TORREÓN, COAH.- Al ver la inminente ruptura con su esposa por las constantes discusiones que tenía con ella, Jorge Israel Esquivel López sintió que se le acababa el mundo y lejos de tratar de enfrentar la situación, decidió escapar por la puerta falsa ahorcándose, pero antes se dio valor consumiendo cerveza y mariguana.
De apenas 22 años de edad, con toda una vida por vivir, Jorge Israel ya no quiso saber nada de problemas y tras discutir con su cónyuge, de nombre Rosa Elizabeth Gómez Mares, de 20 años, quiso escarmentarla y optó por salir por la puerta falsa.
Fue la noche del sábado cuando el joven suicida tuvo un fuerte pleito verbal con su pareja, quien desde hacía tiempo vive con sus padres debido a numerosos conflictos conyugales que tenían por la afición que él tenía al alcohol y otras sustancias adictivas.
Cuando no pudo convencerla que se regresara nuevamente a vivir con él, aunque le prometió que dejaría las adicciones, Jorge Israel la amenazó diciéndole “me la vas a pagar”.
Sumergido en una profunda depresión, se dedicó a beber cerveza y a fumar varios cigarrillos de mariguana y fue durante la madrugada del domingo siete de septiembre, cuando tomó la fatal determinación.
Aprovechando que sus familiares dormían, Jorge Israel tomó la barra de unas pesas que estaban en la casa y la colocó entre la barda y el tejabán del patio posterior.
Enseguida consiguió un mecate, atando uno de los extremos a la barra y el otro alrededor de su cuello.
Por unos segundos pasaron por su mente todos los hechos significativos de su vida como fueron cuando conoció a Rosa Elizabeth, su matrimonio con ella, luego, el nacimiento de su pequeño hijo que ahora tiene dos años.
Pero la decisión estaba tomada. No había marcha atrás. Ella prefirió a sus padres que a él y tendría que escarmentar.
Sin titubear, se dejó caer para que el peso de su cuerpo hiciera presión sobre el mecate alrededor de su cuello y poco a poco fue perdiendo la respiración, escapándose la vida.
A las seis de la mañana, cando se disponía a iniciar sus actividades cotidianas, Josefina López de Esquivel, de 41 años de edad, descubrió el cuerpo de su hijo, que ya comenzaba a mostrar los efectos del rigor mortis.
Su reacción fue inmediata. Trató de salvar lo insalvable. Fue demasiado tarde, su hijo ya había fallecido.
María del Socorro Ramírez García, secretaria abogada del Ministerio Público de Delitos contra la Vida y la Salud Personal, se constituyó en el domicilio de calle Ixcamiolpa No. 480 de la colonia Valle Oriente, para dar fe del cadáver de quien no pudo enfrentar la realidad y por ello prefirió salir de ella.