20 agosto 2003
Jerusalén, (EFE).- El primer ministro Ariel Sharón y los jefes de los organismos de seguridad de Israel han adoptado hoy "algunas medidas operativas" de carácter secreto, en reacción al atentado del suicida palestino que causó anoche la muerte de 20 personas en un autobús de Jerusalén, y más de 130 heridos.
Fuentes gubernamentales informaron al concluir el debate, poco después del mediodía, que esas "medidas operativas" deben ser analizadas aún en los organismos de seguridad y por el Gabinete Nacional antes de su aplicación.
Según las fuentes, al parecer no se discutió la posibilidad de expulsar al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, al que varios ministros de Gobierno responsabilizan de amparar y promover "los ataques terroristas" contra Israel.
Tampoco ocupará el Ejército israelí la sede de la gobernación del distrito cisjordano de Ramala, la "Mukata", donde se encuentra prácticamente confinado Arafat desde hace más de un año y medio.
Fuentes militares informaron hoy del arresto de 17 palestinos, entre ellos familiares del suicida Abdel Raed Hamid Mesek, en la ciudad cisjordana de Hebrón, y se prevé la demolición de su vivienda, en la que habitaba con su mujer y dos hijos pequeños.
"Este atentado brutal no puede quedar así, sin una reacción", dijo el ministro de Seguridad Interior, Tsaji Hanegbi, que participó en esa consulta convocada por Sharón. "Creo que la imágenes de tantos niños entre las víctimas es algo nunca visto en Israel".
Según las fuentes del Gobierno, esta tarde continuarán las consultas en torno de las "decisiones operativas" propuestas por oficiales superiores del dispositivo de seguridad.
Sharón ha convocado para esta noche al Gabinete de Asuntos Políticos y de Seguridad, aparentemente con la intención de someter a votación esas decisiones antes de aplicarlas en el terreno.
Tras el atentado suicida de anoche en un autobús de Jerusalén, reivindicado por la resistencia Islámica (HAMAS) y la Jihad Islámica, Sharón y el ministro de Defensa Shaúl Mofaz ordenaron al Ejército que imponga el estado de sitio en Cisjordania -lo que afecta a más de dos millones de palestinos-, y suspendieron todos los contactos con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).