09 julio 2003
Washington, (EFE).- El secretario de Defensa de EU, Donald Rumsfeld, admitió ante el Congreso que la invasión de Iraq no se llevó a cabo porque hubiera nuevas evidencias sobre los supuestos arsenales de destrucción masiva del régimen de Bagdad.
"La coalición no actuó en Iraq porque hubiéramos descubierto nuevas y espectaculares evidencias del intento por hacerse con armas de destrucción masiva", dijo el jefe del Pentágono en una comparecencia ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
Pese a que la "amenaza inminente" de que Bagdad pudiera utilizar las armas de destrucción masiva contra sus vecinos o contra EU fue la razón principal para justificar la guerra, Rumsfeld aseguró hoy que la invasión se hizo bajo un prisma diferente.
El secretario de Defensa explicó que "actuamos porque vimos las evidencias ya existentes bajo una nueva luz, bajo el prisma de nuestra experiencia del 11 de septiembre" de 2001.
Ese día, en el que más de 3.000 personas murieron en atentados en Nueva York, Washington y Pensilvania, "cambió nuestra apreciación sobre nuestra vulnerabilidad y los riesgos que afronta EU frente a estados y grupos terroristas", añadió Rumsfeld.
El secretario de Defensa manifestó que, al margen de los errores que se cometieron y de que sigue sin haber rastro de las armas, la evidencia de que Bagdad tenía esos programas es que Saddam Hussein "siguió mintiendo y obstruyendo a los inspectores de la ONU".
"La conclusión lógica es que lo hizo porque quería mantener sus armas y creía que podía seguir burlando a la comunidad internacional otros 12 años más", argumentó el jefe del Pentágono, quien añadió: "Estados Unidos no eligió la guerra. Lo hizo Saddam Hussein".
"Su régimen tenía la obligación internacional de destruir sus armas de destrucción masiva y de probar al mundo que lo había hecho, y se negó a hacerlo", agregó el secretario de Defensa.
Esta intervención se produjo en el marco de la creciente polémica por la incapacidad de las tropas aliadas de encontrar las supuestas armas químicas, biológicas y nucleares y las evidencias de que, además, se usó información incorrecta sobre los presuntos intentos de Iraq de lograr armas nucleares.
La Casa Blanca reconoció ayer por primera vez que no debió dar crédito a un informe del espionaje británico que aseguraba que Bagdad trató de comprar uranio en Níger para un supuesto programa de armas nucleares y que el presidente George W. Bush incluyó en su discurso sobre el Estado de la Unión del pasado 28 de enero.
"Sabiendo lo que sabemos ahora, la referencia al intento de Iraq de adquirir uranio en Africa no debería haber sido incluida en el discurso", afirmó la Casa Blanca en un comunicado.
En rueda de prensa en Pretoria, en el marco de su gira africana, Bush dijo estar convencido de haber hecho "lo correcto" al invadir Iraq y restó importancia al asunto, al señalar que lo que cuenta es que "ahora (Hussein) no está intentando comprar nada, está fugado".
En la misma línea, Rumsfeld subrayó que esa información "no fue la razón" para ir a la guerra y consideró que se trató sólo de "un fragmento de los datos de inteligencia" que se manejaron.
Nadie que esté en contacto constante con los informes de los servicios de espionaje se sorprende de que "se hagan correcciones de manera relativamente continua", explicó Rumsfeld, quien aseguró no estar "ni sorprendido ni asombrado" por este error particular. Aseguró, no obstante, que "la labor de inteligencia ha sido bastante buena".
No piensa lo mismo la oposición demócrata, que insiste en la necesidad de abrir una investigación más amplia, al margen de las que ya están en marcha en varias comisiones del Congreso (dominado por los republicanos), para aclarar qué fue lo que sucedió.
Los demócratas difundieron una carta que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA) envió al Congreso de EU, en la que se acusa al gobierno de Washington de negarle información sobre la supuesta conexión Iraq-Níger.