Las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Legislativo de México están peor que nunca y tristemente cuando más se requiere de la colaboración y la armonía.
Cuando faltan escasos siete días para que este año fenezca, el presidente Vicente Fox y los líderes de las bancadas de oposición optaron por darse con todo y de romper lanzas en lugar de llegar a acuerdos urgentes para levantar la economía mexicana.
Como usted sabe en México el crecimiento económico se estancó desde el 2001 por razones internas y externas, pero para el 2004 se avizoran grandes oportunidades para el país, siempre y cuando se apruebe una Reforma Fiscal además de las consabidas reformas en materia Laboral, Eléctrica y la de Estado.
La recuperación de Estados Unidos y la mejoría económica mundial no servirán de gran cosa si la Cámara de Diputados y la de Senadores mantienen su posición antagónica hacia el Gobierno de Fox, quien dicho sea de paso ya perdió la paciencia y se dedicó en los últimos días a fustigar a los diputados opositores.
Curiosamente los legisladores del PRI y del PRD se han negado a aprobar las Reformas Fiscales por considerarles antipopulares, pero se les olvida que en tiempos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo dieron luz verde a cambios constitucionales todavía más radicales.
En aquellos años el poder Legislativo aprobó la privatización de la banca que años después quedó bajo el control del capital extranjero además de la privatización del ejido que finalmente no dio los resultados económicos esperados.
Todavía más los legisladores del PRI apoyaron en el Gobierno de Zedillo el incremento del IVA del diez al 15 por ciento, esto es un aumento impositivo del 50 por ciento cuando ahora se rehúsan a reducir el IVA general al 13 por ciento y a tasar los alimentos y medicamentos con un cinco por ciento de IVA.
Es evidente que la lucha entre Fox y los diputados opositores trascendió fronteras y niveles. Del diálogo se pasó al jaloneo luego a la cerrazón y finalmente a un enfrentamiento directo, estéril y muy peligroso para México.
A nadie le conviene tener poderes divididos y menos enfrentados como ahora ocurre. Recordarán que en tiempos de Ernesto Zedillo se formó un bloque opositor en la Cámara de Diputados que congeló la aprobación de la Ley de Ingreso y Egresos, situación que por varias semanas puso en jaque a la estabilidad del país.
Hoy la situación es todavía peor porque el choque es de frente cuando todavía ni siquiera se discuten los presupuestos para el 2004. Puede atorarse la Reforma Fiscal pero si la Ley de Ingresos y Egresos frena el Gobierno Federal iniciará el nuevo año sin dinero ni presupuestos.
A como están las cosas es de esperarse que no se aprueben las Reformas Estructurales pendientes en lo que resta del sexenio lo que impedirá a México atraer capitales foráneos y emprender una ruta de rápido crecimiento como ocurre en China y en otros países asiáticos.
Lo lamentable es que el PRI y el PRD ignoran deliberadamente porque su interés y visión está en las elecciones del 2006 y a toda costa quieren que el Gobierno de Fox fracase para que Acción Nacional pierda el poder.
Las huestes de Roberto Madrazo, por un lado y las de Cuauhtémoc Cárdenas por el otro, han puesto a México de picada cuando en otras latitudes se realizan reformas y más reformas con tal interesar a las empresas a crear los empleos que todo país necesita.Si China, España, Chile e Irlanda, entre otras naciones, han logrado crecimientos espectaculares en base a cambios estructurales, ¿por qué nos empeñamos en México a mantener modelos arcaicos, ineficientes e improductivos?
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