22/Marzo/2003
Washington, (EFE).- El presidente George W. Bush, cuyo liderazgo en la crisis de Irak cuenta con el respaldo mayoritario de EEUU, reiteró hoy, sábado, que la guerra es "justa" y que, cuando el conflicto termine, Washington cumplirá con sus compromisos de reconstrucción.
"Sea lo que sea lo que se nos exija, llevaremos a cabo los deberes que hemos aceptado", dijo Bush.
En su tradicional discurso radiofónico de los sábados, el presidente insistió en que la misión que tienen las fuerzas de EEUU y el Reino Unido en Irak es clara: desarmar a Irak, terminar con el apoyo de su líder al terrorismo y liberar al pueblo iraquí.
A pesar de que Bush se ha retirado este fin de semana a Camp David -la residencia de descanso de los presidentes de EEUU ubicada a unos 100 kilómetros de la capital- aprovechó su intervención en la radio para recordar a los estadounidenses las causas de esta guerra.
Bush no dudó en afirmar que "el futuro de la paz y las esperanzas del pueblo iraquí dependen ahora de nuestras fuerzas que están luchando en Oriente Medio" y destacó que el ejército estadounidense se está comportando "de acuerdo con su más alta tradición".
Los soldados de EEUU están llevando a cabo su tarea "con habilidad y valentía y con los mejores aliados a su lado", dijo Bush que destacó que en la coalición que se ha formado en Irak participan más de 40 países.
"En cada etapa de este conflicto, el mundo verá tanto el poder de nuestras fuerzas armadas, como el espíritu honorable y decente de los hombres y mujeres que en ellas sirven", dijo el presidente quien aseguró que estas fuerzas "se enfrentan a enemigos que no respetan las convenciones de guerra ni las reglas de moralidad".
Bush afirmó que "oficiales iraquíes han colocado a tropas y equipos en áreas civiles, para usar hombres, mujeres y niños inocentes como defensas para el ejército del dictador" y destacó que "las fuerzas de la coalición harán todo lo posible por salvar del mal a civiles inocentes".
El presidente, como lo ha repetido desde que comenzó la guerra, advirtió de que la campaña en curso "podría durar más y ser más difícil de lo que algunos piensan", pero reiteró que EEUU mantendrá su compromiso.
El presidente dijo que EEUU entró en este conflicto "con renuencia, pero con un propósito claro y firme" para garantizar que EEUU y sus aliados "no vivirán a merced de un régimen despiadado que amenaza la paz con armas de destrucción masiva".
Por ello, una vez llegado el conflicto, Bush dijo que "la única forma de limitar su duración es aplicando la fuerza decisiva".
"Esta no será una campaña a medias. Estamos luchando por nuestra seguridad y por la paz del mundo, y no aceptaremos más resultado que la victoria", indicó Bush casi al mismo tiempo que, en Doha (Qatar) el general Tommy Franks, jefe de la campaña en Irak, explicaba que la operación en curso combinará todo el poderío militar de EEUU para causar "conmoción" en el ejército iraquí.
"El plan es combinar todas nuestras capacidades (...) en una estrategia que nos da flexibilidad para atacar al enemigo tal y como teníamos previsto", afirmó Franks en su primer informe de guerra.
La postura decidida de la administración de Washington contra Irak está siendo, al menos de momento, bien recibida por la opinión pública de EEUU que según las primeras encuestas, ha incrementado el nivel de apoyo al liderazgo de George W. Bush.
Según un sondeo del diario "The New York Times" y la cadena de televisión CBS publicado hoy, en estos momentos, el 70 por ciento de los ciudadanos del país apoyan la contundencia con la que el presidente Bush ha decidido enfrentarse a Irak.
Estos datos representan un incremento de 19 puntos con respecto a los de hace sólo 10 días.
Al mismo tiempo, el porcentaje de gente que desaprueba lo que la Casa Blanca está haciendo se ha reducido 15 puntos y actualmente es el 27 por ciento de la población la que discrepa abiertamente de los planes bélicos del Gobierno.
La encuesta indica no obstante que este apoyo mayoritario no ha borrado las diferencias que existen entre republicanos y demócratas y, mientras el 93 por ciento de los primeros apoyan a Bush, la aquiescencia demócrata no supera el 50 por ciento.