POR CRISTAL BARRIENTOS
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Cambiaron la calle por el arte, los nintendos por una flauta o las cuerdas de una guitarra. Decenas de niños y jóvenes encontraron en el Instituto de Música Santa Cecilia la oportunidad de expresar sus emociones a través de un instrumento.
Sin embargo, los alumnos del Instituto de Música Santa Cecilia podrían volver a las calles de la colonia Las Julietas, otra vez estarían por las tardes en las esquinas de las cuadras sin nada que hacer más que dejar pasar el tiempo, la razón: por la falta de recursos económicos los profesores han contemplado la posibilidad de cerrar la escuela.
Mientras el profesor da las instrucciones, los alumnos se preparan, toman los instrumentos y comienzan a tocar el Himno a la Alegría, después Martinillo. Algunos desentonan, otros ya dominan por completo la flauta, pero todos ponen lo mejor de sí en cada melodía.
Armando Martínez Morales es profesor y director del Instituto de Música Santa Cecilia. Asegura que tanto niños como adolescentes e incluso adultos, han encontrado en la música una oportunidad de crecer, de conocer otras cosas que no sea el ocio común después de regresar del trabajo o la escuela.
El Instituto de Música Santa Cecilia comenzó a funcionar en agosto de 2002, fue construido durante la administración municipal de Salomón Juan Marcos Issa. Antes las clases de música se impartían en la parroquia que lleva el mismo nombre de la escuela.
Cuando la lista de alumnos alcanzó el número 120, Armando Martínez Morales consideró necesario elaborar un proyecto para construir un instituto de música en la colonia Las Julietas. Una vez elaborado se presentó al Ayuntamiento y meses después el Cabildo lo aprobó.
Durante los últimos meses de la administración de Salomón Juan Marcos Issa, la escuela fue inaugurada con una población estudiantil inicial de 100 alumnos, en la actualidad reciben clases más de 150 personas entre adultos, jóvenes e infantes.
Existe una lista, dice Martínez Morales, de más de 100 alumnos que esperan ingresar al Instituto, pero la falta de maestros y presupuesto han sido los principales obstáculos para aceptarlos.
Según Martínez Morales la anterior administración siempre brindó todo el apoyo al Instituto: “qué más apoyo podíamos recibir, la prueba está en la construcción de la escuela”.
Para muchas personas, agrega, puede resultar difícil aceptar la existencia de un instituto de música en una colonia considerada como una de las más problemáticas de la ciudad: “pero creo que por eso es más importante nuestro trabajo”.
A decir de Martínez Morales la función del Instituto no sólo es impartir clases de música, pues es importante ofrecer sobre todo a los niños, opciones culturales y artísticas porque les despertará una visión y otros intereses ante la vida.
Cuando las clases se impartían en la parroquia de Santa Cecilia, muchos niños de los que se dedicaban sólo a vagar en las calles o perdían el tiempo jugando a las “maquinitas” -incluso algunos ya pertenecían a las pandillas de la colonia-, ahora acuden sin falta al Instituto.
Poco a poco los maestros consiguieron despertar el interés por la música en los niños, ahora los padres de familia han notado cambios en el comportamiento de sus hijos, saben convivir en familia.
“Cuando recién iniciamos las clases consideramos un cupo para 20 niños y llegaron 60, se fue incrementando hasta llegar a 120, quienes ocupaban un sólo salón con diferentes horarios en la parroquia”.
En esa medida se presentó el proyecto al Ayuntamiento anterior, durante este trienio la meta es atender al doble de alumnos porque existe una demanda considerable.
Los gastos del Instituto hasta finales de 2002 habían sido costeados por el Ayuntamiento. A principios de enero de 2003, Armando Martínez Morales solicitó a la Dirección de Cultura Municipal un presupuesto mensual, pero sólo fue autorizado un 60 por ciento del total de lo requerido.
El Instituto también pidió la adquisición de instrumentos musicales para su equipamiento, la respuesta fue que hasta el 2004 se analizaría la petición. La escuela necesita: guitarras, pianos, acordeones, sillas, partituras, entre otros, con un presupuesto de 102 mil pesos.
Otro de los problemas es que del presupuesto autorizado por el actual Ayuntamiento, es decir, 19 mil pesos, sólo se han entregado siete mil. Los maestros no reciben sueldo por las clases que imparten, únicamente el director.
“Es necesario que primero se cubra la cantidad autorizada y luego buscaremos que nos den el 100 por ciento de lo que requerimos para dar un servicio como debe ser”.
Para evitar el cierre de la escuela en caso de que el Ayuntamiento no autorice el presupuesto requerido, Martínez Morales buscará el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult), entre otros.
A pesar de las respuestas poco favorables, Martínez Morales considera que el Ayuntamiento no está negando el apoyo. “La administración es nueva y tal vez tienen muchos trámites que realizar, la cuestión es que los maestros desde enero no han recibido ni un pago, además deben solventar otros gastos como recibos de luz, agua, aseo”.
Hasta ahora el Instituto Santa Cecilia sobrevive con la cooperación opcional de los alumnos, se les cobra una cuota mensual de 50 pesos, sin embargo un 30 por ciento no pueden pagarla y por ende están becados al 100 por ciento.
“Nosotros le solicitamos al Ayuntamiento que cuando menos no haya tanta dificultad para hacer el procedimiento de pagos, es mínima la petición porque si nos fuéramos al 100 por ciento de lo que realmente necesitamos para trabajar y dar este servicio a la comunidad, se hubiera solicitado todavía más presupuesto y más instrumentos musicales”.
Para Martínez Morales sería una lástima que el presupuesto no sea autorizado, de lo contrario tendrá que recurrir a otras instituciones culturales: “pero la negativa significaría que no están reconociendo nuestro trabajo porque incluso ningún centro cultural cuenta con el número de alumnos de Santa Cecilia y ésta con menos recursos sí los tiene”.