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MADRID, ESPAÑA.- Alrededor de un millón de fieles inundaron ayer el centro de Madrid para escuchar al Papa Juan Pablo II, quien les pidió que siguieran fieles a sus raíces católicas en momentos en que la iglesia teme que el catolicismo pierde su tradicional influencia en el país.
Luego de la celebración en la capital española, donde tuvo una gran acogida, el Pontífice de 82 años puso fin a su visita de 36 horas y regresó a Roma. A pesar del calor, Juan Pablo II se mostró más saludable que en sus viajes del año pasado.
Centenares de banderas y cánticos enmarcaron la despedida al Papa en el aeropuerto, a donde acudieron los reyes Juan Carlos y Sofía y el presidente del gobierno español José María Aznar.
El punto alto de la visita papal fue la misa de campaña de ayer, donde el Pontífice proclamó santos a cinco religiosos españoles, incluido el padre Pedro Poveda (1874-1936) fusilado por los republicanos durante la Guerra Civil.
Los otros canonizados fueron el jesuita José María Rubio (1864-1929), y las monjas Genoveva Torres (1870-1956), fundadora de las Angélicas; Ángela de la Cruz (1846-1932), fundadora de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, y Maravillas de Jesús (1891-1974), de la orden de las Carmelitas Descalzas.
Un mar de fieles abarrotó la céntrica Plaza de Colón, donde el Papa presidió la misa vestido con una elegante túnica de color oro y blanco. Miles de devotos, congregados en las calles aledañas, siguieron la ceremonia a través de pantallas de vídeo gigantes.
El Papa, en su 99 viaje apostólico, repitió la frase que utilizó en su primera visita papal al país en 1982: “La fe cristiana y católica constituye la identidad del pueblo español”.
“No rompáis con vuestras raíces cristianas!”, exhortó el Pontífice. “Solamente éstas serán capaces de traer al mundo y a Europa el poder cultural de vuestra historia”, añadió.
La jerarquía eclesiástica está preocupada porque España, tradicionalmente uno de los países más católicos del mundo, se está volviendo cada vez más laica.
Las encuestas muestran que el 85 por ciento de los españoles se consideran católicos pero solamente una cuarta parte va a misa los domingos.
Nacer de nuevo
“Es como nacer de nuevo. Ver a todos estos jóvenes y al Papa te da fuerza, un gran sentimiento cristiano te llena todo el cuerpo”, dijo Salvador, un joven catalán de 17 años, mientras esperaba que comenzara la misa.
Encarnación Díez, madre de cinco hijos, de 62 años, dijo: “Es el mejor momento de mi vida. El Papa... llega a las madres, a la gente joven, a todo el mundo. Es un santo. Lo amo mucho”.
La policía cerró buena parte del centro de la ciudad y se alineó a lo largo de la ruta del Papa, dentro de una gran operación de seguridad en la que participan 5,000 agentes y 10,000 voluntarios.
Aunque el Papa, que cumplirá 83 años este mes y padece Parkinson y artritis, se mostró en mejor forma que en los últimos meses, leyendo sus discursos en español con confianza.
El tono fue más sereno que en el encuentro con los jóvenes del sábado, cuando alrededor de 600,000 jóvenes otorgaron al Papa la clase de bienvenida que habitualmente se reserva para las estrellas del pop.
Tras la ceremonia de ayer, el Papa ha canonizado a 470 personas y beatificado a 1,314, una cifra superior a la de todos sus predecesores juntos.