26 junio 2003
Naciones Unidas, (EFE).- Las medidas de sanción impuestas por las Naciones Unidas (ONU) contra los talibanes y Al-Qaeda no han logrado frenar a esta organización terrorista, que continúa activa, con acceso a financiación y a armamento, y con capacidad para realizar atentados.
Así consta en el último informe elaborado por el Comité del Consejo de Seguridad de la ONU que se ocupa de las sanciones impuestas a los talibanes, a Al-Qaeda y a Osama Bin Laden, que preside el embajador de Chile ante la ONU, Heraldo Muñoz. "Al Qaeda sigue operando y habrá nuevos atentados terroristas", auguró el embajador.
Muñoz desveló que la organización ha mutado su configuración en los últimos meses, al dotarse de una mayor carga ideológica, de "células" armadas independientes del mando central, y de una nueva generación de reclutados.
Esta tercera generación de terroristas son jóvenes musulmanes reclutados en diversos países, formados en el seno del extremismo islámico, y dispuestos a morir como "bombas suicidas". Además, los objetivos de los ataques ya no son sólo los ciudadanos americanos y de los países aliados, sino también los propios musulmanes.
El informe distribuido hoy, que tiene carácter provisional hasta que lo revise el Consejo de Seguridad, revela que las tres medidas impuestas por la ONU -el embargo de armas, la congelación de fondos, y los controles de movimientos- no han sido tan efectivas como se esperaba.
De hecho, según consta en el texto, Al-Qaeda sigue suponiendo "una amenaza a la paz y a la seguridad internacional", como muestran los atentados ocurridos en Arabia Saudí, Chechenia, Marruecos, y Afganistán.
El Comité del Consejo de Seguridad tiene indicios de que Al-Qaeda "ha reconstituido sus niveles de apoyo" y mantiene un importante soporte financiero de diversas organizaciones simpatizantes, además de los ingresos que le reporta el tráfico de drogas.
Otra de las medidas era la congelación de los activos financieros, aspecto en el que es necesario hacer un esfuerzo mayor porque, como dice el informe, hasta ahora "no se ha encontrado ningún fondo en los países donde se sabe que operan las entidades asociadas a Al-Qaeda".
Tampoco ha sido muy efectivo el control de movimiento impuesto por la ONU, según el cual ningún país puede acoger reuniones, dar cobijo o dejar pasar por sus fronteras a los presuntos miembros de los talibanes y de Al-Qaeda incluidos en la lista elaborada por este comité. Tras tres años de vigencia de esta medida, "al Comité no se le ha informado de ningún caso en que un país haya parado o detenido a ningún miembro" de la red.
Para el embajador de Chile, esta situación es una paradoja, porque "buena parte de los éxitos que hemos tenido explican nuestros fracasos". Según explicó, en la medida en que el Comité ha bloqueado las fuentes de financiación de los grandes donantes, Al-Qaeda y los talibanes han tenido que buscar otros "métodos informales" para recabar los fondos.
Igualmente, el éxito en el embargo de armamento les ha obligado a "construir sus armas propias o recurrir al mercado negro", mientras que el control de fronteras hace que estén viajando con pasaportes falsos o utilizando pasos fronterizos.
Una de las tareas más importantes del comité es la elaboración, con la ayuda de los países miembros, de un listado de personas vinculadas a los talibanes y Al-Qaeda a los que poder imponer las sanciones.
De los 191 países miembros de la ONU, sólo 51 han aportado información, lo que ha permitido al Comité identificar a 152 individuos pertenecientes a los talibanes, y 102 personas y 98 entidades vinculadas a Al-Qaeda.
Uno de los últimos nombres incorporados a esta lista, a petición de Rusia, es el del antiguo presidente de Cechenia, Zelimkhan Yandarbiyev, que se convierte de esta manera en el primer separatista de Chechenia sospechoso de estar vinculado con la red que dirige el saudí Osama bin Laden.