México, DF.- Tal como se suponía, debido a lo poco ascendente de su persona entre el público televidente, Alejandro Solís se convirtió anoche en el tercer expulsado de la Casa Big Brother luego de 50 días de prueba.
Después de perder en las votaciones -por un margen de 57.58 por ciento contra 42.42- contra la conocida ‘Obrera’ Wendy, Alejandro (42 años, divorciado y con dos hijas; residente en Mérida, Yucatán) se marchó de El Complot vestido con un traje oscuro y camisa blanca, en forma rápida y sin dirigir frases largas ni emotivas a sus compañeros.
A pesar de haber contado en los últimos días de su estancia con la reciente incorporación de Ana, quien no tardó en congeniar con el inquilino de mayor edad, Alejandro se une desde ahora a los otros ex participantes de Big Brother 2: Carolina, Óscar y Sabina –esta última, por abandono tácito-.
Nominado en la primera ocasión, Alejandro consiguió evitar su salida aquella vez en detrimento de la joven Carolina Rincón, pero desde entonces dejó patente una sensación de malestar, rabia, confusión e impotencia contra buena parte del grupo de habitantes, tanto en declaraciones como actitudes.
Se siente orgulloso por todo
Entrevistado por Adela Micha recién salido de la Casa, Alejandro, tenaz, temperamental y un tanto introvertido, reconoció haber pasado por momentos difíciles a lo largo de su vida y, por ende, durante su estancia en este Complot, sobre todo en un juego en el cual casi todos sus compañeros lo nominaron.
No obstante, al abandonar la Casa varios incondicionales de Alejandro lo abrazaron y felicitaron por su forma de ser, encantados de poder saludarlo de cerca.
Cena de despedida
Una noche antes de la expulsión Alejandro y Wendy recibieron la invitación por parte de Big Brother, para cenar. Ese privilegio se los dio el estar nominados, al igual que un elegante vestuario y diez minutos de agua caliente.
Los dos habitantes, quienes bailaron a ritmo de Francisco Céspedes, disfrutaron una buena cena, un brindis y una tranquila plática. Mientras Wendy degustaba un buen vino blanco, adecuado para los mariscos, Alejandro eligió el vino tinto que lo inspiró hasta para saludar a Adal Ramones a través de las cámaras.
También hablaron sobre las nominaciones y de la dinámica que se desarrolla en torno a éstas. Ambos daban sus puntos de vista mientras degustaban camarones ostiones y pulpos.
Wendy sacó mucho de sí. Recurrió a sus buenos momentos dentro de la casa. Confesó que después de la nominación quiso darle un abrazo a Alex (por quien se siente atraída). Pero eso pareció no hacerle mella al yucateco quien volvió a hablar de la diferencia de edad.
Como regalo, Wendy recibió un pareo, y Alejandro obtuvo un portarretrato. Finalmente, los mutuos halagos cerraron la amistosa cena.