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Agentes de vialidad hacen el gran negocio en la noche

TORREÓN, COAH.- A la caza de noctámbulos conductores, agentes de Tránsito y Vialidad de esta ciudad, aguardan pacientemente a que caiga alguna víctima y así poder completar la cuota de infracciones que les exigen en el departamento.

Así lo denunció Jon Gambal Medina Rosinas, de 26 años de edad, a quien elementos de Tránsito lo detuvieron inventándole una infracción que nunca cometió.

Eran aproximadamente las 02:30 horas, cuando Jon Gambal se dirigía a su hogar luego de haber departido con varias amistades en un domicilio de la vecina ciudad de Gómez Palacio, Dgo. Iba a bordo de una motocicleta, propiedad de conocida cadena mueblera.

Al llegar a la altura de bulevar Revolución y calle Comonfort, una unidad de Tránsito y Vialidad, a bordo de la cual viajaban dos elementos, le marcaron el alto.

Una vez que se acercó uno de los uniformados, le preguntó cuál era la infracción cometida a lo que le respondió que el exceso de velocidad.

Consciente de que no era cierto el señalamiento, el presunto infractor lo negó reiteradamente al agente de nombre Gerardo N., quien no pudiendo comprobar su acusación, entonces le dijo que era por la falta del casco de protección obligatorio.

Aceptando que efectivamente no lo llevaba, entonces Jon Gambal sugirió al elemento que le levantara la infracción respectiva, negándose a ello, ya que se le tendría que recoger la motocicleta, pues andaba en estado de ebriedad, lo que tampoco fue cierto, ya que sólo llevaba aliento alcohólico.

Pero Medina Rosinas les respondió que no, ya que no era de su propiedad sino de la empresa para la cual trabaja, por lo que insistió en que le levantaran la infracción, suscitándose así una discusión con los dos agentes de Tránsito.

Tras un momento de dimes y diretes, se le comunicó al joven que sería llevado a la cárcel municipal, por lo que a fuerza lo bajaron de la moto para subirlo a la patrulla, pero como iban a dejar el vehículo a su cargo en plena vía pública, se bajó de la unidad.

Esto motivo que los celosos servidores públicos intentaran detenerlo registrándose un enfrentamiento a empellones, del que salió con la peor parte Jon Gambal, ya que finalmente fue esposado y vuelto a subir a la patrulla donde lo llevaron a las celdas del edificio de Colón y la motocicleta al corralón.

Ya en la celda, el médico legista no le pudo certificar estado de ebriedad y fue internado en el módulo que corresponde al Ministerio Público.

Incomunicación

Eran las 03:00 de la madrugada de este sábado, cuando finalmente fue remitido, por lo que solicitó le dejaran hacer un telefonema al que todo detenido tiene derecho, negándole tal privilegio, con el pretexto de que sólo cuando llegara el Ministerio Público lo dejarían hacer esa llamada.

Lo anterior lo obligó a hacer uso de su celular, pudiendo así localizar a su hermano que en media hora llegó a la ergástula, donde se le impidió el acceso, pues eran órdenes de la superioridad y sólo por la mañana podrían visitar a los detenidos

Tampoco se le consignó de inmediato, pues no había nadie en el Ministerio Público.

En el interior de la celda se enteró que había varias personas que llevaban ahí dos días y no se les permitió hacer una llamada a sus familiares. Además, un jovencito de apenas 14 años de edad, estaba entre ellos, ya que fue detenido por graffitero.

Gran negocio

Fue hasta las 11:30 horas del sábado cuando fue requerido a la Mesa Dos del Ministerio Público, donde después de hacer su declaración se le entregó una ficha para que pagara en el banco la fianza, que ascendió a 800 pesos.

Jon Gambal dijo que en el Ministerio Público le explicaron que 400 pesos correspondían a la multa por conducir en estado de ebriedad y 400 más por “daños que pudo haber ocasionado”, lo que consideró una arbitrariedad de parte de las autoridades.

Calificó de gran negocio el que estaban realizando ahí, toda vez que se dio cuenta que no sólo él fue detenido supuestamente por andar bajo los efectos del alcohol sino que estaban alrededor de otras diez personas y sólo unos cuantos sí andaban ebrios.

Lo que evidencia todo lo anterior, aseveró, es que además de violentar las garantías individuales, se está realizando un gran negocio al cobrar por supuestos daños que pudieron ocasionarse, por lo que decidió hacer pública su queja.

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