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Acabó la diplomacia, advierte Colin Powell

REUTERS

WASHINGTON, EU.- Estados Unidos y sus aliados abandonaron la diplomacia y se prepararon para anunciar un plazo final para que el presidente iraquí, Saddam Hussein, salga al exilio o enfrente un ataque militar a gran escala.

Tras el fracaso de la diplomacia, los inspectores de armas de la ONU y otros extranjeros se disponían a evacuar Bagdad para escapar a lo que sería una devastadora campaña de bombardeos aéreos seguida de una invasión terrestre para matar o capturar a Hussein y poner fin a su gobierno.

Ante las preocupaciones de que una guerra en Iraq derive en represalias terroristas en el territorio estadounidense, el Departamento de Seguridad Interior incrementó ayer en un peldaño el nivel de alerta, a ?alto? o ?anaranjado?.

La dependencia convocó también a reforzar las medidas de seguridad en Estados Unidos.

El departamento denominó a la iniciativa ?Operación Escudo de Libertad?. Desplegó un número adicional de agentes de la patrulla fronteriza, intensificó los patrullajes en los puertos marítimos, terminales aéreas y plantas nucleoeléctricas, y reforzó las medidas de seguridad sobre el abasto de alimentos en el país, dijeron los funcionarios.

Por separado, la FBI reconoció que hay una vigilancia mayor sobre los iraquíes y otras personas, a fin de prevenir los posibles atentados.

El departamento también convocó a los gobernadores para que desplieguen tropas de la Guardia Nacional o policías adicionales en los estados, con el objetivo de proteger la infraestructura pública crucial.

En las primeras horas

Al inicio de la guerra en Iraq, las descargas simultáneas de misiles crucero y de bombas teledirigidas buscarían cegar a las fuerzas militares del líder iraquí Saddam Hussein, interrumpiendo las comunicaciones y allanando el camino para una invasión por tierra que avanzaría al norte desde Kuwait.

El general Richard Myers, presidente del estado mayor conjunto, dijo que la intención es causar ?semejante impacto en el sistema que el régimen iraquí tenga que aceptar rápidamente que el final es inevitable?.

Ese final, en el que Myers y otros estrategas confían sin darlo por seguro, implica un colapso del régimen iraquí, tan rápido después de los primeros bombardeos que las fuerzas encabezadas por Estados Unidos puedan entrar a Bagdad sin combatir.

La forma en que Iraq responda a los bombardeos será un factor crucial para determinar la evolución de la ofensiva por tierra. El general Tommy Franks, jefe del Mando Central, podría lanzar el ataque terrestre pocos días después de los bombardeos.

En 1991, durante la operación Tormenta del Desierto, la campaña aérea se prolongó cinco semanas, antes de las batallas en tierra, que duraron apenas 100 horas.

De los 250,000 efectivos estadounidenses emplazados contra Iraq, 130,000 están en Kuwait. Ellos representarían la principal plataforma de lanzamiento de una invasión por tierra, que incluiría aproximadamente 30,000 soldados británicos.

El escenario en general diferiría de la guerra de 1991. La táctica masiva, de ataques simultáneos y coordinados por unidades aéreas, fuerzas convencionales y comandos, tendría el objetivo de confundir y arrollar a los defensores iraquíes, y reemplazaría a los bombardeos de cinco días, que buscaban ablandar al régimen de Hussein, durante la Guerra del Golfo Pérsico.

Las principales fuerzas del ejército son la tercera. División de Infantería y la 101ra. División Aérea, de asalto mediante helicópteros. Ambas se encuentran en Kuwait.

Con más de 200 tanques, la tercera. División de Infantería encabezaría la incursión en Bagdad. En un indicio de que los soldados de la división, denominada ?Puño de Hierro?, están listos para la batalla, las tropas del 3er. Batallón, 7mo. Regimiento de Infantería, recibieron ayer sus cargamentos básicos de municiones. Además, se les ordenó que desmontaran el campamento y se prepararan para entrar en acción en el momento en que recibieran el aviso.

Estados Unidos y Gran Bretaña tienen una fuerza de 280 mil hombres listos para atacar y se espera que rápidamente logren superar las defensas iraquíes. No obstante, podrían encontrar serios desafíos si los iraquíes utilizan armas químicas o deciden defender a Bagdad casa por casa.

El secretario de Estado Colin Powell dijo que la hora de la diplomacia había expirado.

