Por María Cecilia Aguilar
El Siglo de Torreón
MATAMOROS, COAH.- Sanjuana Adame Sánchez participa en rifas, tómbolas y venta de tamales en apoyo al comité de madres de familia del Jardín de Niños Narciso Bassols, con el fin de recaudar fondos para rehabilitar el plantel porque nula es la respuesta de la Alcaldía ante las necesidades que presenta la comunidad escolar infantil del ejido San Miguel. “La directora ha hablado con el Presidente Municipal para solicitar que construya una aula, pues algunos niños toman clases en aquel cuartito”, dice al tiempo que indica el lugar.
Es en un cuarto de menos de cuatro por cuatro donde un grupo de infantes diariamente aprenden. A la directora le cuesta 100 pesos mensuales rentar el lugar, el cual es pura obra negra, solamente una ventana permite la circulación del aire, “el maestro tiene que abrir de par en par la puerta, si no, créame que los niños se asfixian”.
San Miguel es un ejido de Matamoros que se localiza a un costado de la carretera Torreón-Matamoros. Un poblado conformado por más de 500 familias. Cuenta con una secundaria, un escuela primaria, un jardín de niños, una plaza y una iglesia en honor a San Miguel Arcángel.
Al decir de Sotero García Herrera, está formado por más mujeres que hombres, “ya que los ‘pelados’ tuvieron que irse allá con los gringos a trabajar, pos´aquí nomás nada”.
La calle principal –así la llaman sus habitantes- es la única que hace aproximadamente tres años fue pavimentada por la administración municipal en turno. El asfalto de este camino se ve tapizado por tierra que las ruedas de los vehículos a su paso arrastran -ya que el resto de sus arterias no cuenta con la pavimentación-. La basura se acumula a lo largo y ancho de esta vía, “eso es otro problema aquí, casi no vienen a recogerla”, expone, García Herrera.
Sus casas lucen adornadas por flores multicolor y por una diversidad de plantas: la sábila es la más común y es ubicada a la entrada de las casas, “es para espantar la mala vibra, ya que en esta planta caen las envidias y los malos deseos que la gente le tenga”, dice al oído María Isabel Pérez Martínez, oriunda de Puebla, Puebla, quien cambió de residencia “por seguir a mi esposo”.
Esta mujer caminaba por la plaza “voy rumbo a la tortillería antes de que sean las 12:00 del día, que es cuando todos empiezan a llegar”. En medio de la algarabía que hacían las personas que compraban en el tianguis dominical, que semana a semana se establece en la plaza principal, María Isabel expresa su preocupación por las pandillas que los fines de semana acuden al lugar, “muchos no son de aquí, pero vienen, más cuando saben que hay bailes”.
Dice que si bien las patrullas dan sus rondines al ejido, es insuficiente porque no llegan en las noches, que es cuando se agrava el asunto, “sí deberíamos contar con una patrulla policíaca, pero por ahí dicen que el Presidente no quiere”.
A todo lo largo y ancho del ejido, una tierra suelta se pega a la ropa, zapatos y cabello de quien camina por sus calles irregulares, “ande, hay muchos pozos, aquí no duran las chanclas”, afirma María Isabel.
El drenaje urge...
Pese a que el Ayuntamiento de Matamoros introdujo el drenaje a un 70 por ciento, la población espera que la obra sea concluida en su totalidad, ya que el uso de fosas les ocasiona muchos problemas, “cuando se llena y no viene rápidamente la gente que hace el desagüe, nuestras calles se ven anegadas por esta agua mal oliente e insalubre”, dice una señora regordeta quien solicitó el anonimato.
En el recorrido por el poblado, lo anterior fue comprobado, precisamente en una casa ubicada a un lado del cuartito donde el grupo de infantes de preescolar, toma sus clases, “esto es evidentemente un cuadro de infección, pobres chamaquitos”, añade.
Israel Parra, nombrado por el presidente del Comisariado Ejidal, juez del poblado, afirma que el alcalde, Felipe Medina Cervantes, ha proporcionado mucho apoyo a la comunidad de San Miguel, “fue él quien introdujo la tubería para el drenaje, sólo que se pararon los trabajos debido a un conflicto que tuvo con unos líderes a principios de año, pero él está en la mejor disposición de introducirlo al cien por ciento”.
De ser así, dice por su parte Sergio Parra Alvarado, tesorero del Comisariado Ejidal, “seguiremos con el proyecto de pavimentación y cordonería, que es tan necesario en el poblado, pues mire”, expresa al tiempo que con su mano recorre las áreas que a la vista aparecen tapizadas por tierra, hoyos y piedras y luego añade, “cuando llueve, aquí parece un pantano de lodo, no se puede caminar y ni transitar”.
Pandilleros los visitan...
Contrario a lo que los lugareños dicen, los representantes del Comisariado Ejidal, comentan que el problema de pandillas, drogadicción y alcoholismo no es grave, “imposible tapar el sol con un dedo, pero aunque existe el problema, no estamos como otras comunidades, donde matan y entierran”, apunta Israel.
Sobre la venta de cerveza, expusieron que la distribuye el comité de gestión social del ejido, “está formado por puros deportistas de esta localidad y las ganancias que sacan, las canalizan a realizar tanto obras para la comunidad como apoyo al deporte, ya que aquí hay muchos chavalitos integrados a equipos de futbol”.
Al decir de Israel Lara, de esta manera existe un control en el negocio de cerveza, evitando favorecer al clandestinaje. Pero contrario a estos comentarios, los lugareños entrevistados, como Sotero García Herrera -quien dice tener más de 63 años viviendo en el ejido-, “es mucha la venta de este producto, el manejo que se le da al negocio, sólo ellos lo saben”. Luego de este comentario, afirma que sobre todos los fines de semana, “una bola de vagos vienen para acá a hacer de las suyas”. Así pues San Miguel permanace en el olvido de las autoridades.
Insuficiente espacio
La población preescolar del Jardín de Niños, Narciso Bassols, asciende a más de 100 infantes, por eso se torna insuficiente el espacio del plantel, “no hay lugar para tanto niño, por eso la idea de ubicar una parte en ese cuartito”, justifica Juana Adame Sánchez, quien dice que la directora del plantel continuamente acude a la presidencia municipal para solicitar al Alcalde su apoyo, “pero él no nos ayuda, a ésos sí, cuando andaba pidiendo su voto, hasta acá venía... y ahora que lo necesitamos, ni sus luces”.
Sanjuana dice ir constantemente a la iglesia de San Miguel Arcángel a pedir la solución a este problema, “pues mi hija de cinco años acude al jardín de niños y deseo lo mejor para ella, como todas las otras madres de familia, pero si no es nuestro presidente quien nos dé la mano, seguro nuestro angelito protector nos hará un milagro... para que vendamos más –tamales y números de rifas- para construir otra aula”.