POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- El maquillaje y el largo del cabello, los delataba. También el peculiar tono de su voz y el movimiento de su cuerpo. No iban vestidos de mujer cuando marchaban por la ciudad para exigir respeto a sus derechos.
Algunos iban acompañados por sus madres, otros por sus padres o hermanos. Alrededor de 150 homosexuales marcharon por las calles de Torreón. No fueron los que se esperaban, pero sí los suficientes para llamar la atención de cuanta persona se toparon en su trayecto.
Puntuales llegaron a la cita. A las 11 de la mañana se concentraron en la explanada del Estadio de la Revolución, ahí lo primero que hicieron fue ponerse la camiseta que los identificaría, después sacaron las pancartas con consignas de repudio hacia el Ayuntamiento.
Los agentes de vialidad desde lejos los vigilaban, pero no todos estaban en desacuerdo con la marcha. Un agente de tránsito pidió una camiseta con el logotipo de la Comunidad Gay. Ante la burla de sus compañeros, se limitó a decir: ?es del recuerdo?. Luego, apresurado la guardó en el compartimiento de la motocicleta.
La marcha tardó unos minutos en iniciar, faltaba algo: los cartelones con la fotografía del alcalde Guillermo Anaya Llamas, en una posición afeminada y con una leyenda burlona: ?El que parece es... palabras del Presidente?.
Una vez que las fotografías del Alcalde estuvieron listas, la manifestación inició. Por la avenida Juárez irrumpieron la circulación, mostraban a los conductores y transeúntes, cartelones de colores llamativos con leyendas de inconformidad.
?Déjenme pasar, mamacitas?, gritaban conductores y ciclistas, mientras, el contingente clamaba: ?lucha, lucha, no dejes de luchar, nosotros los gays vamos a ganar?... ?No somos cinco, no somos diez, sal Anaya y cuéntanos bien?, ?Los gays unidos, jamás serán vencidos?... ?Anaya ya no seas tan escamada?.
En el trayecto, los manifestantes se toparon con algunos conocidos: ?Enrique ven, únete a la marcha?. Pero Enrique y muchos más fingieron no conocerlos y en lugar de responder, apresuraron el paso.
Ellos también fueron reconocidos: ?Agustín, madre mía de Guadalupe, qué haces ahí?, gritó una mujer a uno de los manifestantes. A diferencia de Enrique, Agustín respondió: ?nada maestra, luchando por nuestros derechos, apóyenos?. La maestra sorprendida ya no tuvo palabras para contestar.
El contingente avanzaba por la avenida Juárez, justo al llegar a la calzada Colón, la música comenzó. Entonces los manifestantes cantaron fuerte y aprovecharon para improvisar una coreografía. Su himno: la canción ?A quién le importa?.
La sorpresa la dieron dos mujeres policías. Cuando sólo faltaban unas cuantas cuadras para llegar a la Presidencia Municipal, las preventivas intentaron quitarles a la fuerza las fotografías del Alcalde a los manifestantes.
?Malditas, déjennos en paz?. Las policías no lograron su objetivo, ante la presión de la Comunidad Gay se retiraron inmediatamente del lugar, sólo lograron rasgar uno de los cartelones con la fotografía del Alcalde.
El celular de Lorena Charles, presidenta de la Comunidad Gay, sonó en ese momento. Era Alfonso Tafoya, secretario del Ayuntamiento, para pedir, como un favor muy especial, que permitieran el retiro de las fotografías. La petición fue ignorada y el contingente avanzó.
Antes de entrar a la Presidencia Municipal, los manifestantes volvieron a entonar su himno ?A quién le importa?, luego avanzaron hasta la sala de Cabildo, para hablar con el Alcalde. Los gritos de ?los gays unidos, jamás serán vencidos?, retumbaban en el lugar, pero Guillermo Anaya no los escuchó: no se encontraba, había acudido a una reunión importante.