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Alemania eliminará energía nuclear

EL PAÍS

BERLÍN, ALEMANIA.- Ayer el Gobierno rojiverde en Berlín, celebró la desactivación del reactor de Stade, en el norte del país. La finalización de la energía nuclear es uno de los programas bandera de la coalición entre socialdemócratas y ecologistas y fue sellada en 2001, tras largas y complejas negociaciones con la industria energética. La oposición democristiana (CDU/CSU) ha anunciado que echará atrás el proyecto si vuelve al poder.

La central de Stade desconectada ayer había comenzado a operar en 1972 y producía relativamente poca energía: 630 megavatios. Su propietario, la multinacional E.on, sostuvo que de todas maneras hubiese desactivado un reactor que “ya no resultaba rentable”.

“La desconexión es una consecuencia de la liberalización del mercado energético”, explicó el presidente del consejo de vigilancia de E.on, Walter Hohlefelder, en alusión a la sobreoferta de energía en el mercado europeo. La connotación simbólica del cierre, sin embargo, es evidente y así fue destacada ayer por los medios de comunicación alemanes. Otra central nuclear, la de Obrigheim, en el suroeste del país, deberá desconectarse a más tardar en 2005. Y así, sucesivamente: el acuerdo impuesto a la industria en junio de 2001 concedió a cada una de las 19 centrales nucleares un ciclo productivo medio de 32 años y fijó un monto máximo de la energía nuclear que aún se podrá generar en el país. Dentro de este marco, las energéticas pueden decidir por su propia cuenta cuándo procederán a la desactivación de cada uno de los reactores. Al menos sobre el papel, todo ello debería conducir a que “en torno a 2020 ya no habrá centrales nucleares en Alemania”, según reiteró ayer Jürgen Trittin, ministro del Medio Ambiente. Trittin pertenece a Los Verdes, el partido ecopacifista que nació de las protestas en contra de la energía nuclear y de la carrera armamentista en los años setenta y ochenta. También por ello, el ministro festejó ayer con una recepción en el museo de arte contemporáneo de la capital alemana, el Hamburger Bahnhof. En varios periódicos había sido publicado un llamativo anuncio en el que, junto a la imagen de una tumbona con la central de Stade de fondo, se indagaba: “¿Qué hará hoy Jürgen Trittin? ¡Desconectar!”.

Pero no todos comparten su entusiasmo, como mostró una manifestación de activistas contra la energía nuclear delante del mismo Hamburger Bahnhof. Organizaciones como Greenpeace critican que la desconexión es muy lenta y concede demasiado margen de maniobra a la industria. Además, según estos ecologistas, el plan de Trittin se vendría abajo con un cambio de Gobierno. La CDU/CSU, de hecho, ha anunciado en repetidas ocasiones que pararía la desconexión.

Trittin, sin embargo, confía en la lógica empresarial esgrimida por la misma E.on: “Hoy día resulta más económico generar un kilovatio hora de energía con un molino de viento que con una nueva central nuclear”, afirmó en una entrevista concedida al Süddeutsche Zeitung.

En la actualidad, el 31 por ciento de la energía consumida en Alemania es de origen nuclear. El desmonte de las centrales tomará años. Donde hasta ayer operó el reactor de Stade, por ejemplo, tan sólo en 2015 volverá a crecer el pasto. El costo de esta reconversión se estima en 500 millones de euros.

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