces estoy así dormido, como que estoy soñando en un centro de rehabilitación, así llorando”.

Y es que, algo de lo que más parece pesarle es el rechazo de las demás personas: “la gente te mira, pues así gacho, ‘ai viene ese ... loco...’, dicen”.

Actualmente no tiene novia, aunque asegura que “antes tenía ‘morritas’, pero sabes qué, te mandan a la... por la droga”.

En los barrios como en el que habita “El Topo” y su banda, la droga, el alcohol y la violencia, caminan de la mano.

“Hay muchas peleas y tiros donde quiera... todo por la droga, pero sabes qué es lo que tengo, ‘pacencia’ para no partirme la... con ellos”.

Varias son las veces que la policía lo ha cargado, junto con sus “compas”. “Me han tupido machín”.

Y la frase anterior, motiva a los demás a hablar sobre su versión y experiencia de la inseguridad: “hace como un mes y medio vinieron y nos ‘cuetearon’ y la ‘poli’ no hizo nada”, manifiesta uno.

“Son de otro barrio, se sienten muy acá, ya son veteranos y la Ley no les hace nada; por eso nosotros nos hacemos ley”, comenta otro que parece ser menor de edad.

Y uno más remata: “si robamos una galleta a nosotros sí nos cargan machín... porque no tenemos con qué darles billete”.

Antes de despedirse, “El Topo” lanza la sentencia: “semos como unas manzanas podridas que estamos aquí echando a perder a los más chavitos que nos miran”.

Abandono

La Cinco de Mayo, en Lerdo, es colonia de adicciones y desmanes incómodos para algunos de sus vecinos.

Como emblema de los tiempos difíciles por los que pasa Lerdo en materia de inseguridad, una caseta de policía que se encuentra a la entrada del lugar, luce el deterioro de cuatro años desde su abandono.

Sus habitantes se quejan de la presencia de lugares donde se venden drogas, a los cuales acuden frecuentemente jóvenes que luego ocasionan problemas en otras partes de la colonia.

“La policía viene muy poco y si viene van a comprarle a ellos... no les hacen nada”, comenta un hombre que habita sobre la calle Timoteo Encerrado.

Agrega: “tenemos muchos problemas porque en la esquina se ponen los mariguanos a hacer ruido y desorden, ya no hallamos cómo hacerle”.

La familia de él asegura que ya se le ha informado a la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) de la situación e incluso, han hablado con regidores, pero la situación prevalece.

“Mire, aquí pasan caminando, con el resistol en la panza; no pedimos que se los lleven, nomás que pase la patrulla para que se asusten”, comenta el señor.

Otra vecina manifiesta que en los últimos días se han venido presentando robos a las casas. Acerca de la intervención policíaca para evitar los atracos, comenta: “no vienen, a pesar de que sí les hablamos, la otra vez le robaron un televisor a una pobre viejita y no se pudo hacer nada”.

Focos rojos

Algunas colonias lerdenses de bajos recursos que presentan problemas de adicciones en los jóvenes e inseguridad:

- Cinco de Mayo.

- Cerro de la Cruz.

- El Guarache.

- Benito Juárez.

- San Isidro.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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