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Agua azucarada disminuye llanto de bebés

Estudios han demostrado que el llanto de los bebés puede ser reducido dándoles azúcar o anestésicos locales durante procedimientos médicos tales como circuncisiones.

CHICAGO (AP) .- Bebés que reciben inyecciones lloran menos si son consolados por sus padres y se les da agua azucarada y botellas de leche o chupetes, determinó un estudio.

Esas medidas adicionales tranquilizan a los padres y demoran apenas cinco segundos más que la antigua forma de vacunar en Estados Unidos a los bebés.

"Esta intervención simple, eficaz y factible ... puede ser fácilmente incorporada en la práctica estándar de la vacunación infantil", dijeron investigadores encabezados por la doctora Evelyn Cohen Reis, del Hospital de Niños de Pittsburgh.

La investigación fue difundida en la edición de noviembre de la revista científica Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, que salió el lunes a la venta.

Médicos estadounidenses solían pensar que los bebés sienten escaso dolor. Pero en años recientes, esa creencia ha cambiado, y estudios han demostrado que el llanto de los bebés puede ser reducido dándoles azúcar o anestésicos locales durante procedimientos médicos tales como circuncisiones.

Se estima que en Estados Unidos, los niños reciben hasta 20 inyecciones antes de los 2 años de edad, por lo que el alivio del dolor es considerado de gran importancia.

Los investigadores reclutaron a familias a través del hospital de Pittsburgh para un estudio de 116 bebés que recibieron cuatro vacunas.

Los bebés recibieron una botella de agua azucarada dos minutos antes de las inyecciones, y luego usaron una botella o un chupete durante la vacunación, mientras estaban en los brazos de sus padres.

En esos bebés, el primer llanto durante las vacunas duró un promedio de 19 segundos, comparado con 58 segundos para los bebés atendidos según el antiguo procedimiento. El total de accesos de llanto duró unos 92 segundos, contra 118 segundos de los bebés que no recibieron consuelo alguno.

El doctor Michael Wasserman, un pediatra que trabaja en la Fundación Clínica Ochsner, dijo que los resultados "son dignos de atención".

Los médicos "necesitan ser flexibles", dijo Wasserman. "Siempre y cuando exista la posibilidad de lastimar al paciente y distraernos de hacer nuestra tarea de manera apropiada, por cierto que estamos dispuestos a probar" la nueva técnica, añadió.

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