De dos mil albañiles en activo, sólo están laborando cien
La escasa obra pública y privada, la mano de obra mal pagada y la necesidad económica que se genera en las comunidades rurales, han provocado dos fenómenos preocupantes: el desempleo y la emigración, coincidieron en señalar Margarito Herrera Berumen, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Construcción y Carlos Ruiz Piña, ex presidente del Colegio de Valuadores de Durango.
Margarito Herrera Berumen, secretario general de este gremio, informó que de un poco más de 2 mil albañiles que se encuentran en esta organización, está trabajando apenas un 5 por ciento (100), estimó. Las causales fueron diversas: los salarios mal pagados, la falta de demanda en la construcción y la escasa liquidez de los constructores para mantener los contratos, por lo que los trabajadores buscan una mejor suerte en otras ciudades de la República, donde los salarios se mejoran notablemente.
Por su parte, Carlos Ruiz Piña, ex presidente del Colegio de Arquitectos y ex presidente del hoy Colegio de Valuadores en Durango, indicó que, como constructor, se ha percatado de que no hay día en que acudan trabajadores de la construcción a su negocio a pedir empleo.
La contracción en la industria de la construcción ha provocado que el desempleo se acentúe para los albañiles, que deben sustentar económicamente a sus familias compuestas por más de 4 integrantes cada uno, pero, además, consideró como grave que la principal mano de obra que se capacita en Durango procede de gente del campo, que posteriormente crece en capacitación y finalmente emigra a otros lugares del país en busca de una mejor economía.
Dijo que este problema se ha agudizado a causa de la escasa obra pública y de vivienda que se ha generado en este año y ante la escasa propuesta de construcción que generan los gobiernos de los distintos niveles, que colocan a Durango en una preocupante deseconomía.
Consideró que el problema ha resultado un círculo vicioso, pues la industria de la construcción no paga buenos salarios o se paga de acuerdo con los conocimientos que tiene el trabajador de la construcción, que la economía no es favorable y que las instituciones civiles como los colegios de arquitectos y de ingenieros no tienen programas sólidos que permitan la capacitación de sus trabajadores, para que éstos sean reconocidos o certificados en las obras de construcción que pueden realizarse a través de los gobiernos o de particulares.