Es grave el deterioro que por causa de las de las fuertes lluvias registran las carreteras y los caminos que comunican a las diversas regiones serranas del estado de Durango, lo cual fue comprobado en un recorrido que realizó El Siglo de Durango.
La carretera a La Flor, en los primeros 40 kilómetros que sí están pavimentados, está llena de baches y de tramos que se han sumido ante el emblandecimiento de sus capas y del suelo.
Sin embargo, los restantes 36 kilómetros que supuestamente también están pavimentados ?según el inventario gubernamental- registran derrumbes impresionantes, deslaves que provocan fosas y hasta canales de conducción que han sido el fruto de la fuerza con la que baja el agua de las lluvias.
Los pobladores, los trabajadores y los que tienen negocios que hacer en la región forestal cuya puerta de entrada es precisamente a través de la carretera a La Flor se quejan de la urgencia de que se inviertan recursos para la reparación de rúas y caminos vecinales en cuanto pase el temporal.
Lo anterior debido a que la situación dificulta el traslado vía terrestre y genera que se retrase la llegada de medicinas, víveres, energéticos, materia de trabajo; aletarga más el trabajo de extracción forestal y hace lentas las acciones para hacer frente a una posible emergencia en la zona.
De acuerdo a comentarios de algunas de las personas que fueron entrevistadas en el recorrido que hizo El Siglo de Durango, hasta el momento, nadie de los órganos de gobierno, ni estatal, federal o municipal han visitado la zona afectada por las lluvias y se duda por ende que en breve se haga algo por remediar la grave situación que priva en las mencionadas vías de acceso.
Consideraron urgente que personal de Obras Públicas del Estado, Desarrollo Rural o cualquier otra dependencia giren instrucciones para que se tiendan las carreteras y caminos efectados porque de otra forma bajará en forma considerable la labor productiva en la zona serrana, en perjuicio de las familias que dependen de la actividad forestal y otras colaterales.