11 noviembre 2003
Washington, (EFE).- El presidente estadounidense, George W. Bush, afirmó hoy, con motivo de la conmemoración del Día de los Veteranos, que Estados Unidos está "en guerra" en distintos puntos del planeta para "derrotar al terrorismo y defender la libertad".
En un discurso en el cementerio nacional de Arlington (Virginia), en las afueras de Washington, Bush rindió homenaje a los casi 50 millones de estadounidenses que, en un momento u otro, han servido en las fuerzas armadas y han participado en acciones de combate.
El presidente hizo referencia específica a los dos frentes militares abiertos en la actualidad, Afganistán e Iraq, y se refirió a estos conflictos como "grandes logros en la Historia de EU".
"En este Día de los Veteranos, con nuestra nación en guerra, rendimos homenaje a nuestros militares que han muerto para defender la libertad", manifestó Bush, quien recordó también que "miles de ellos siguen cumpliendo ahora su tarea con gran riesgo".
Bush se refirió a los atentados del 11 de septiembre de 2001 como la fecha que marcó el inicio de la guerra que ahora lucha su país, y celebró que "se han liberado dos naciones, Afganistán e Iraq, librando a 50 millones de personas de las manos de dictadores".
El objetivo final es "que ninguna generación tenga que volver a experimentar otra vez el 11 de septiembre", dijo Bush parafraseando la carta escrita por un soldado estadounidense en Iraq.
El presidente estadounidense defendió la necesidad de emprender las acciones militares en ambos países y subrayó que "esta nación siempre ha ido a la guerra a su pesar y por una causa justa".
Bush evitó mencionar los continuos reveses que sus fuerzas sufren en Iraq, donde el número de muertos entre las tropas de EU se acerca a los 400, más de la mitad de ellos desde que el presidente declaró terminada la fase principal de combates el pasado 1 de mayo.
La plana mayor del Departamento de Defensa aprovechó para cerrar filas en torno a la estrategia militar en Iraq y asegurar que se mantendrá el rumbo fijado para la posguerra, pese a que el jefe el Pentágono, Donald Rumsfeld, dejó la puerta abierta a los cambios.
En declaraciones a la cadena de televisión CBS, Rumsfeld consideró que la cifra actual de soldados desplegados en Iraq -unos 142.000- es suficiente, pero aseguró que no vacilará en enviar refuerzos si así lo consideran los mandos militares en el terreno.
El secretario de Defensa afirmó que cada vez que consulta si se dispone de suficientes recursos y hombres para afrontar la misión, "todos y cada uno de los mandos militares en Iraq contestan que sí".
El jefe del Pentágono defendió que el plan previsto de sustituir progresivamente a las tropas estadounidenses con fuerzas de seguridad iraquíes dará sus resultados cuando se complete. "Estamos ya en el punto en el que tenemos tantas o más fuerzas de seguridad iraquíes como fuerzas de seguridad estadounidenses", dijo.
La consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, manifestó que esta progresiva sustitución es ahora la prioridad en Iraq y cifró en 118.000 el número de iraquíes que han sido entrenados por los militares estadounidenses para controlar la seguridad en Iraq.
Rice reconoció que en las últimas semanas se ha producido un recrudecimiento de la violencia contra las tropas invasoras, especialmente en el llamado "triángulo suní", pero rechazó que se pueda hablar de una vuelta a la fase de las operaciones de combate.
"Lo que ha ocurrido es que hay algunos elementos del viejo régimen que hacen causa común con algunos combatientes extranjeros en lo que podría describirse como insurgencia o insurgencia más terrorismo", dijo la consejera a la cadena de televisión NBC.
El secretario de Estado, Colin Powell, se unió también al coro de voces del Gobierno que rechazan un cambio inmediato y drástico de la estrategia en Irak y manifestó que "por el bien de la civilización y de nuestra seguridad debemos mantener el rumbo".
"Nos están probando (...), pero ganaremos. No tengo la más mínima duda", señaló en una charla en una Universidad de Nueva York.