Torreón, Coah.- Se sienten incómodos con las preguntas. Algunos eluden hablar del tema, otros simplemente aseguran no ser los dueños. La reubicación de los vendedores ambulantes de la Clínica 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social, sigue pendiente.
Apostados en la explanada de la Clínica de Especialidades, ocho vendedores ambulantes de comida, dulces y fruta, siguen trabajando y según dicen, ya nadie los molesta ni les ha pedido buscar otro lugar donde ganarse la vida.
Ana María Ortiz, vende comida a quienes acuden al hospital, asegura que sería una injusticia que las autoridades municipales pretendieran reubicarlos, pues lleva cerca de 20 años ganándose la vida con esta actividad.
“A los de la Clínica 16 los quitaron porque su líder se peleó con el director, es que algunos se metían al hospital a vender, eso sí está mal, nosotros nunca hacemos eso, por eso a nosotros no tienen por qué reubicarnos”.
Según Ana María la actual administración no les ha pedido su reubicación, hasta la fecha sólo ha sugerido reducir el espacio que ocupan en la Clínica 71 de Especialidades y mantener limpia el área de venta.
“Nosotros teníamos tres mesas pero nos dijeron que quitáramos dos, vamos a arreglar eso porque la verdad una mesa es insuficiente. Siempre tratamos de mantener limpio nuestro lugar para no tener problemas, nadie ha hablado de quitarnos de aquí”.
Marcelino García también se defiende: “ya tenemos muchos años aquí, hasta ahora nos han dado por nuestro lado porque es lo justo, no debería ser de otra manera, lo único que nos pidieron es que tratáramos hacer más chico el espacio que ocupamos”.
Uno de los principales motivos que los vendedores dan para no querer la reubicación, es la necesidad, pues aseguran que la economía familiar depende esta actividad. Sin embargo cuando El Siglo de Torreón, trató de entrevistar a algunos de ellos, alegaron ser empleados.
“No sé yo nada de eso, nada más trabajó aquí”, “tampoco sé cómo se llaman los dueños”, “tengo mucho trabajo, soy empleada”, dijeron, incluso una vendedora optó por no decir ni una palabra y retirarse del puesto para evitar las preguntas.