Está pasando el tiempo tan rápidamente que cuando menos lo pensemos, tendremos un pie en el estribo para realizar la convención de primavera del Club Sembradores de Torreón en la ciudad de Zacatecas; por eso es conveniente que desde ya te apuntes para asistir en compañía de tu esposa.
Mira, son muchos los atractivos en perspectiva: primero el compartir con nuestros amigos, en un viernes de mayo por la mañana, la emoción del viaje en autobús especial, con todo el ajetreo y las peripecias propias de un convivio de este tipo y al cabo de cuatro o cinco horas arribar a una ciudad de hermosura asombrosa, que a cada paso y en cada rincón te ofrece su galanura con sus embaldosadas callejuelas y su arquitectura colonial y si quieres emocionarte más, llégate, en el funicular o por serpenteada carretera, a la cumbre de La Bufa, en donde está ubicado el Santuario de la Virgen del Patrocinio y admirar a tus pies el esplendor de la señorial ciudad de Zacatecas. ¡Anímate, pero ya, e intégrate al grupo de cuarenta matrimonios sembradores que allá iremos!
De todo esto que te platico se habló en la sesión-comida organizada el pasado jueves por Luis Amarante Uribe, Salvador Valencia de Anda y Eduardo Arturo Villalobos Chávez, en el Hoyo 19 del Club Campestre La Rosita, con una buena asistencia de socios. Ahí se anunció también que hoy celebraremos el Día del Amor y la Amistad en el rancho El Refugio, que gentilmente nos presta para tal efecto nuestro estimado consocio Salvador Álvarez Díaz.
Por lo que platiqué con Salvador, él tiene la intención de pedir que un representante de cada mesa exprese algún pensamiento sobre el amor y la amistad y la verdad éstos son dos afectos que dan tema para muchas reflexiones. Pienso que si Dios en su infinita bondad y ternura no hubiera sembrado en el corazón humano a estos sentimientos tan nobles y puros como son el amor y la amistad, careceríamos, sin el amor, de esa fuerza avasalladora que todo lo vence y que nos impulsa hacia cumbres insospechadas y sin la amistad, no tendríamos el apoyo, el aliento que un buen amigo nos da.
Amor y amistad se llevan de la mano, son compañeras que en su esencia dan sentido a nuestras vidas. En otorgarlas se halla placer intenso. En recibirlas, felicidad.
En Jesús, el Redentor, encontramos la imagen viviente de la amistad. Por Él sabemos que el genuino movimiento de liberación es el darse, aún con el sacrificio de la propia vida.
El Evangelio de San Juan apunta el máximo valor de la amistad. Consigna que Jesús dijo a sus discípulos: Éste es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos, que el que da la vida por ellos.
En fin, hoy en nuestra comida en el rancho El Refugio, oiremos muchas otras expresiones sobre el amor y la amistad.