EL PAÍS
MADRID, ESPAÑA.- Entre el 20 de marzo y el 11 de abril, desde el comienzo de la invasión a Iraq hasta dos días después de la caída de Bagdad, 19 oficiales, expresamente autorizados, comparecieron ante los medios de comunicación para asesorar técnicamente sobre el desarrollo del conflicto.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa intentó utilizarlos para defender la política del Gobierno sobre Iraq, rechazada por el 90 por ciento de la población.
Para ello, les entregó un manual, con 62 preguntas y sus respectivas respuestas, al que debían ceñirse en sus declaraciones públicas, más de 150, especialmente en cadenas de radio y televisión.
El inicio de las hostilidades, el pasado 19 de marzo, provocó un amplio interés en los medios de comunicación por contar con el asesoramiento de militares españoles. Ya en anteriores conflictos fue habitual la presencia de oficiales en activo en televisiones y radios para ilustrar a la opinión pública sobre los tipos de armamento empleados o el desarrollo de la campaña desde el punto de vista militar.
En teoría, debían eludir las cuestiones políticas y centrarse en aspectos estrictamente técnicos, que conocen por su experiencia profesional.
En este caso, los seleccionados fueron 19 militares -cinco generales y 14 oficiales superiores de los tres ejércitos, expertos en distintas especialidades- que realizaron más de 150 intervenciones en televisión, radio, prensa e incluso Internet.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa intentó aprovechar el interés de los medios de comunicación por la opinión de estos expertos para convertirlos en portavoces de la posición del Gobierno, a pesar de que ello podría perjudicar la propia imagen de las Fuerzas Armadas, al asociarlas con una política impopular.
Con este objetivo, Defensa elaboró un manual, de 62 preguntas con sus respectivas respuestas, al que debían ceñirse los expertos en sus declaraciones. El manual incluía los puntos más polémicos que, a juicio de sus redactores, podían suscitarse en las entrevistas. Las respuestas eran siempre favorables a la posición del Gobierno del Partido Popular.
Vinculación con el terrorismo
Por ejemplo, el manual daba por hecho que Iraq disponía de armas de destrucción masiva e incluso consideraba probable su utilización durante el conflicto.
También defendía la vinculación del régimen de Sadam con el terrorismo, uno de los argumentos centrales del discurso de Aznar.
“Está demostrada la vinculación del régimen iraquí con el terrorismo. Se trata de evitar que las ADM [Armas de Destrucción Masiva] caigan en manos de terroristas”, decía el manual, excluyendo así la posibilidad de que los oficiales pudiesen discrepar de la postura oficial en un asunto tan controvertido.
El manual también decía que el objetivo de la invasión era obligar al régimen iraquí a “eliminar las armas de destrucción masiva y su capacidad para producirlas”.
“Para alcanzar este objetivo, se hace necesario el empleo de la fuerza militar”, agregaba el texto, excluyendo la posibilidad de que el desarme pudiese obtenerse por métodos pacíficos.