Agencias
SAN DIEGO, EU.- Un nuevo incendio inició ayer en la frontera de California con México por uno de los corredores por los que pasan a Estados Unidos indocumentados, de acuerdo con el Departamento de Bomberos de San Diego.
El fuego que consumía unas diez hectáreas se ubica en las inmediaciones de Boulevard, aproximadamente tres kilómetros al norte de la frontera mexicana y unos 60 kilómetros al este de San Diego.
Este es el quinto incendio en el condado sandieguino en los últimos cuatro días y el onceavo en el sur de California, área declarada en desastre por las más de dos mil casas destruidas, unos 50 mil evacuados y al menos dos mil 800 hectáreas consumidas.
El cónsul alterno de México en San Diego, Javier Díaz de León, pidió que si los migrantes “planean venir a California y cruzar por esta zona, mejor que se abstengan. La situación está muy difícil y cambiante; es extremadamente peligroso”.
La dirección de Protección Civil del vecino estado mexicano de Baja California informó la víspera que instalaría puestos de observadores de incendios en su territorio en un área cercana a Boulevard, la zona de El Hongo, en el municipio de Tecate.
Un vocero de la Patrulla Fronteriza, Raúl Villareal, dijo que su corporación lanzó una operación terrestre y aérea para impedir el paso de migrantes que pudieran intentar cruzar la frontera por áreas donde se registraron incendios en los últimos días.
Villareal dijo que su corporación destacó 150 patrulleros y tiene programados sobrevuelos de búsqueda y reconocimiento con un helicóptero a lo largo de un tramo de frontera de unos 100 kilómetros entre San Diego y un área montañosa al este del condado.
Boulevard es una zona poco habitada asentada en el recodo más cercano a la frontera mexicana de la carretera interestatal ocho, que une a San Diego con el vecino estado de Arizona.
El Departamento de Bomberos de San Diego descartó que el incendio en Boulevard se relacione con los cuatro anteriores formados en este condado.
Propagaciones
Los vientos calientes que energizaron los más destructivos incendios en la historia de California cedieron y dieron lugar ayer a un clima más fresco y húmedo, pero eso no ayudó mucho a los bomberos que intentan salvar cientos de viviendas.
Los vientos del Pacífico ingresaron al continente y la densa niebla de la mañana se mezcló con el intenso humo en San Diego, pero un inesperado cambio en la dirección del aire probablemente empujará al fuego hacia nueva direcciones, pronosticaron los meteorólogos.
Los expertos prevén ráfagas de hasta 56 kilómetros por hora en el condado de San Diego, donde los bomberos recibieron advertencias de tener cuidado en sus intentos por frenar el fuego en Julián, un pequeño poblado de tres 500 personas en las montañas Cuyamaca conocido por sus cultivos de manzana.
“Hay tantos peligros allí que no podemos identificarlos a todos”, le manifestó a los rescatistas John Simons, funcionario de seguridad estatal.
Las llamaradas han consumido más de 246 mil 054 hectáreas -equivalentes al territorio de Rhode Island-. Dos de las áreas más afectadas ayer eran las montañas de San Bernardino, al este de Los Ángeles, y los picos del este del condado de San Diego.
Al menos 16 personas han muerto desde el 21 de octubre, y más de mil 600 viviendas han sido destruidas por los efectos de los feroces incendios que las autoridades calculan han costado dos mil millones de dólares al estado.
El jefe de médicos de San Diego, Glenn Wagner, dijo que el número de víctimas podría aumentar a medida que las cuadrillas de emergencia lleguen a las viviendas destruidas.
“Estoy seguro que encontraremos a personas que simplemente no tuvieron la oportunidad de salir de sus casas”, expresó Wagner.
Las montañas del sur de California continuaban ardiendo y decenas de miles de personas abandonaron sus poblaciones para refugiarse en otras áreas, provocando severas congestiones vehiculares en medio del humo.
Controlar las llamaradas de Julian era la prioridad ayer, indicaron las autoridades. “Se han comprometido a salvarla”, dijo el portavoz policial Chris Saunders refiriéndose a la población.