SUN-AEE
MÉXICO, DF.- Quince días han transcurrido desde que terminó de filmar Zapata y sin embargo pareciera que Alejandro Fernández se niega a desprenderse del espíritu de El Caudillo del Sur.
No sólo demostró que lo lleva tatuado en la piel, también mezclado en la sangre, fundido en el alma y plasmado en lo más recóndito de sus canciones.
Y es que más allá del tupido bigote, que no abandona el rostro de "El Potrillo", la noche del viernes el escenario del Auditorio Nacional se convirtió en una modesta réplica de la mismísima hacienda en Villa de Ayala, Morelos, en donde Alejandro trabajó interpretando al revolucionario mexicano.
Pero la mayor sorpresa de la noche se vivió en la parte final del concierto, cuando se percató de que entre el público se encontraba la cantante Ana Gabriel. Al instante, la invitó a subir al escenario y echarse un "palomazo". Con la aprobación de las diez mil almas reunidas en el recinto, la cantante se convirtió en la envidia de las mujeres.
No fue el hecho de que interpretaran a dúo El Sauce y la Palma y Fallaste Corazón, sino los sendos besos en la boca que Fernández le propinó una y otra vez, ante la mirada atónita de Ana, lo cuál enardeció más a la audiencia femenina.
Enfundado en un ajustado traje negro de charro, confeccionado en piel, el cantante llegó con el firme propósito de darle a sus seguidores, en su mayoría mujeres de todas las edades y estratos sociales, un poquito de su corazón.
Más que espectadores, todos fueron cómplices de Alejandro.
Desde los que tuvieron para pagar un boleto en las zonas más cercanas a él, hasta los que alcanzaron lugares de reventa en la última fila. Todas sin excepción, jovencitas, maduras o señoras de la tercera edad, le brindaron aplausos, piropos, gritos y uno que otro regalito "íntimo".
Acompañado por 30 músicos, divididos entre su orquesta y un espectacular mariachi, Fernández lo mismo viajó con sus canciones a tierras lejanas como Granada (mostrando una espectacular voz) a otras cercanas como Guadalajara y pidió por un México Lindo y Querido al grito de ¡Viva México! Viva Zapata!
Atrevido y coqueto, el artista jalisciense dedicó también canciones de esas que son "para ellas" o "contra ellas". De esta forma las románticas Niña Amada Mía, Nube Viajera y Si tú Supieras se combinaron con las que son de puro despecho como Sin Tantita Pena, Pájaro Perdido, Qué Poca y Que Seas Muy Feliz.
La parte más emotiva de la velada llegó cuando interpretó Cuando yo Quería ser Grande, que dedicó a su padre, Vicente Fernández. Con imágenes de su infancia al lado de El Charro de Huentitán, Alejandro mostró al público su lado más humano al estallar en llanto, ante una gran ovación que el respetable le brindó de pie.
Sin embargo, la fiesta tenía que continuar. Al calor de los tequilas que el cantante se tomaba en honor a la audiencia siguió el agasajo ranchero con Ay Jalisco, no te Rajes, Si nos Dejan y Como Quien Pierde una Estrella, la cual fue el clímax de la velada. A partir de este instante nadie volvió a ocupar sus asientos.
Luego de tres horas de concierto y visiblemente exhausto, era tiempo de cerrar con broche de oro. De esta forma "El Potrillo" entregó La Revancha y A Pesar de Todo, con la que demostró a sus seguidores que hasta un Caudillo del Nuevo Milenio puede echarse uno que otro zapateado, sin perder el toque charro y bravío que el mismísimo Emiliano Zapata le heredó durante el rodaje de la película dirigida por Alfonso Arau.
Se le acabó el cartucho
¿Quién dijo que los sueños no se hacen realidad? Después de muchos años de intentar resucitar a Zapata en una cinta mexicana y de la mano de Alejandro Fernández, el sueño más ambicioso de Arau se convierte en realidad. Terminan las grabaciones de Zapata y todos los actores tienen infinidad de anécdotas que contar.
-Esta será la primera vez que el Potrillo aparezca en la pantalla grande, y muchas son las dudas que se tienen alrededor de su actuación.
-Él siente no haber decepcionado a nadie y está orgulloso de su trabajo. Aunque no ha visto ninguna de sus escenas está completamente satisfecho y sorprendido asegurando que ha rebasado sus expectativas gracias al apoyo incondicional que recibió de todo el elenco y del director Alfonso Arau.
-Su padre, Vicente Fernández, tendrá que esperar a que la película se estrene el próximo año, y es que Alejandro no quiso invitarlo a las grabaciones porque la presencia de su padre lo ponía muy nervioso.
-Aún cuando han estado juntos en muchos proyectos, Alejandro afirma que su padre es muy crítico.
-Al terminar el rodaje todos regresaron a su vida y actividades normales, sin embargo y tristemente habrá un integrante del equipo que no podrá regresar a casa. "El Niño", uno de los tres caballos que Vicente Fernández regaló a la producción, tendrá que quedarse a hacerle compañía a Zapata pues murió aparentemente de un cólico.
-Miembros de la producción aseguran que este fuerte animal murió, posiblemente, por haber comido una "mala hierba".
FUENTE: Agencias