Agencias
MÉXICO, DF.- Alejandra Guzmán por fin habló sobre su relación y futuro matrimonio con Gerardo Gómez de la Borbolla. A través de una entrevista con una televisora mexciana, la rockera dijo estar muy enamorada y con planes de casarse, pero que esperará a que las cuentas de su prometido con la justicia queden saldadas. "Tengo que ser prevenida, esa es su deuda y hasta que no se resuelva no me caso", aseguró la cantante en cadena nacional.
Juntos ante las cámaras de televisión, la pareja aceptó que los problemas legales de Gerardo causaron problemas y que incluso se separaron por 15 días, pero que en ese tiempo se dieron cuenta que entre ellos hay algo y hoy están dispuestos a luchar por ese amor y por los hijos que esperan.
En entrevista la Guzmán habló de sus sentimientos. "Todos tenemos un error, pero nos queremos, y decidimos tener un hijo y nos queremos casar; los problemas se arreglarán. No se me hace justo que lo sienten en una silla y lo juzguen, ni yo ni nadie", dijo la controvertida intérprete.
Sin pelos en la lengua, como suele hacerlo, Alejandra respaldó tajantemente a Gerardo. "Lo amo, lo quiero, me gusta que enfrente, que tenga un par de h... y que se los enseñe a quien tenga que enseñárselos; por eso estamos dando esta entrevista...
No me importa su pasado porque yo también tengo mi pasado y si estamos juntos es para mejorar", expresó la hija de Silvia Pinal.
El galán no se quiso quedar atrás en las muestras de amor y cuando le preguntaron si se consideraba el hombre que Alejandra necesitaba, esté respondió que sí y cuando le lanzaron un "¿por qué", simplemente comentó "por mis h...".
Sin poder contener el llanto la rockera aceptó qué, "me afecta porque estoy embarazada y esto me pone los nervios de punta, necesito paz, tranquilidad y el niño también... Sé que es una persona buena y no voy a dar un paso atrás".
Antes de que terminara la transmisión de la entrevista se dijo que Televisa le había ofrecido a Alejandra Guzmán 35 mil dólares por transmitir su boda, oferta que la cantante se ofendió por lo ridículo de la cantidad.