?No puedo pensar en nada que pueda hacer Saddam Hussein diplomáticamente. Esa hora ya ha pasado. Tuvo su oportunidad. Tuvo muchas oportunidades en los últimos 12 años y desperdició cada una de esas oportunidades?, dijo.

No obstante, se espera que Bush ofrezca a Hussein un plazo breve, quizás de 48 o 72 horas, para que abandone el país antes de que comience la guerra.

Si Hussein se mantiene firme como ha prometido que lo hará, el ataque comenzaría pocas horas después que los inspectores de armas de la ONU abandonen a Iraq, lo que se espera que hagan el martes. Sondeos de opinión muestran que Bush, que ha apostado su presidencia a la guerra, mantiene un sólido respaldo entre los votantes estadounidenses.

Tras meses de incertidumbre, los precios de las acciones en Wall Street y Londres subieron fuertemente ante la posibilidad de que la guerra finalmente comience pronto y signifique una rápida victoria para Estados Unidos.

Sería la primera guerra lanzada por Washington bajo una estrategia de seguridad nacional anunciada el año pasado, cuando el gobierno de Bush se comprometió a emprender ataques preventivos contra cualquier país que represente una amenaza.

Bush sostiene que Hussein tiene armas prohibidas de exterminio que podría entregar a grupos como la red Al Kaidah de Osama bin Laden.

Hussein dijo a sus comandantes el domingo que si Iraq es atacado, la guerra rebasaría sus fronteras.

?Cuando el enemigo abra la guerra a gran escala, debería tomar en cuenta que la batalla entre nosotros se librará dondequiera que haya cielo, tierra y agua, en cualquier parte del mundo?, declaró.

Los inspectores de armas de la ONU comenzaron a abandonar sus hoteles en Bagdad horas después de que Estados Unidos les aconsejó salir de Iraq. Un avión de transporte esperaba en el aeropuerto de Bagdad para evacuar a más de 300 trabajadores internacionales en el país.

Varias naciones cerraron sus embajadas y algunos periodistas extranjeros también estaban abandonando el país. Rusia pidió a sus nacionales que salgan de Iraq.

Gran Bretaña y Estados Unidos también recomendaron a sus ciudadanos abandonar Kuwait, desde donde supuestamente se lanzará el ataque militar.

Bush, el primer ministro británico Tony Blair y el jefe del gobierno español José María Aznar acordaron el domingo dar un día más a la diplomacia con la esperanza de ganar la mayoría de los votos en el Consejo de Seguridad, pero abandonaron el intento aun antes de que comenzara.

Bush habló el lunes con Blair y Aznar y tomaron la decisión de poner fin a las conversaciones en las Naciones Unidas porque era obvio que el trío no lograría la mayoría que necesita para que se apruebe el uso de la fuerza militar contra Iraq.

?Las Naciones Unidas fracasaron en hacer cumplir su propia demanda para que Iraq se desarme de inmediato. Como resultado de ello, la ventana de la diplomacia se ha cerrado?, dijo Fleischer.

El embajador británico ante la ONU, Jeremy Greenstock, hablando en nombre de Estados Unidos, Gran Bretaña y España, culpó a Francia de la decisión de suspender la diplomacia, al decir que los franceses dejaron en claro que vetarían cualquier resolución que autorizara el uso de la fuerza contra Iraq.

El embajador francés, Jean-Marc de la Sabliere, rechazó la acusación de que su país era el responsable del estancamiento, al decir que estaba claro que Washington no recibiría la mayoría de nueve votos en el Consejo de Seguridad.

?La mayoría del Consejo sigue opuesto a una resolución que autorice el uso de la fuerza?, dijo. ?De hecho, Estados Unidos sólo recibió garantías de respaldo de tres miembros del Consejo de Seguridad de 15 naciones: Gran Bretaña, España y Bulgaria?.

La opinión pública en Europa Occidental, Asia y el Oriente Medio se opone abrumadoramente a una guerra En Londres, el primer ministro Blair, el principal aliado de Bush, enfrentaba el lunes la peor crisis de su mandato, después de que el líder del gobierno en el parlamento y ex secretario del Exterior, Robin Cook, renunció en protesta por la posición de Gran Bretaña respecto a Iraq.

Cook fue la primera baja en el gabinete por la impopular política de Blair hacia Iraq, que ha colocado al líder centrista del Partido Laborista en conflicto con sus propios partidarios.

El ministro, quien había dicho que no apoyaría una guerra sin el respaldo de las Naciones Unidas, renunció antes de una reunión de emergencia del gabinete.

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