Durango

Alimentación, educación, vivienda y esparcimiento significan el 56% de ingresos

En términos globales, las familias mexicanas de las zonas rurales y urbanas dedican el 56 por ciento de su gasto corriente total a satisfacer las necesidades de alimentación, vivienda, educación y esparcimiento de sus integrantes, concluye el estudio Gasto de los hogares y pobreza en México, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Social con base en los resultados de la última Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares del INEGI.

De acuerdo con este estudio, los hogares mexicanos destinan casi la tercera parte de su gasto (27.5 por ciento) a las necesidades de alimentación de sus miembros; 15 por ciento, al alquiler de la vivienda, y 14 por ciento a la educación y esparcimiento.

En términos comparativos, abunda el texto académico, sí existen diferencias en las proporciones de gasto entre los hogares rurales y urbanos, ya que los primeros destinan casi la tercera parte de su gasto corriente a los alimentos, frente a poco más de la cuarta parte, dedicada a este rubro por los hogares de la ciudad.

En contrapartida, se asegura, las familias urbanas destinan una mayor cantidad de recursos al alquiler de vivienda y a las comunicaciones, mientras que las de las zonas rurales se invierten más en educación, transportación y esparcimiento.

Los hogares en condición de pobreza alimentaria dedican casi la mitad de sus recursos (46.5 por ciento) a la comida, y el resto lo invierten en educación y esparcimiento (8.2), vivienda (6.1), salud (5.2), vestido y calzado (5), artículos de limpieza (4.8), transporte público (4.6) y cuidado personal (4.1).

Mientras que los hogares en pobreza de patrimonio -aquellos que disponen de los recursos suficientes para satisfacer el costo de la canasta básica, pero no el resto de los bienes y servicios esenciales—, más del 40 por ciento del gasto total lo orientan a la compra de alimentos y bebidas, y el resto a los otros rubros.

A partir de este análisis se concluye que las diferencias más significativas en la distribución del gasto de los hogares pobres por alimentación y por patrimonio, se dan en alimentación y transporte.

En el primer caso, los hogares pobres por patrimonio dedican casi de 5 por ciento menos que los pobres por alimentación; mientras que en el segundo los hogares pobres por patrimonio destinan 1.5 por ciento más que el otro grupo a los traslados fuera de su localidad de residencia y a los rubros relacionados con el mantenimiento de vehículos para uso particular.

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